jueves, diciembre 10, 2015

STAR WARS: Psicoanálisis del Mito

STAR WARS: Psicoanálisis del Mito


“Estoy contando un viejo mito de una forma nueva…Cuando hice “Star Wars” conscientemente busque recrear mitos y los temas mitológicos clásicos. Quise usar esos temas para tratar dificultades que existen actualmente.” George Lucas[1]

El camino de Luke Skywalker

Que las siguientes líneas sirvan de humilde tributo a uno de los clanes -¿o debe ser tribu?- a los que pertenezco, los fans de “La Guerra de las Galaxias”. Simultáneamente es un interés compartido con mi otra tribu, la del psicoanálisis, y nos autorizamos dicha vinculación al localizar que entre ambas, hay ramas que comparten sendos árboles genealógicos. Lo anterior no es de sorprender si consideramos que no se puede concebir la génesis y desarrollo tanto de la obra de George Lucas como la Sigmund Freud, sin reconocer un objeto de fascinación y estudio: los mitos.

Más directamente, la relación entre la Saga Galáctica y el Psicoanálisis se remonta a la concepción del proyecto cinematográfico. Lucas, buscando herramientas para confeccionar su fantasía mítica espacial, encuentra en las enseñanzas del psicoanalista Joseph Campbell su principal fuente de inspiración. Lo anterior es descrito de la siguiente forma por Bou y Pérez en el excepcional libro “El tiempo del héroe”:

“La obra clave de este visionario pensador (Joseph Campbell), “El héroe de las mil caras”, puede considerarse un modelo de escritura dramatúrgica implícita, que Lucas saquearía con una gran inteligencia para convertir las peripecias acrobáticas y extravertidas de sus personajes de cómic en la crónica de la constitución completa de un héroe.”(Bou & Pérez, 2000)

De entrada marquemos el terreno que estamos pisando y que fácilmente es confundido con la Science Fiction, cuando se trata del mundo de la Fantasía y los cuentos mitológicos.  En lugar de la temática introspectiva de crítica social/filosófica/tecnológica que la Sci-Fi aborda, estamos en un mundo místico de Caballeros y Princesas que desde un inicio nos dice “Hace mucho tiempo, en una galaxia, muy muy lejana”, para recordar que el mito es de siempre (y nunca) ya que trata de orígenes.   

Los autores citados reconocen en Campbell, una contribución al tema del origen del héroe que Lucas captura en su guion:

“La aportación fundamental de Campbell a la historia y el estudio de la mitología es la idea vectorial de que el héroe no es, sino que se hace. Al concebir la estructura del mitologema heroico no como la descripción de una figura estable, sino como un ciclo en perpetuo movimiento, Campbell predispone a imaginar este proceso en términos esencialmente narrativos” (Bou & Pérez, 2000)

Campbell, aun siendo psicoanalista de perspectiva jungniana que busca un sentido místico en las interpretaciones que hace de los mitos, sigue “abiertamente los pasos psicoanalíticos de Otto Rank”  (Bou, 2000) , uno de los primeros seguidores de Freud que encuentra en el análisis de los mitos una fuente importante de saber para el psicoanálisis. El método que sigue Campbell, se asemeja a Rank, si recordamos la obra clásica de éste, “El mito del nacimiento del héroe”, donde encuentra similitudes estructurales al estudiar héroes de distintas mitologías concentrándose en la leyenda de su nacimiento. Otro estudio primordial de la obra de Rank es “El Doble: un estudio psicoanalíticos” donde analiza el tema fantástico de Doppelgänger desde el folklore, la mitología y la literatura hasta llegar a un “novedoso” objeto de estudio, el cine. De nuevo, como en estas líneas, cine y psicoanálisis relacionados por “el poder del mito”[2].  

La propuesta de Campbell es la siguiente:

“El camino común de la aventura mitológica del héroe es la magnificación de la fórmula representada en los ritos de iniciación: separación-iniciación-retorno, que podrían recibir el nombre de unidad nuclear del monomito. El héroe inicia su aventura desde el mundo de todos los días hacia una región de prodigios sobrenaturales, se enfrenta con fuerzas fabulosas y gana una victoria decisiva; el héroe regresa de su misteriosa aventura con la fuerza de otorgar dones a sus hermanos.” (Campbell, 2001 (1949))

Para cualquier conocedor de la trilogía original de “La Guerra de las Galaxias”, será fácil reconocer en las tres fases del monomito campbelliano, los tres movimientos que constituye cada película.


Empecemos con el episodio IV “Una nueva esperanza”, donde el personaje central, Luke Skywalker, inicia “la aventura del héroe”. Para Campbell en este primer momento que denomina de “Separación” o “Partida”, el héroe recibe “la llamada a la aventura” a la que inicialmente se negará (Luke recibe la pedida de auxilio de la princesa Leia e inicialmente se niega a ir a rescatarla). Recibirá “la ayuda sobrenatural” (el encuentro con Obi Wan Kenobi que le habla de la Fuerza y su padre como Jedi) y cruzará “el primer umbral” que lo separa de su hogar (Parte a rescatar a la princesa con ayuda de Obi Wan, Han Solo, Chewbacca, C3PO y R2D2), para finalmente enfrentar una gran batalla al entrar en “el vientre de la ballena” (La Estrella de Muerte) y lograr su primer gran victoria.

La siguiente fase, que Campbell la denomina “La iniciación”, corresponde al Episodio V “El Imperio Contraataca”. El héroe inicia “el camino de las pruebas” (Luke conoce al maestro Jedi Yoda quien continua su entrenamiento). Posteriormente Campbell habla de tres movimientos que en nuestra referencia galáctica no están del todo claros, por lo que serán los que más abajo nos detendremos a analizar. El héroe tiene un “encuentro con la diosa” y posteriormente se revela “la mujer como tentación”. Lo anterior lleva a una “reconciliación con el padre” que transforma al héroe al punto que Campbell lo denomina la “apoteosis”, para finalmente lograr un triunfo final en “la gracia última”.

El Episodio VI “El regreso del Jedi” –que originalmente sería “La venganza del Jedi” hasta que poco tiempo antes de su estreno Lucas rectificó-  se asemeja desde su título con la fase propuesta en el monomito “El regreso”. El héroe primero se “niega al regreso” (Luke duda en enfrentar de nuevo a Vader), existe una “huida mágica” (llega a Endor pero decide entregarse al Imperio para intentar salvar a Vader) y en el conflicto final es “rescatado por el mundo exterior” (al final Luker es salvado del Emperador y son los rebeldes los que ahora destruyen la Estrella de la Muerte). Finalmente cruza “el umbral del regreso”, toma “posesión de los dos mundos” y “obtiene libertad para vivir” (se derrota al Imperio y celebran con los humildes Ewoks mientras que Luke devuelve la paz a su padre en una pira funeraria).

La estructura del viaje del héroe actualmente es muy conocida y reutilizada por muchos cineastas al momento de confeccionar sus guiones.[3] Hay quienes condensan las fases del monomito y llegan a proponerla como enseñanzas de superación personal, como lo muestra la ampliamente recomendable animación “¿Qué hace a un héroe?” de Matthew Winkler[4]. Sin embargo consideramos que la claridad de la precisión de Campbell se pierde algo del saber que está en juego en la tradición que describe en el mito, empezando por no ser uno cualquiera, como el mismo Campbell reconoce, es el relato mítico de los rituales de iniciación. Así, proponemos un análisis del héroe Luke Skywalker concentrándonos en un momento crucial, el que corresponde al rito de iniciación y donde consideramos reside la genialidad de Lucas al revitalizar un proceso mitológico clave; lo que Campbell denomina “La reconciliación con el Padre” en la muy (y mal) citada frase más famosa de la saga: “Luke, soy tu padre”.



Luke Skywalker y la reconciliación con el Padre

El momento climático es por demás conocido. Luke Skywalker y el tenebroso Darth Vader luchan con sendos ligthsabers (espadas laser), cuando ante un certero golpe en el brazo que duele a Vader, éste responde con furia que culmina en cortar la mano a Luke dejándolo desarmado. Vader invita a Luke a unir fuerzas y ante la negativa le pregunta "¿Obi Wan nunca te dijo qué le pasó a tu padre?" Luke responde: "Me dijo suficiente, me dijo que tú lo mataste". Vader entonces le revela a Luke la ominosa verdad: “No, Yo soy tu padre”. Lo que es seguido por un grito desgarrador de Luke: “¡No! ¡Eso es imposible!” https://www.youtube.com/watch?v=M_aiauOT348&feature=youtu.be


Desde un punto de vista tradicional se podría interpretar la escena fantástica, con la dignidad de la ficción, como un momento de castración. El propio Campbell encuentra estos momentos en las gestas heroicas de cuentos y prácticas rituales de muchos pueblos, haciendo fácilmente la relación con el concepto freudiano de angustia de castración. Sin embargo, además de lo impactante de la escena por la mutilación del cuerpo, resulta más impactante la revelación de la identidad de Vader. El propio Lucas dudó sobre la escena del corte de la mano ya que sabía que su público era principalmente familiar/infantil y le preocupaba que la escena le afectara a los niños. Es necesario darle crédito a Lucas que consideró dejar la escena de la mutilación (aunque resaltando que nos encontramos en el terreno de la fantasía en el hecho que inmediatamente después Luke aparece con una nueva mano) siendo congruente con las enseñanzas de los cuentos y rituales clásicos.

Una primera lectura de la escena es en términos de crecimiento del personaje del héroe.

“«Para que aparezca la psicología del hombre, el ego del adolescente ha de morir», escriben Robert Moore y Douglas Gillettte, los autores de La nueva Masculinidad.  El héroe clásico, eterno adolescente, visto negativamente como un fanfarrón, ha de ser redimido por rituales de iniciación que le lleven a un proceso de adentramiento en lo más profundo y potencialmente valioso de su identidad. “Para ser iniciado”, siguen los autores, “cabe un espacio sagrado, y un anciano conocedor del ritual”… Bajo la estructura melodramática de este reencuentro final, Lucas reproduce, de manera exacta, la fase indispensable del proceso de constitución heroica que Joseph Campbell llama la reconciliación con el padre. Según Campbell, el hijo ha de ir contra el padre para poder dominar el universo, pero al final del combate, en la superación de esta fase de odio, “contempla la cara del padre, comprende, y los dos se reconcilian”. (Bou, 2000)  

Lo anterior se conserva en distintas películas que leen este momento como que el héroe “madure” vía un gesto de enfrentar su máximo miedo. Sin embargo, Campbell es más preciso al recordar que dichas historias están íntimamente vinculadas con rituales iniciáticos existentes en diversas culturas.  

“La idea tradicional de la iniciación se combina con una introducción del candidato del candidato a las técnicas, deberes y prerrogativas de su vocación, con un reajuste radical de sus relaciones emocionales con las imágenes paternas. El mistagogo (el padre o el sustituto del padre) debe confiar los símbolos del oficio sólo a un hijo que ha sido purgado en forma efectiva de todos los inapropiados lastres infantiles, y para quien el ejercicio impersonal y justo de los poderes no habrá de ser impedido por motivos inconscientes de engrandecimiento del yo, de preferencia personal o de resentimiento. Idealmente, el investido ha sido despojado de su humanidad y representa una fuerza cósmica impersonal. Es que ha nacido dos veces: ahora se ha convertido en el padre…El héroe trasciende la vida y su peculiar punto ciego, y por un momento se eleva hasta tener una visión de la fuente. Contempla la cara del padre, comprende y los dos se reconcilian”. (Campbell, 2001 (1949))

En nuestro contexto de las galaxias, la iniciación comienza en el momento que Luke continua su entrenamiento con el maestro Yoda donde comienza un renacimiento místico en el transformarse en un caballero Jedi. Lo que queremos apuntar a más detalle es la relación con el padre y cómo se da esta transformación. En este sentido proponemos que la fantasía galáctica de Lucas, amplía el análisis sobre lo que se pone en juego en el ritual de iniciación, al condensar los otros dos movimientos propuestos por Campbell, a saber, el “encuentro con la diosa” y “la mujer como tentación”  en la escena de enfrentar a Vader, ya que la diosa – como dirá el propio Campbell- representa un momento de grandiosidad, orgullo y vanidad del héroe, mientras que la tentación de la mujer es la tentación ser sustituir al padre, en la ya conocida angustia ante el incesto. En este sentido, bien podemos ver otra edición del mito freudiano del Complejo de Edipo.

Siguiendo estas relaciones de temas, recordamos lo dicho por Lacan con respecto a los rituales iniciáticos.

“Los ritos de iniciación toman la forma de cambiar el sentido de esos deseos (naturales), de darles, a partir, una función donde se identifica, donde se designa como tal el ser del sujeto, donde él deviene si podemos decir hombre, pero también mujer, de pleno ejercicio, donde la mutilación sirve aquí para orientar el deseo, para hacerle tomar precisamente esa función de índice, de algo que es realizado y que no puede articularse, expresarse más que en un más allá simbólico y un más allá que es el que nosotros llamamos hoy el ser, una realización de ser en el sujeto… Es aquí que en tanto que la función del narcisismo es relación imaginaria del sujeto a sí mismo, ésta debe ser tomada como el punto de soporte donde se inscribe, en el centro, esta formación del objeto significativo.”
Seminario 6: El deseo y su interpretación 0 Clase 21: 20 de Mayo de 1959

Lacan reconoce en estos rituales un momento de pasaje vía la mutilación, sin embargo añade el aspecto del corte en el cuerpo que afecta directamente al narcisismo. ¿Qué nos dice al respecto la escena climática del Imperio Contraataca?https://youtu.be/M_aiauOT348?t=41


Consideramos que lo interesante en Lucas es la forma como resolvió “la reconciliación con el padre” de Campbell. Lucas resalta el hecho que dicha reconciliación implica un enfrentamiento, siendo “dar la cara al padre”. En “El regreso del Jedi” se escucha en su original en inglés, en un diálogo entre Obi Wan y Luke:

Obi-Wan: You cannot escape your destiny. You must face Darth Vader again. (No puedes escarpar de tu destino. Debes enfrentar a Darth Vader)
Luke: I can't kill my own father. (No puedo matar a mi propio padre).

Volviendo a la escena  “Luke, Yo soy tu padre”, nos interesa lo que la escena aporta. Primero, la presencia de dos gritos por parte de Luke. El primero, el momento de la mutilación donde Vader le corta la mano. El segundo, el efecto al conocer la siniestra verdad sobre la identidad de Vader como su Padre, Anakin Skywalker. Lo que resaltamos es el hecho de que el segundo grito es más desgarrador que el segundo. Hagamos la pregunta obvia ¿Por qué? ¿Qué causa dolor de saber que Darth Vader es su padre? La primera idea es considerar que le duele que la persona que más odia resulta ser su padre. Proponemos que lo bello de la escena es que tenemos un acto de castración, de la que hablan Freud y Lacan de los rituales de pasaje/iniciación, de forma doble, casi semejante al momento en que Edipo se saca los ojos. Si son los ojos los que caen en Edipo siendo –como dice Lacan- “la castración misma” [5], es porque algo a nivel de una imagen se trastoca en la mutilación. Es relativamente sencillo considerar el corte de la mano como una figura de las castración (“Vader corta la mano con la espada láser, figura alargada y potente que remite al pene”) por lo que consideramos que esa escena de corte solo tiene sentido de castración y pasaje de iniciación a partir de la revelación ominosa del Padre.

Ominosa, unheimlich en la forma freudiana ya que provoca un terror al volver lo familiar en angustia simplemente por sobrepasar los límites de lo íntimo. El verdadero corte se da en el momento que Luke ve con otros ojos a su enemigo mortal, al supuesto asesino de su padre. Vader, al develarse como Anakin ejecuta un corte en su propia figura. Lo que se corta es el padre idealizado (El gran caballero Jedi traicionado y asesinado), el rey poderoso de la infancia. Más allá de la separación de la madre en la clásica lectura edípica, se mutila la perfección de la estirpe, la genealogía Jedi. Lo anterior nos recuerda a la primera de las teoría infantiles que relata Freud, la sospecha por parte del infante de que sus padres son dioses, reyes o acaudalados y que algún día vendrán por ellos y así reclamar su gloriosos linaje. Luke tenía trazado un camino, "Seguiré los caminos de la Fuerza y me convertiré en Jedi como padre antes de mi" dice en el Episodio IV “Una nueva esperanza”. ¿Cómo cambia el destino de Luke al saber que el enemigo es su padre? Lo primero que cambia es el linaje de Luke y la deuda simbólica con su padre (vengar su muerte a manos de Vader). Pero ese padre ahora es uno que cayó en desgracia y el enemigo tampoco es idealmente malo sino trágico. Luke al momento de perder la mano que sostiene la espada herencia de su padre Jedi, pierde su destino como hijo igualmente idealizado. En una anterior cita, Lacan se preguntaba sobre por qué el rito iniciático afecta al padre como lo propuso Freud, en otra clase de ese mismo seminario se responde así:

“… verán que la castración del hijo no es aquí más que la continuación y el equivalente de la castración del padre, como todos los mitos detrás del mito freudiano primitivo del padre, y el mito primitivo del padre, lo indican suficientemente… y esto es justamente lo que en la estructura neurótica se trata de impedir que se vea. El neurótico no puede ser el falo más que en nombre del Otro. Hay por lo tanto alguien que lo tiene, que es aquel de quien depende su ser. Él no tiene, lo que todos sabemos que se llama el complejo de castración. Pero si no hay nadie para tenerlo, él lo tiene todavía mucho menos, naturalmente… el deseo del neurótico, diré de una manera condensada, es lo que nace cuando no hay Dios… es en el nivel de esta suspensión al Garante Supremo que es lo que oculta en él el neurótico, que se sitúa y se detiene y se suspende, este deseo del neurótico.”
Seminario 6: El deseo y su interpretación 0 Clase 26: 24 de Junio de 1959

Se reproduce la escena de la cueva en el mismo “Imperio Contraataca” donde Luke corta la cabeza de Vader solo para encontrar su propio rostro. Regularmente se alude a esa escena como “el momento que todo héroe tiene que enfrentar sus miedos”. Entonces, la escena nos invita a pensar que no es el miedo a Vader lo que enfrenta el héroe sino algo más sagrado. El mito galáctico nos aporta con esta escena la verdad en juego con el rito iniciático de la mutilación. Luke corta la cabeza de Vader y Vader corta la mano de Luke y se “quita la máscara” solo para mostrar la caída de ese “Garante Supremo” del que habla Lacan y que el neurótico intenta busca enaltecer. De ahí que rechazamos las clásicas interpretaciones simplistas de las películas fantásticas como contando solo “la eterna lucha entre el bien y el mal”, siendo que esta escena más bien aborda la inquietante angustia frente a lo que se pierde (por ejemplo la ideas esféricas del bien y mal) en la función tórica del padre y el sujeto frente a la ley.[6] Lo que nos aporta esta imagen en el mito del Jedi, es que, contrario a la idea popular, el crecimiento del héroe no solo implicó una renuncia que lo sube a la alturas sino un corte que lo baña con la iluminación del real más allá del manto idealizado de lo imaginario. Lo interesante de este proceso es lo parecido al pasaje del enamoramiento al amor. Mientras el enamoramiento siempre carga con el peso del ideal, el paso al amor implica un proceso de castración, un renacimiento más allá del brillo narcisista del ideal sino en el encuentro con aquello que arrebata. El grito de Luke nos aporta una reflexión sobre la categoría de castración en el  psicoanálisis y el mito de Edipo. Otto Rank había encontrado esa similitud en el mito del nacimiento, lo que Cambell denomina la separación. Sin embargo dicha separación es la distinción narcisista del Ungido, del Elegido. El momento tanto de la iniciación es el del corte de esa gloria prometida.

Tal vez así las palabras de Campbell “Contempla la cara del padre, comprende y los dos se reconcilian” obtienen otro sentido. En la escena final de la trilogía “El regreso del Jedi”, Luke finalmente contempla a su padre sin el caso de Vader para descubrir que ese disfraz, haciendo honor a su etimología, era un manto imaginario que borraba las huellas de las mutilaciones/pérdidas de su propio padre. Ambos comprenden que solo así puede pertenecer al grupo constituyéndose en una leyenda que hace comunidad.

Para finalizar, recordamos lo analizado por Nadia Sels con respecto a la relación entre Psicoanálisis y Mitología llegando a la conclusión de que la mitología puede contribuir al psicoanálisis cuestionar y elaborar sus conceptos al aportar nuevas y “mejores categorías” de análisis “en la continua reformulación creativa del problema”.[7] Esperamos que esto se dé en larga vida por delante que le queda a la mitología creada por George Lucas, en especial con la próxima a estrenarse “Star Wars: El despertar de la Fuerza” a manos del cineasta J.J. Abrams. Nuestra esperanza no es en vano si consideramos al cineasta y el hecho que parte fundamental de la historia es un objeto que cae, el corte sufrido por Luke Skywalker.




[1] “The Mythology of Star Wars”, documental realizado en 1999 donde Bill Moyers entrevista a George Lucas sobre cómo Joseph Campbell y sus conceptos de Monomito y otros de la Mitología y Religión moldearon la saga de “La Guerra de las Galaxias”.  https://www.youtube.com/watch?v=YpiEk42_O_Q
[2] Para usar la amable frase de Guilllermo del Toro.
[5] “Al final ocurre que no le cae (a Edipo) la venda de los ojos, sino que los ojos le caen como vendas. ¿No vemos acaso, en ese objeto mismo, a Edipo reducido no ya a sufrir la castración, sino más bien diría a ser la castración misma? A saber, lo que queda cuando desaparece de él, bajo la forma de sus ojos, uno de los soportes elegidos por el objeto a”. Jacques Lacan. Clase del 18 de marzo de 1970.
[6] En este sentido y siguiendo a Otto Rank que encuentra similitudes en la narrativa, a Zizek desde lo estructural y Freud en lo simbólico, Luke como héroe estilo Edipo también revela la importancia de Figuras como Job y Jesucristo que en su rito de transformación incluyen la perdida y mutilación como respuesta heroica ante la caída del Garante Supremo. Rank. “El mito del nacimiento del Héroe”, Zizek “El títere y el enano”, Freud. “Tótem y Tabú”.  
[7] Nadia Sels. Mente, Mito y Metáfora: Sobre la relación de la Mitología y el Psicoanálisis. http://www.lineofbeauty.org/index.php/s/article/viewFile/64/127

martes, mayo 19, 2015


  


Fantasías que dan cuerpo I:
50 sombras de Grey, erotismo femenino y sociedad

Según la socióloga Eva Illouz, autora en la que nos basamos principalmente para estas líneas, "Para los que no son sociólogos, el sexo son los actos pecaminosos o placentero que realizamos en la privacidad del dormitorio. Para el sociólogo, el sexo y la sexualidad son un eje en torno al cual se organiza la vida social, un eje que une o separa a personas según modelos específicos y predecibles... es un tema muy importante para los sociólogos porque está socialmente regulada y porque su regulación social está oculta a la vista, en realidad es invisible por decreto. Practicar el sexo es una forma de realizar y reproducir estructuras sociales y culturales". Irónicamente, añade: “que la sexualidad siempre es social es cierto incluso, o especialmente cuando, es “libre””. La propuesta de Illouz nos invita a pensarla desde el psicoanálisis al preguntarnos ¿cómo es la sexualidad hoy en día? Y ¿cómo forma parte del contemporáneo malestar en la cultura en especial en las relaciones amorosas que se muestran en la clínica? Tomemos el mismo objeto que analiza Illouz, la historia de la trilogía best-seller “50 sombras de Grey”[1]

Seguimos la tesis central de la autora al decir que “Los textos son proclives a ser populares cuando ofrecen soluciones (simbólicas) a contradicciones sociales” llevandonos a preguntar sobre cuáles son esas contradicciones sociales que se presentan en éste fenómeno de literatura popular.

Mi primera exposición a dicho al fenómeno de las Sombras de Grey fue desde la clínica cuando, en espacio de un par de semanas hace algunos años, varios pacientes, en su mayoría mujeres, hacían referencia al libro e incluso una copia de la novela las acompañaba a sesión. He de reconocer que no fue hasta otra serie de reacciones al tema que me pareció algo digno de analizar. Nos referimos a lo expuesto en diversos artículos y comentarios en las redes sociales donde denostaban, atacaban o denigraban las novelas –y su esperada adaptación cinematográfica- además de su aceptación en el público. ¿Qué hay en esta historia de 50 sombras de Grey que genera dichas reacciones pasionales odio-amorosas, ya sea la de odiar amar –al estilo de un placer culposo semejante al que se experimenta con la telenovela o chisme del momento- así como amar odiarla –ser un pasional hater que solo la tilda de estupidez popular?  Como diría Otto Rank ¿Qué viejo tema de estudio para el psicoanálisis resuena, reaparece y se reedita en esta historia de literatura popular?

En el camino de búsqueda de referentes para 50 sombras de Grey, encontramos el libro que hemos citado llamado “El nuevo orden del amor: Mujeres, Hombres y 50 sombras de Grey” donde se concluye:

“50 sombras de Grey no es alta literatura[2], pero “atraviesa la distinción entre la ficción y la verdad” debido a que nos lleva al corazón de la situación sexual y romántica contemporánea. En este sentido, posee la seriedad de aquellas poderosas fantasías que nos ayudan a superar nuestros predicamentos.”[3]

Illouz nos recuerda lo abordado por Freud en su célebre artículo sobre “El creador literario y el fantaseo” donde la fantasía presentada por el artista también puede ser de provecho para los demás, de ahí que no cualquier historia llega a ser popular. Tanto Illouz desde la sociología, como Rank, Bettelheim, Jung y Lacan desde el psicoanálisis resaltan el poder de la fantasía en la mitología, ofreciendo soluciones simbólicas pero resaltando lo que llama Illouz “contradicciones sociales”. Lacan con respecto al mito menciona:

“Consiste en enfrentarse con una situación imposible mediante la articulación sucesiva de todas las formas de imposibilidad de la solución. En este sentido la creación mítica responde a una pregunta. Recorre el círculo completo de lo que se presenta al mismo tiempo como una posible apertura y como una abertura imposible, impracticable. Al terminar el circuito, se ha realizado algo que significa que el sujeto se ha situado al nivel de la pregunta”.[4]

Resaltamos el carácter de contradicciones e imposibilidades inherentes a la cultura y su malestar. De esta forma es en un objeto como “Sombras de Grey” que la denominada “socióloga de los sentimientos” encuentra “condensadas las relaciones de género actuales, el progreso feminista y las consecuencias del capitalismo en el plano sentimental.” Nuestra hipótesis al respecto, es que dichos temas, además de su importancia en el análisis social, son cruciales para el psicoanálisis tanto con respecto a la forma de elaboración del malestar psíquico e incluso psicopatológico en la vida postmoderna, así como en la forma de clínica que opera en el psicoanálisis. Adelantemos la pregunta: Si existe un cambio en las relaciones amorosas en la actualidad ¿cómo afecta a una clínica que se desarrolla a partir de un determinado lazo transferencial?

“Señorita Steele, el señor Grey la verá ahora”

Para entrar en materia recordemos la sinopsis de la primera novela:
“Cuando la estudiante de literatura Anastasia Steele entrevista al joven empresario Christian Grey, se encuentra un hombre que es hermoso, brillante e intimidante. La sencilla e inocente Ana comienza a darse cuenta de que desea a este hombre y, a pesar de su enigmática reserva, ella se encuentra desesperada por acercarse a él. Incapaz de resistir la sobria belleza de Ana, su ingenio y espíritu independiente, Grey admite que la desea también – solo que en sus propios términos. Impactada, además de intrigada, por los gustos singulares en la sexualidad de Grey, Ana duda. Además de todo el halo de éxito –su negocio multimillonario, su vasta fortuna, su familia amorosa- Grey es un hombre atormentado por demonios y consumido por la necesidad del control. Cuando la pareja se embarca en una relación desafiante y apasionada, Ana descubre los secretos de Christian y explora sus propios oscuros deseos.” (James, 2011)

Narrada de esta manera, la trama de “Sombras de Grey” inmediatamente remite a la clásica novela romántica. Paul Verhaeghe en su libro “Amor en los tiempos de la soledad. Tres ensayos sobre el deseo y la pulsión”[5] reconoce en este patrón de las “revistas rosas, del estilo Nous deux y otras revistas del corazón, fotonovelas y series Harlequin”, la fantasía erótica de tipo predominantemente femenina, llegando a catalogarse como “historias literarias concebidas “por las mujeres y para las mujeres””. A través de diversos ejemplos de la vida popular, Verhaeghe reflexiona sobre lo que puede decirnos el psicoanálisis acerca del amor hoy en día, y en un momento de su análisis plantea la importancia de la fantasía, como aquella que “da cuerpo al deseo” y constituyen el erotismo. Se pregunta “¿Existe una fantasía característicamente masculina? ¿Y una fantasía típicamente femenina?” Para investigarlo, menciona que hay un terreno al alcance de la mano “la expresión comercial de nuestras fantasmagorías.” Mientras que en el caso de los hombres es típicamente la pornografía[6], en el caso de las mujeres, el objeto de fantasía erótica por excelencia es, “literalmente, menos visible” al constituirse en la palabra escrita. Verhaeghe describe el patrón de éstas últimas de esta manera:

“Las historias que se publican allí son tan estereotipadas como sus equivalentes masculinos, pero los acentos están puestos sobre otras cosas. Una mujer, para reponerse de una gran pena de amor, entra como ama de llaves o niñera de un director de cine (doctor/director), viudo hace poco. Se dedica concienzudamente a los niños y, a pesar de una primera antipatía hacia su patrón, se enamora de él. Pero éste está enamorado de una actriz que sólo lo usa para ascender en su carrera. Finalmente descubren que se aman, que están hechos el uno para el otro, etcétera… El hombre que figura en el corazón de la historia es siempre un hombre especial… no están en una relación amorosa, llevan una vida más bien retirada y deben, por así decirlo, ser conquistados… De la misma manera que la mujer lujuriosa (de la pornografía) es la proyección perfecta del deseo masculino, un hombre semejante (de las novelas rosas) es la proyección perfecta de lo que desea una mujer”. (Verhaeghe, 2001)

Así como en el análisis de los mitos, Claude Levi Strauss sugería incluir todas las variaciones del mismo mito, incluso las que aparentemente son contradictorias y localizar lo que se ha mantenido constante en las versiones y lo que ha cambiado. En las Sombras de Grey vemos esta reproducción de roles clásicos donde la mujer sirve al hombre que se distingue por su distancia jerárquica al más puro estilo de las telenovelas mexicanas donde la sirvienta pobre se enamora del junior. De ahí proviene parte del rechazo a “las Sombras de Grey” por parte de grupos de estudio de género al reconocerla como la forma más común de imposición de la heteronormatividad y no una revolución sexual. Sin embargo, esto último es parte de lo que cambia y que también nos hace entender la molestia de muchos detractores ya que su fama es la promesa de una sexualidad transgresiva.

Mientras que en las clásicas historias rosas, como menciona Verhaeghe “el erotismo femenino nunca está centrado en lo genital” y “aunque el sexo desempeñe un papel en la historia, jamás será un papel de primer orden”; en el caso de las “Sombras de Grey”, el sexo, al menos en la publicidad popular de la historia, es lo que se encuentra en primer orden, al grado tal de haberse ganado el apodo despectivo de “mommy porn”, aludiendo a lo explícito de las escenas sexuales en la novela. Más aún, el obstáculo central en la relación amorosa entre Grey y Ana son los gustos sexuales de él, los cuales remiten a una relación no de enamorados sino un estricto contrato de roles dominante – sumisa. Este cambio nos indicará entonces una diferencia a nivel cultural y su malestar en la actualidad.

De esta forma “¿Qué información nos da esta trilogía erótica sobre nuestra época?”[7] Eva Illouz responde:
“Primero, que la sexualidad se ha vuelto un asunto ineludible en la sociedad actual. En la novela, como sucede en la vida real, el sexo precede al amor. En la era premoderna existía una secuencialidad inalterable, donde el sexo llegaba al final de todo, coronando el proceso después del matrimonio. Significativamente, Christian y Anastasia actúan de la manera contraria: primero se acuestan y luego aprenden a amarse.”

Mujer…casos de la vida real

Regresemos a las formas odio-amorosas. Los que odian amarla son en especial mujeres. Lo obvio del fenómeno es que sea una “Novela de mujeres, escrita por una mujer, leída (en su mayoría) por mujeres, claramente vendida a mujeres, y más apreciada por mujeres que por los hombres”. Es justamente en esto último lo interesante de la otra reacción, la del amar odiar a las “Sombras de Grey”. Por un lado aparentemente la indignación es sobre su pobreza literaria sin embargo eso no justifica su ataque. Nuestra hipótesis es que reaviva la vieja reacción machista ante la paradoja del erotismo femenino. En nuestro terreno del psicoanálisis lo reconocemos fácilmente como la reacción ante el discurso de aquella madre del psicoanálisis, la Histérica. Para los grupos más radicales del feminismo les pareció aberrante que ella eligiera, siguiendo el sendero del amor, la sumisión; otorgando el papel de dominante al hombre. Por el costado conservador, la molestia viene desde la aparente “doble moral” de las mujeres que gozan leyendo novelas “pornográficas” pero se molestan si su hombre ve pornografía o hace insinuaciones vulgares de la sexualidad. “¿Quién las entiende a las mujeres?” Sabemos que ese prejuicio siempre está de alguna manera racionalizado llegando hasta nuestros círculos con expresiones intelectualizadas como la extraña conjugación “Nomás está histeriquenado”, reproduciendo el efecto despectivo (incluso en tono condescendiente) de los expertos contemporáneos a Freud que tildaban a las histéricas de simuladoras o falsas. Si algo aprendió Freud escuchando a sus pacientes histéricos fue sobre lo paradójico del deseo inconsciente. Más aún, podemos reconocer desde Lacan la relación con un Amo que establece la histérica, donde siendo su más ferviente fan en un pequeño giro se puede convertir en su amorosa crítica.[8]

Para Illouz, la novela “sin lugar a dudas… presenta las fantasías contemporáneas de mujeres”. En especial con respecto a la sexualidad que el actualidad “es tanto un lugar de auto-conocimiento y autoidentidad como un problema”. Rechazamos la nominación de “porno para mamás” al igual que dice Illouz “a menos que uno sea tan ingenuo que asuma que el romance es el “pretexto” que envuelve al sexo en el papel rosa de los sentimiento”. Illouz da una clave más de la postmodernidad cuando asegura “De hecho, se trata de lo opuesto: es el sexo el que es el papel rosa que envuelve y oculta la historia de amor. Para nuestra nueva cultura de autonomía sexual, es la fantasía de y por el amor total lo que se ha vuelto inconfesable”. De ahí su distancia de la pornografía que, al mostrarlo todo, borra el encuentro con el otro a nivel emocional (el Acontecimiento que constituye el amor dirá Žižek [9], la otredad que rompe la mismidad dirá Byung Chul Han[10]). El carácter porno está, aunque se hiciera con una persona real, en que se opera desde el narcisismo de la masturbación. Lo que está en las “Sombras de Grey” es la búsqueda de la autonomía en la relación amorosa –tratando responder la pregunta histérica amorosa “¿Qué soy yo para él?”, de ahí “las sombras” y los tonos de grises aludidas en el título- mientras que apuesta por una relación amorosa total y duradera.[11] De esta forma, simultáneamente promueve y critica la relación sadomasoquista. La promueve al presentarla como una forma de autodescubrimiento desde lo sexual (lo que Illouz denomina erotismo de autoayuda). Sin embargo, principalmente critica y cuestiona la relación pornográfica que busca mantener a la distancia el compromiso amoroso al revelarla más como búsqueda de la sumisión o el dolor, como contrato mercantil de relación. 

Cómo encontrar certeza emocional en un mundo de incertidumbre sexual

Dirá Verhagehe que así como “la mujer que aparece en la pornografía es la proyección del deseo masculino, en las novelas rosas, ese hombre especial, es la proyección femenina”. Aquí es lo problemático de tomar una creación de ficción desde el punto de vista clínico. No podemos obviar buscando cuadros psicopatológicos en los personajes sino que en todo momento, como diría Freud o Rank, recordar que el relato mitológico popular tiene las características de un sueño. Así, todos los personajes son partes y escenario de un mismo discurso. Por un lado Christian Grey es hipermasculino en toda la potencia y control del machismo actual y por el otro es arrebatado por una pasión amorosa cuasi maternal de fusión con Ana. Lo interesante es que aparezca lo que Illouz señala como incertidumbre emocional.

“Es una dominación de ficción, pero enmarcada en la fuerte nostalgia que experimentamos hoy respecto a unos roles de género más binarios y bien definidos, en el marco de una relación más clara, organizada y regulada. La incertidumbre del presente perjudica la implicación y la intensidad emocional de cada individuo. Pasamos mucho tiempo preocupándonos por cómo debemos actuar respecto a lo que se espera de nosotros. Nos preguntamos sin cesar cuál es la regla de género y si deseamos o no ajustarnos a ella. Esto es fuente de un tipo de ansiedad que antes no existía.”

El título en inglés del texto de Illouz nos parece ilustrativo “Hardcore romance”. Si quitamos de la relación de pareja, el componente del amor romántico o “el sentimentalismo”  por considerarlo caduco o amenazante de nuestra autonomía, solo queda el hardcore –el nucleó duro-; una relación angustiante de posiciones dominante-dominado, un contrato sospechoso que hay que vigilar con abogado a lado. Hemos de confesar que un título que quedó en el tintero del teclado fue “la triste historia del Fuck-Buddy” ya que el propio personaje Grey menciona frases que hemos escuchado en consulta por ejemplo su respuesta a la pregunta por sus novias: “Yo no hago eso de tener novias”, “Yo no hago el amor. Yo cojo… fuerte… no sabes a lo que estas pidiendo. Todavía puedes salir corriendo”.

Gery es esencialmente fóbico al compromiso nos dirá Illouz, sin embargo no es solo una crítica a los hombres de la postmodernidad sino las propias dudas de las mujeres que leen la novela como parte del mismo discurso y luchan por volver a creer abiertamente en el amor.  De ahí lo interesante del final de la primer novela –y el cuento online original- Ana decide dejar a Grey.

¿Tranferencia Hard-Core?

Para terminar llevemos estas reflexiones de las novelas populares a la clínica del psicoanálisis. Para esto recordamos lo expuesto por Verhaeghe con respecto a los cambios en la presentación de la psicopatología:
“Parece que los síntomas clásicos están desapareciendo, y que estamos enfrentándonos a una nueva forma de patología. Es más, en vez de fobias, nos topamos con ataques de pánico. En vez de síntomas conversivos, nos encontramos con el trastorno de somatización. En vez de náusea histérica, existen trastornos alimenticios…nos enfrentamos al paciente promiscuo y agresivo, paciente limítrofe que combina trastornos alimenticios con adicciones y auto-mutilación. Frecuentemente él o ella piden nuestra ayuda y la rechaza al mismo tiempo.”[12]

Verhaeghe analiza estas “nuevas” psicopatologías encontrando tres características que comparten: 1) “casi siempre se relacionan con el cuerpo de manera directa, sin mediaciones”. 2) “los nuevos síntomas son preformativos “(él o ella prefiere actuar, y sus actos están dirigidos hacia el cuerpo, ya sea el propio cuerpo o el del otro, y nos enfrentamos con la agresión y la promiscuidad en lo real.) 3) “En contraste con los síntomas tradicionales, los nuevos parecen estar desprovistos de sentido” (El ataque de pánico sin la elaboración simbólica de la fobia o la pesadilla).

Verhaeghe precisa otro cambio no solo en su presentación sino en su dirección.
“Se tiene que mencionar que estas tres diferencias están montadas en un escenario totalmente diferente… (el nuevo paciente) Empieza con una desconfianza básica hacia el otro y no está preparado para hacer una excepción con el terapeuta. Demanda ayuda e insiste en ello, pero al mismo tiempo es más hostil que cooperativo. Más aun, no está preparado para tomar responsabilidad por algún fracaso, por el contrario, es culpa del otro.”

Verhaeghe se muestra fatalista –tal vez no sin razón- al anunciar que este tipo de cambio social que afecta principalmente lo que se demanda del otro fundado en la lógica del mercado y la desconfianza básica hace inoperantes los distintos enfoques psicoterapéuticos incluido el psicoanálisis. Con una desconfianza básica hacia la creencia en los vínculos, donde siempre encuentra en el horizonte la amenaza a la co-dependencia, el desengaño y la poca tolerancia a la frustración como signo de desamparo o cinismo, las características de los nuevos síntomas que menciona Verhaeghe nos remiten a la angustia en creer en el otro. Así, la contraseña de la palabra es sustituida por la certeza del cuerpo, la escenificación teatral del símbolo por la performance del acto y el grito insignificante busque algo que lo signifique antes de interpretarlo. Hoy más que nunca se requiere al psicoanálisis como aquel espacio que cree y da lugar al amor y la pasión, de ahí que la única psicopatología que nos interesa no es desde el trastorno sino desde la etimología original de Pathos, la de la apatía, empatía y simpatía, Pathos como pasión, siendo que no ocupe darle espacio para elaborar las contradicciones de las Pasiones del Alma.


Bibliografía
Byung-Chul, H. (2014). La Agonía de Eros. Barcelona: Herder Editorial.
Illouz, E. (2014). Hard-Core Romance: Fifty Shades of Grey, Best-Sellers, and Society. Londres: The University Of Chicago Press.
James, E. L. (2011). Fifty Shades of Grey. Autralia: The winter´s coffe shop publishing house.
Verhaeghe, P. (2001). Amor en los tiempos de la soledad. Tres ensayos sobre el deseo y la pulsión. Barcelona-Buenos Aires: Paidos.
Žižek, S. (2014). Acontecimiento. Mexico, DF: Sexto Piso.





[1] Illouz, E. (2014). Hard-Core Romance: Fifty Shades of Grey, Best-Sellers, and Society. Londres: The University Of Chicago Press. Título original: Die neue Liebesordnung. Frauen, Männer und "Shades of Grey" (El nuevo orden del amor: Mujeres, Hombres y 50 sombras de Grey – Traducido al español como “Erotismo de autoayuda: Cincuenta sombras de Grey y el nuevo orden romántico-)
[2] Característica que llega a agradecer la socióloga ya que en su trama simple y predecible se hace más fácil la labora del análisis de los patrones descritos.
[3] Illouz, E. (2014). Op. Cit.
[4] Jacques Lacan, « Le séminaire, Livre IV: La relation d’objet » (1956-1957), ed. Jacques-Alain Miller (Paris: Seuil, 1994) 330. My trans. «El seminario de Jacques Lacan. Libro 4. Las relaciones de objeto » Clase del 15 de mayo de 1957. Ediciones Paidós. Pág. 330. Cita tomada del artículo “Myth, Mind and Metaphor:On the Relation of Mythology and Psychoanalysis” de Nadia Sels. The Journal of jan van eyck  circle for lacanian ideology critique.
[5] Verhaeghe, P. (2001). Amor en los tiempos de la soledad. Tres ensayos sobre el deseo y la pulsión. Barcelona-Buenos Aires: Paidos.
[6] Tema de la segunda parte de este escrito que llevará por título “Fantasías que dan cuerpo II: Don Jon, el estrés del macho PorNo hablar”.
[7] Entrevista a Eva Illouz por Alex Vicente. “La sexualidad es ineludible: hoy el sexo precede al amor”. 28 de Marzo 2015. El País.com.   
[8] El tema de la Histeria, el Amor y el Psicoanálisis queda bellamente representado en la película de David Cronenberg “Un método peligroso” (2011), donde el “elemento” peligroso del análisis es el amor.
[9] Žižek, S. (2014). Acontecimiento. Mexico, DF: Sexto Piso.
[10] Byung-Chul, H. (2014). La Agonía de Eros. Barcelona: Herder Editorial
[11] En este sentido es una verdadera heredera de “Crepúsculo” donde la historia de vampiros y hombres lobo es el papel rosado que envuelve el anhelo de un amor total e inmortal.
[12]  Verhaeghe, P. (2007) “Chronicle of a death foretold”: the end of psychotherapy. Dublin, September 2007 – Health4Lifeconfererence – DCU.