el siguiente paso del héroe
Héctor Mendoza
Hace poco un buen amigo y yo tuvimos una epifanía cuando hablábamos de la recién terminada serie de películas del popular boxeador Rocky Balboa. En cierto momento de la plática llegamos a la conclusión de que estaría muy bien si solo se hubieran filmando Rocky, Rocky III, tal vez Rocky IV y Rocky Balboa. Inmediatamente recapacitamos y concluimos que eran necesarias las otras partes. Rocky II es el pretexto de que gane el título, así como Rocky V se necesita para devolver a Rocky a la pobreza y continuar desde el barrio. Incluso, cuando la película anterior fue un fracaso, la que sigue, el solo verla, es un riesgo. En ese momento, la lección final de Rocky se cristalizó ante nuestros ojos.
Lo hecho por Stallone es de admirarse sobre todo por que la primera impresión ante una nueva historia de Rocky es la burla, como otro buen amigo decía “¿Vas a ver a Rucky?” Afortunadamente Stallone sentó un precedente, por un lado sigue la senda de las secuelas, una senda que en cine de acción él ayudó a construir. Pero afortunadamente no jugó a la mala. En lugar de dar un paso retro y filmar “El hijo de Rocky” o “El joven Rocky”, arriesgó justamente a ver el Viejo Rocky, en lugar de reiniciar, de convertirse en un “Rocky en plenitud” o “con juventud acumulada” siguió adelante sacó la casta, por eso ahora es con nombre y apellido.
La misma serie, la misma forma como se concibió y apareció este personaje, es donde aprendemos su esencia. No en su contenido (signos) sino en su manufactura (síntomas). Rocky es un caso que no puede extraerse de su momento histórico y su forma de aparición.
En conmemoración del 25 aniversario de Rocky, se lanzó un dvd que incluye un comentario por parte de Sylvester Stallone donde comenta que la inspiración para Rocky ocurrió al ver una pelea de box entre Muhammad Ali y Chuck Wepner, que lo llevó a lo siguiente:
“Y por un breve momento, este supuesto pugilista aturdido resultó ser magnífico por el hecho porque aguantó y derribó al campeón. Dije: “Vaya, esta es una metáfora de vida” Su vida entera se cristalizó en ese momento. A él lo recordarán por toda la eternidad, al menos, entre los admiradores del boxeo. Hizo algo extraordinario. Dije: “esa es probablemente lo que necesito como catalizador para una idea. Un hombre que se va a enfrentar a la vida, arriesgarse (to take one shot) y llegar al final. (and maybe go the distance)”[1]
Tomemos esa frase “metáfora de vida”, ¿Qué significa? Es decir, ¿cómo se puede encapsular una vida en un momento? Cambiemos la perspectiva, ¿Y si eso que llamamos vida es en si misma una metáfora? Pensemos en los epitafios o esos momentos decisivos cuando la vida cambia porque cambió la metáfora. Stallone continúa en la entrevista mostrando que la única manera de hacer Rocky lo hizo Rocky:
“Pensé: “Bien, te las has arreglado con la pobreza muy bien. Lo has vuelto una ciencia casi. No requieres de mucho para vivir.” Más o menos lo había pensado. Así que definitivamente no estaba acostumbrado a la buena vida. Y pensé: “¿Sabes? En el fondo de mi mente sé muy bien que si vendo este guión, y se que se vende muy muy bien, saltaré del edificio si no soy parte del trato. Sin duda, me pondré frente al tren. Y voy a estar muy, muy enojado.” Así, que esta era una de esas cosas donde solo tiras los dados y te la juegas sin tener nada seguro. Me decía: “debo de intentarlo, debo de intentarlo. Tal vez me equivoque y perjudique a muchas personas pero creo en esto.””[2]
Muchos pueden calificar las películas de Rocky como filmes menores, churros, películas comerciales, es decir, la antítesis de las películas de arte. “La primera fue buena pero las demás son demasiado comerciales”, sin embargo, las historias mantienen una coherencia dramática interesante, ya que en todas esta la ascensión y decadencia de un cineasta, Stallone y un tipo de cultura que representa.
Rocky de 1976, es la historia de un boxeador de cuarta que recibe la oportunidad de pelear contra el campeón de los pesos pesados. El autor parte del lema estadounidense de reconocerse como “la tierra de las oportunidades”, de tal forma que ese “perdedor que es en el fondo un ganador” (Gubert, R. 1993), no se doblega ante el destino y logra triunfar. Desde la perspectiva política podemos percibir la consolidación del régimen capitalista. A finales de los 70´s la lucha paranoica ante el comunismo de los 50, así como las críticas hippies socialistas terminaban y el paradójico Tío Sam las noqueaba acogiéndolas en su regazo. Siguiendo este hilo de pensamiento donde Rocky es la metáfora del régimen capitalista, ¿Qué nos enseña Rocky Balboa?
Sin embargo no solo eso es lo que esta en juego con Rocky. El final no es necesariamente el éxtasis deportivo que más parece una tortura de iniciación, sino el lograr la formula de la pareja, el encuentro con la mujer. Rocky y Adrian fundidos en un abrazo de gloria. Es aquí donde el héroe se nos revela como la cristalización de la fantasía de los espectadores. Un formato masculino de relación con la mujer. Rocky busca hacer florecer a la “fea más bella” y en su sacrificio lo consigue. Por otro lado tenemos al cuñado insoportable. La lucha de Rocky es el proteger al amigo más antipático, convirtiendo a “Rock” como el santo patrono de los perdedores. Rocky les brinda oportunidades a ellos y se lanza a la batalla en nombre de ellos al más puro estilo de nuestro “campeón sin corona” nacional. La secuencia memorable del entrenamiento presenta la posibilidad de triunfar ante la adversidad, empujado por esa marcha de guerra-disco que le ganó la fama de la película más inspiradora, siendo esta secuencia de musical la culpable de que más de uno haga ejercicio.
“Trying hard now, it’s so hard now. Going strong now, feeling strong now. Gonna fly!” No podemos negar la lección masculina de “sufre pero en silencio”. Stallone nos presenta la ideología masculina en tiempos donde el discurso machista es políticamente incorrecto. Así, los nuevos héroes de la pantalla no desplazan sino siguen los pasos de esos héroes de tiempos pasados. Una idea que nos circula es la de leer Rocky Balboa junto a Casino Royale (¿Qué nos dirá este nuevo James Bond más políticamente correcto al presentar una chica que no es la clásica dama en peligro pero que lo hace terminar diciendo “the bitch is dead”?) que incluso coincidieron en cartelera.
Rocky se trata de vencer sus temores de que es un perdedor que no tiene forma de ganarle al campeón pero tiene el valor de aguantar todos los rounds. En Rocky pelea por su origen-novia, en Rocky II pelea por el título-esposa, en Rocky III por su hombría-entrenador, en Rocky IV pelea por su país-amigo, en Rocky V por su barrio-familia y finalmente en Rocky Balboa por su legado-hijo.
Cuando reducimos un mito a su mínima expresión, a mitemas como diría Levi-Strauss, encontramos en Rocky lo dificultad de hacer una película sencilla, incluso predecible. ¿Cómo presentar una historia/mito respetando su esencia pero dando el siguiente paso? ¿Cómo reinventar la masculinidad en tiempos donde es políticamente incorrecta? Stallone habla en una entrevista con motivo de Rocky Balboa sobre lo que lo llevó a hacerlo.
“Es la trama de un hombre (¿Silvestre mismo?) que no tiene la vida gloriosa que soñó, ¿qué haces en el último tercio de tu existencia cuando ya te aplastaron el corazón? Es algo con que lidia mucha gente, es la historia de mi generación. Es muy similar a mi carrera. Tuve mis buenos momentos, una racha larga. Después se vino un poco abajo. Quise hacer esta fantasía de cómo purgar la ira que uno guarda dentro, el remordimiento. Algunos van al psiquiatra, pero él lo tiene que sacar físicamente, yo lo hice con esta película. Es expiar las culpas: no haber sido tan bueno con la gente, tan fiel en las relaciones.”[3]
La historia de Rocky se resume en el momento climático de la película. Por primera vez Rocky se habla a sí mismo en medio de una pelea. Se ha mencionado que la secuencia de pelea en este filme es la mejor lograda. Algunos la definen como la más realista de todas lo que es totalmente falso. Rocky Balboa no se trata de más realista, ser viejo y dejar las fantasías de antaño sino todo lo contrario. La pelea parece la más realista pero a la Stallone, un fan del boxeo. Stallone nos brinda encuadres y escenas de tipo “Pago por evento”, es el box de la televisión, pero en lugar de ser un reality show después nos lo cambia por tomas “intimistas”. Blanco y negro y resaltando la sangre, coreografía más improvisada hasta llegar al momento que Rocky esta solo, sin second o entrenador que le da el último empujón. Resaltamos la frase de Stallone “Quise hacer esta fantasía de cómo purgar la ira que uno guarda dentro, el remordimiento”.
Narremos la escena. Mason "the line" Dixon le asesta un golpe fulminante y Rocky esta a punto de caer, solo impide su viaje a la lona un puño que lo deja como hombre en el ocaso, apoyado en tres pies. La voz en off de Rocky se escucha “¿Qué le dijiste al muchacho (su hijo)? No importa cuantos golpes puedes dar sino cuantos puedes recibir y seguir adelante. ¡Levántate!”. Ese Rocky que habla voz en off es la revelación del padre como el hijo.
Uno de los conceptos clave del psicoanálisis es si lugar a dudas Transferencia. La propia palabra sugiere algo que es depositado en algún lugar. ¿Qué se transfiere? La respuesta rápida establece que son sentimientos originalmente dirigidos hacia los padres que se dirigen en la figura del analista o alguna otra figura. Sin embargo, Rocky Balboa nos enfrenta a la pregunta ¿Qué se transfiere si ya se está en la posición de padre? En el momento climático que hacemos referencia recuerda otro momento de enfrentamiento padre e hijo. El hijo de Rocky le pide que no pelee por la vergüenza que le hace pasar y comienza a culparlo de sus fracasos en la vida ya que al verlo a él, ven a su padre. Su queja llega a ser “¡Proyectas una sombra muy grande!” Rocky comienza a decirle lo orgulloso que se sentía cuando era niño y le pide que no deje que nadie le diga que vale menos. Entonces Rocky le avienta a su hijo una amorosa cachetada en la frase “No puedes andar apuntando a los demás culpándolos ¡Eso hacen los cobardes! ¡Tu estas por encima de eso! No importa que tan fuerte puedes pegar sino que tanto te pueden pegar y puedas seguir avanzando.” Rocky se recuerda esa frase en el combate, el se transfiere a si mismo el ideal paterno desde donde le habló a su hijo cuando discutió con él. Así llegamos a ese objeto que se transfiere, los imagos de la época filial Jungiana de Freud, que buscaba un nuevo heredero. No se transfiere los sentimientos hacia los padres sino se reedita ese cliché que incluso se depositó en los propios padres. Esos de la relación con el padre de la prehistoria. El padre del segundo momento en la construcción que Freud presenta en Totem y Tabú, el padre muerto y elevado a la posición de garante de la comunidad, es decir, el verdadero padre. Rocky reedita en la lección que da a su hijo el cliché que fue presentándose desde la primera película de boca de los demás hasta de su propia boca cuando es el padre y el hijo simultáneamente.
La historia de Rocky es una fantasía, pero justamente por eso es necesario. Esa es la trampa de las precuelas, volver a ese momento donde encajan las piezas y los puristas por fin tienen la historia coherente. Sin embargo, la fantasía, el mito del héroe no es una transformación de la vida. Rocky no es la historia de Stallone, sino que Stallone es la metáfora de vida que se creó Stallone mismo a través de la fantasía llamada Rocky, es decir, Rocky es un acto preformativo.
El efecto entre los admiradores de Rocky ha sido de agradecimiento, ya que Rocky se va con dignidad. ¿Cómo lo logra? La entrevista de Cine Premier nos da una pista:
“Quizá tiene razón, tal vez hoy el único viso de heroísmo sea la inmunidad ante el ridículo. Sí, de niño quería ser como el adulto Rocky/Stallone. De adulto, quiero ser como el viejo: mirar de frente al mundo a los 60 años, reírme de mis achaques y seguir creyendo en las segundas oportunidades y cursilerías. Y los que rían, que se jodan.”
Finalmente, si Rocky luchó fue contra el ridículo dándole justamente la cara. Reinventar la masculinidad actualmente quizá sea ir por ese sendero. No buscar vivir en el pasado de los “viejos buenos tiempos” sino ver de frente. Stallone cierra el círculo de su fantasía dando cuenta que lo que inventó su personaje fue la búsqueda de aquello que es más que ganar, recorrer la distancia.
Hace poco un buen amigo y yo tuvimos una epifanía cuando hablábamos de la recién terminada serie de películas del popular boxeador Rocky Balboa. En cierto momento de la plática llegamos a la conclusión de que estaría muy bien si solo se hubieran filmando Rocky, Rocky III, tal vez Rocky IV y Rocky Balboa. Inmediatamente recapacitamos y concluimos que eran necesarias las otras partes. Rocky II es el pretexto de que gane el título, así como Rocky V se necesita para devolver a Rocky a la pobreza y continuar desde el barrio. Incluso, cuando la película anterior fue un fracaso, la que sigue, el solo verla, es un riesgo. En ese momento, la lección final de Rocky se cristalizó ante nuestros ojos.
Lo hecho por Stallone es de admirarse sobre todo por que la primera impresión ante una nueva historia de Rocky es la burla, como otro buen amigo decía “¿Vas a ver a Rucky?” Afortunadamente Stallone sentó un precedente, por un lado sigue la senda de las secuelas, una senda que en cine de acción él ayudó a construir. Pero afortunadamente no jugó a la mala. En lugar de dar un paso retro y filmar “El hijo de Rocky” o “El joven Rocky”, arriesgó justamente a ver el Viejo Rocky, en lugar de reiniciar, de convertirse en un “Rocky en plenitud” o “con juventud acumulada” siguió adelante sacó la casta, por eso ahora es con nombre y apellido.
La misma serie, la misma forma como se concibió y apareció este personaje, es donde aprendemos su esencia. No en su contenido (signos) sino en su manufactura (síntomas). Rocky es un caso que no puede extraerse de su momento histórico y su forma de aparición.
En conmemoración del 25 aniversario de Rocky, se lanzó un dvd que incluye un comentario por parte de Sylvester Stallone donde comenta que la inspiración para Rocky ocurrió al ver una pelea de box entre Muhammad Ali y Chuck Wepner, que lo llevó a lo siguiente:
“Y por un breve momento, este supuesto pugilista aturdido resultó ser magnífico por el hecho porque aguantó y derribó al campeón. Dije: “Vaya, esta es una metáfora de vida” Su vida entera se cristalizó en ese momento. A él lo recordarán por toda la eternidad, al menos, entre los admiradores del boxeo. Hizo algo extraordinario. Dije: “esa es probablemente lo que necesito como catalizador para una idea. Un hombre que se va a enfrentar a la vida, arriesgarse (to take one shot) y llegar al final. (and maybe go the distance)”[1]
Tomemos esa frase “metáfora de vida”, ¿Qué significa? Es decir, ¿cómo se puede encapsular una vida en un momento? Cambiemos la perspectiva, ¿Y si eso que llamamos vida es en si misma una metáfora? Pensemos en los epitafios o esos momentos decisivos cuando la vida cambia porque cambió la metáfora. Stallone continúa en la entrevista mostrando que la única manera de hacer Rocky lo hizo Rocky:
“Pensé: “Bien, te las has arreglado con la pobreza muy bien. Lo has vuelto una ciencia casi. No requieres de mucho para vivir.” Más o menos lo había pensado. Así que definitivamente no estaba acostumbrado a la buena vida. Y pensé: “¿Sabes? En el fondo de mi mente sé muy bien que si vendo este guión, y se que se vende muy muy bien, saltaré del edificio si no soy parte del trato. Sin duda, me pondré frente al tren. Y voy a estar muy, muy enojado.” Así, que esta era una de esas cosas donde solo tiras los dados y te la juegas sin tener nada seguro. Me decía: “debo de intentarlo, debo de intentarlo. Tal vez me equivoque y perjudique a muchas personas pero creo en esto.””[2]
Muchos pueden calificar las películas de Rocky como filmes menores, churros, películas comerciales, es decir, la antítesis de las películas de arte. “La primera fue buena pero las demás son demasiado comerciales”, sin embargo, las historias mantienen una coherencia dramática interesante, ya que en todas esta la ascensión y decadencia de un cineasta, Stallone y un tipo de cultura que representa.
Rocky de 1976, es la historia de un boxeador de cuarta que recibe la oportunidad de pelear contra el campeón de los pesos pesados. El autor parte del lema estadounidense de reconocerse como “la tierra de las oportunidades”, de tal forma que ese “perdedor que es en el fondo un ganador” (Gubert, R. 1993), no se doblega ante el destino y logra triunfar. Desde la perspectiva política podemos percibir la consolidación del régimen capitalista. A finales de los 70´s la lucha paranoica ante el comunismo de los 50, así como las críticas hippies socialistas terminaban y el paradójico Tío Sam las noqueaba acogiéndolas en su regazo. Siguiendo este hilo de pensamiento donde Rocky es la metáfora del régimen capitalista, ¿Qué nos enseña Rocky Balboa?
Sin embargo no solo eso es lo que esta en juego con Rocky. El final no es necesariamente el éxtasis deportivo que más parece una tortura de iniciación, sino el lograr la formula de la pareja, el encuentro con la mujer. Rocky y Adrian fundidos en un abrazo de gloria. Es aquí donde el héroe se nos revela como la cristalización de la fantasía de los espectadores. Un formato masculino de relación con la mujer. Rocky busca hacer florecer a la “fea más bella” y en su sacrificio lo consigue. Por otro lado tenemos al cuñado insoportable. La lucha de Rocky es el proteger al amigo más antipático, convirtiendo a “Rock” como el santo patrono de los perdedores. Rocky les brinda oportunidades a ellos y se lanza a la batalla en nombre de ellos al más puro estilo de nuestro “campeón sin corona” nacional. La secuencia memorable del entrenamiento presenta la posibilidad de triunfar ante la adversidad, empujado por esa marcha de guerra-disco que le ganó la fama de la película más inspiradora, siendo esta secuencia de musical la culpable de que más de uno haga ejercicio.
“Trying hard now, it’s so hard now. Going strong now, feeling strong now. Gonna fly!” No podemos negar la lección masculina de “sufre pero en silencio”. Stallone nos presenta la ideología masculina en tiempos donde el discurso machista es políticamente incorrecto. Así, los nuevos héroes de la pantalla no desplazan sino siguen los pasos de esos héroes de tiempos pasados. Una idea que nos circula es la de leer Rocky Balboa junto a Casino Royale (¿Qué nos dirá este nuevo James Bond más políticamente correcto al presentar una chica que no es la clásica dama en peligro pero que lo hace terminar diciendo “the bitch is dead”?) que incluso coincidieron en cartelera.
Rocky se trata de vencer sus temores de que es un perdedor que no tiene forma de ganarle al campeón pero tiene el valor de aguantar todos los rounds. En Rocky pelea por su origen-novia, en Rocky II pelea por el título-esposa, en Rocky III por su hombría-entrenador, en Rocky IV pelea por su país-amigo, en Rocky V por su barrio-familia y finalmente en Rocky Balboa por su legado-hijo.
Cuando reducimos un mito a su mínima expresión, a mitemas como diría Levi-Strauss, encontramos en Rocky lo dificultad de hacer una película sencilla, incluso predecible. ¿Cómo presentar una historia/mito respetando su esencia pero dando el siguiente paso? ¿Cómo reinventar la masculinidad en tiempos donde es políticamente incorrecta? Stallone habla en una entrevista con motivo de Rocky Balboa sobre lo que lo llevó a hacerlo.
“Es la trama de un hombre (¿Silvestre mismo?) que no tiene la vida gloriosa que soñó, ¿qué haces en el último tercio de tu existencia cuando ya te aplastaron el corazón? Es algo con que lidia mucha gente, es la historia de mi generación. Es muy similar a mi carrera. Tuve mis buenos momentos, una racha larga. Después se vino un poco abajo. Quise hacer esta fantasía de cómo purgar la ira que uno guarda dentro, el remordimiento. Algunos van al psiquiatra, pero él lo tiene que sacar físicamente, yo lo hice con esta película. Es expiar las culpas: no haber sido tan bueno con la gente, tan fiel en las relaciones.”[3]
La historia de Rocky se resume en el momento climático de la película. Por primera vez Rocky se habla a sí mismo en medio de una pelea. Se ha mencionado que la secuencia de pelea en este filme es la mejor lograda. Algunos la definen como la más realista de todas lo que es totalmente falso. Rocky Balboa no se trata de más realista, ser viejo y dejar las fantasías de antaño sino todo lo contrario. La pelea parece la más realista pero a la Stallone, un fan del boxeo. Stallone nos brinda encuadres y escenas de tipo “Pago por evento”, es el box de la televisión, pero en lugar de ser un reality show después nos lo cambia por tomas “intimistas”. Blanco y negro y resaltando la sangre, coreografía más improvisada hasta llegar al momento que Rocky esta solo, sin second o entrenador que le da el último empujón. Resaltamos la frase de Stallone “Quise hacer esta fantasía de cómo purgar la ira que uno guarda dentro, el remordimiento”.
Narremos la escena. Mason "the line" Dixon le asesta un golpe fulminante y Rocky esta a punto de caer, solo impide su viaje a la lona un puño que lo deja como hombre en el ocaso, apoyado en tres pies. La voz en off de Rocky se escucha “¿Qué le dijiste al muchacho (su hijo)? No importa cuantos golpes puedes dar sino cuantos puedes recibir y seguir adelante. ¡Levántate!”. Ese Rocky que habla voz en off es la revelación del padre como el hijo.
Uno de los conceptos clave del psicoanálisis es si lugar a dudas Transferencia. La propia palabra sugiere algo que es depositado en algún lugar. ¿Qué se transfiere? La respuesta rápida establece que son sentimientos originalmente dirigidos hacia los padres que se dirigen en la figura del analista o alguna otra figura. Sin embargo, Rocky Balboa nos enfrenta a la pregunta ¿Qué se transfiere si ya se está en la posición de padre? En el momento climático que hacemos referencia recuerda otro momento de enfrentamiento padre e hijo. El hijo de Rocky le pide que no pelee por la vergüenza que le hace pasar y comienza a culparlo de sus fracasos en la vida ya que al verlo a él, ven a su padre. Su queja llega a ser “¡Proyectas una sombra muy grande!” Rocky comienza a decirle lo orgulloso que se sentía cuando era niño y le pide que no deje que nadie le diga que vale menos. Entonces Rocky le avienta a su hijo una amorosa cachetada en la frase “No puedes andar apuntando a los demás culpándolos ¡Eso hacen los cobardes! ¡Tu estas por encima de eso! No importa que tan fuerte puedes pegar sino que tanto te pueden pegar y puedas seguir avanzando.” Rocky se recuerda esa frase en el combate, el se transfiere a si mismo el ideal paterno desde donde le habló a su hijo cuando discutió con él. Así llegamos a ese objeto que se transfiere, los imagos de la época filial Jungiana de Freud, que buscaba un nuevo heredero. No se transfiere los sentimientos hacia los padres sino se reedita ese cliché que incluso se depositó en los propios padres. Esos de la relación con el padre de la prehistoria. El padre del segundo momento en la construcción que Freud presenta en Totem y Tabú, el padre muerto y elevado a la posición de garante de la comunidad, es decir, el verdadero padre. Rocky reedita en la lección que da a su hijo el cliché que fue presentándose desde la primera película de boca de los demás hasta de su propia boca cuando es el padre y el hijo simultáneamente.
La historia de Rocky es una fantasía, pero justamente por eso es necesario. Esa es la trampa de las precuelas, volver a ese momento donde encajan las piezas y los puristas por fin tienen la historia coherente. Sin embargo, la fantasía, el mito del héroe no es una transformación de la vida. Rocky no es la historia de Stallone, sino que Stallone es la metáfora de vida que se creó Stallone mismo a través de la fantasía llamada Rocky, es decir, Rocky es un acto preformativo.
El efecto entre los admiradores de Rocky ha sido de agradecimiento, ya que Rocky se va con dignidad. ¿Cómo lo logra? La entrevista de Cine Premier nos da una pista:
“Quizá tiene razón, tal vez hoy el único viso de heroísmo sea la inmunidad ante el ridículo. Sí, de niño quería ser como el adulto Rocky/Stallone. De adulto, quiero ser como el viejo: mirar de frente al mundo a los 60 años, reírme de mis achaques y seguir creyendo en las segundas oportunidades y cursilerías. Y los que rían, que se jodan.”
Finalmente, si Rocky luchó fue contra el ridículo dándole justamente la cara. Reinventar la masculinidad actualmente quizá sea ir por ese sendero. No buscar vivir en el pasado de los “viejos buenos tiempos” sino ver de frente. Stallone cierra el círculo de su fantasía dando cuenta que lo que inventó su personaje fue la búsqueda de aquello que es más que ganar, recorrer la distancia.
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