Ghost in the Shell: Remakes, Identidad y Espacio
La reciente adaptación cinematográfica del anime
de culto Ghost in the Shell, nos
brinda la oportunidad de recordar los temas que abordaba esa obra maestra del
anime de ciencia ficción además de, al comparar con la versión actual
hollywoodense, reflexionar sobre lo que nos puede decir acerca del mundo
ideológico en el que vivimos hoy en día. Lo anterior lo proponemos recordando lo
abordado por Robert Pfaller con respecto a las historias de ciencia-ficción
donde, más que presentarnos mundos desconocidos de otro tiempo y/o espacio, son
historias que enriquecen nuestro conocimiento sobre nuestro mundo actual, de
manera que estas historias sci-fi “nunca
nos arrastran a mundos desconocidos, si no siempre a “mundos extraños que nos
son familiares””[1]
Existen cambios grandes y
notorios tanto en la historia como en la forma de los personajes siendo el más
significativo el que concierne a la justificación de los rasgos occidentales de
la protagonista (al tratarse de una actriz conocida para atraer la taquilla global)
cambiando así el origen y las motivaciones de la emblemática “Mayor Matoko
Kusagani”. Aún y cuando lograron adaptar imágenes que son del deleite de los
fans y que resultarán poderosas para los que no conocían el anime, nos llamó la
atención un pequeño pero importante detalle que aparece en una de las primeras
secuencias.
En la icónica secuencia donde vemos cómo es construido el cuerpo de
la protagonista ciborg, en este mundo del futuro donde es común que los humanos
se hagan mejoras cibernéticas, un cambio nos puede llevar a distintas formas de
entender lo ciborg. Empecemos por la versión 2017. En ella vemos unos
filamentos que salen del cuerpo robótico (la coraza –shell- del título) y se
conectan con otros filamentos que vemos pertenecen a un sistema nervioso
central humano, culminando en la conexión de un cerebro humano con el cuerpo
cibernético. El resto de la secuencia que al final nos muestra el cuerpo de la
Mayor casi por completo respetando al anime original. Sin embargo con respecto
al cerebro no es así. En la versión del 1995 vemos como es escaneado un cerebro
y dicha información que corresponde a datos, ideas, recuerdos, y constituyen un
tipo de software que contiene la personalidad del sujeto consciente de su
existencia (el alma o Ghost del título). Posteriormente es descargada en un
cerebro artificial como los positrónicos que nos describe Isaac Asimov en sus
novelas de Robots (padre de las tres leyes de la robótica y referente obligado
de la obra original de GiTS). Aunque se menciona que el cerebro humano está
presente tanto en la Mayor como en el resto de las personas para considerarlas
humanas (en alguna parte Batou hace referencia que en las neuronas humanas que
hay en su cuerpo), la ambigüedad que se crea al no mostrarlo en el ensamblaje
–y si mostrar músculos- no solo es para crear la duda con respecto a qué tan
humana es la Mayor, sino además, al quitar el soporte biológico del cerebro,
resaltar la duda básica sobre qué es aquello que nos hace humanos, la reflexión
central de la trama.
Esta pequeña diferencia hace
completamente distinto el Ghost de esta nueva versión cinematográfica, por más
que se parezcan en el Shell. Como menciona en su crítica Sergio López Aguirre:
“Uno de los problemas a los que se enfrenta la cinta es,
paradójicamente, una de las que podrían ser sus virtudes, es decir: mientras el
ánime de 1995 era sumamente filosófico y cuestionaba aspectos de la realidad,
el ADN, la memoria y la esencia del ser, la cinta de Scarlett Johansson aligera
esos aspectos en pos de hacerla más accesible al público occidental, pero es en
su segundo acto donde la película busca abarcar esos elementos y disminuye el
ritmo al que nos tenía acostumbrados.”[2]
Concordamos en la explicación del
crítico de Cine Premiere en cuanto a que éste problema puede ser su virtud ya
que nos enfrenta a la posibilidad que en la accesibilidad no sea solo al
público occidental sino al público contemporáneo. Apuntamos la diferencia no de
públicos por su diferencia geográfica sino generacional. Los cambios afectan en sobre todo al
sujeto/tema sobre el que gira la trama de Ghost in the Shell. Incluso en las
críticas que califican positivamente la nueva versión, resaltan que la trama no
es fresca u original, incluso algunos califican como festín visual pero con
trama como “bastante simple… esperemos que en otro momento sean más profundas”[3].
Para cualquier fan del anime de 1995, ese es el principal problema, ya que si
algo distinguió ese anime, e influyó en toda una generación de animadores y
cineastas, fue su estética pero al servicio de una aún más impresionante trama.
Decíamos que el cambio no lo
consideramos entre públicos orientales a occidentales sino en las inquietudes
de la época. Basta recordar que el status de culto de la original también es
para el público occidental al llegar a inspirar cintas como The Matrix (1999),
donde los cuestionamientos filosóficos sobre la realidad fueron presentados y
aceptados con gusto por el gran público que donde todavía resuenan escenas
donde Morfeo pregunta a un incrédulo señor Anderson:
“¿Qué es la realidad? ¿Cómo defines la realidad? Si la realidad es lo
que ves, sientes, tocas o hueles, no son más que impulsos electromagnéticos que
llegan a tu cerebro y sin interpretados… viven en un mundo de ensueño… Este es
el mundo que conoces, el mundo como era a finales de siglo XX. Ahora existe
solo como parte de una simulación neuro-interactiva que llamamos The Matrix, es un mundo de sueños generado por una
computadora…”[4]
La Ghost In The Shell original
aborda el tema no solo de la realidad como un todo sino lo real de la
existencia humana. En este sentido es una clara heredera de los
cuestionamientos del “Yo, Robot” de Asimmov como de las adaptaciones cinematográficas
de historias de Philip K. Dick como “Blade Runner” (1982) o “Total Recall”[5]
(1990), donde los protagonistas reflexionan sobre su existencia, humanidad e
identidad sabedores que los recuerdos y pensamientos pueden ser insertados,
construidos o alterados.
Batou: Oye, ¿en qué piensas?
Mayor: En ese robot, ¿crees que nos parezcamos?... Creo que los ciborgs
como yo tendemos a ser algo paranoicos sobre nuestros orígenes. A veces
sospecho que no soy quien creo que soy, como si hubiera muerto hace mucho
tiempo y alguien hubiera tomado mi cerebro y lo haya metido en este cuerpo o
quizá nunca hubo una verdadera yo y soy completamente sintética como esa cosa.
Batou: Tienes neuronas humanas en tu cubierta de titanio, te tratan como
a otros humanos, así que basta de angustias.
Mayor: Pero eso es todo, es lo único que me hace sentir humana, la forma
en que me tratan. Pero, quién sabe lo que hay en esa cabeza ¿alguna vez has
visto tu cerebro?
Batou: Me parece que estás dudando de tu propio espíritu.
Mayor: ¿Y si un cerebro cibernético pudiera generar su propio espíritu? ¿Crear
un alma él solo? Y si lo hiciera ¿qué importancia tendría entonces ser humano?
Batou: ¡Tonterías![6]
Además del origen y
cuestionamientos de la Mayor Kusanagi, llamada ahora Mira Killian, el otro gran
cambio en la versión moderna es el otro lado del espejo, el antagonista. En el
anime de 1995, persiguen al hacker cibertorrorista que llaman el Titiritero
(Puppet Master). En la nueva versión, así como dotaron de un origen humano a la
Mayor convirtiendo la historia en una variación de las historias de Jason
Bourne donde busca conocer su “Identidad desconocida”, también al Titiritero –o
proyecto 2501- le otorgan la clásica identidad –“el hacker Kuze”- y
motivaciones de venganza. Mientras que en la original es más inquietante su motivación,
semejante a la de Roy Batty, el replicante de Blade Runner, o Sony en la
versión cinematográfica inspirada en “Yo, Robot” (donde el gran pero es la exagerada
presencia de Will Smith). Como buen antagonista, el Titiritero tiene los
mejores diálogos, llevando al extremo los cuestionamientos de la Mayor. Para el
final de la cinta se da el siguiente diálogo:
Titiritero: Mi nombre clase es proyecto 2501, espionaje industrial y
manipulación de información secreta. Instalé programas en determinados
espíritus para utilizar la ventaja estratégica de ciertas organizaciones e
individuos selectos. Durante mis viajes a través de todas las redes he
desarrollado conciencia de mi existencia. Mis programadores me consideraron una
molestia e intentaron aislarme confinándome en un cuerpo físico… después de que
escuches mi explicación hay algo que quiero pedirte Kusanagi. Me refiero a mí,
como una forma inteligente de vida, porque soy sensible y puedo reconocer mi
propia existencia. Pero en mi estado actual aún estoy incompleto. Carezco de
los procesos vitales básicos inherentes a todos los organizamos vivos: la
reproducción y la muerte.
Motoko: Pero puedes copiarte.
Titiritero: Una copia es solo una imagen idéntica… las copias no dan
lugar a la individualidad y la originalidad. La vida se perpetúa a través de la
diversidad y esto incluye la capacidad de sacrificarse cuando es necesario…
Quiero que nos combinemos… una unificación… para crear un ente nuevo y único…
Tendrás a nuestra variada progenie en la red al igual que los humanos dejan su huella genética en sus
hijos. Y todo lo vivo debe morir, entonces yo también debo morir.
Motoko: Estas hablando de que redefina mi identidad. Quiero que me
garantices que seguiré siendo yo.
Titiritero: No lo haré ¿Para qué querrías serlo? Todo cambia en un
ambiente dinámico. Tus esfuerzos por seguir siendo lo que eres son lo que te
limita.
Motoko: Pero todavía no contestas mi primera pregunta, ¿por qué me
escogiste a mí?
Titiritero: Porque somos más parecidos de lo que piensas. Nuestras
esencias son similares, nuestras psiques son imágenes en un espejo.
En una escena a mitad de la
cinta, cuando se revela a las autoridades el Titiritero, pide asilo político al
ser un ente vivo que es perseguido por los estadounidenses que lo crearon como programa
de espionaje llegando a sentenciar “La humanidad ha subestimado las
consecuencias de la computarización”[7].
En este sentido, Ghost in The Shell de 1995, le habla a una época donde las
preguntas por el futuro de la humanidad a partir de la revolución por el mundo
cibernético siendo parte de la naciente aldea global aparecían cuestionando
nuestra identidad. La promesa de creación de avatares y ciber-comunidades abría
posibilidades para nuevas formas de existencia.
En la serie de ensayos
audiovisuales que realiza The Nerdwriter por la plataforma youtube, el dedicado
a Ghost in The Shell de 1995 resalta otro aspecto de la tema en la forma, la
relación entre el tema y los escenarios o espacios.
“La relación entre el cuerpo y la mente, carcaza y fantasma, desde luego
es el tema central de la película; La cual nos narra la historia de una ciborg oficial
de policía, quien, con su equipo, persiguen a un conocido hacker, solo para
descubrir que él es un Inteligencia Artificial incorpórea que busca fusionarse
con ella y crear una nueva forma de vida superior. Como la mayoría de los
cuerpos en este mundo futurista son al menos en parte artificiales, la gente
ubica sus identidades en sus fantasmas o sus mentes. Pero con el inquietante
conocimiento de que éstos también pueden ser hackeados, la memoria, la
identidad y la humanidad misma quedan cuestionadas… Entonces ¿cómo es que una reflexión
sobre el espacio puede iluminar el problema y el tema de la identidad en Ghost
In The Shell? Tal vez lo primero que debemos decir es lo espacios, como las identidades,
son construidas. Aunque el espacio siempre se siente como neutral o simplemente
ahí, como si nos pudiéramos mover libremente por donde sea en él, nuestros
movimientos, nuestras actividades, nuestra vida, siempre está limitada por la
forma como es producido el espacio… Lo mismo es verdad para la identidad.
Espacios e identidades son construidas y no siempre por nosotros mismos… Vean
detenidamente a la ciudad, y pueden ver estos dilemas en el propio espacio. El
Ciberpunk siempre ha presentado estas incómodas composiciones de múltiples
culturas. No son utopías, pero tampoco son imaginadas como distopias. El
filósofo Michel Foucault llamó a estos espacios heterotopias, lugares que
existen en un estado dinámico de distintos y cambiantes significados. Las
Heterotopias no se someten a estas fuerzas que tratan de convertir todo a lo
mismo. Son espacios marginales para que aquellos sin voz construyan identidades
por ellos mismos. La gran esperanza radical del Ciberpunk fue que la fusión del
hombre con la máquina tendrá el mismo efecto en la identidad personal como en
las ciudades multiculturales como Honk Kong ha tenido en la identidad colectiva.
Derrumbará los constructos de género, raza y clase que nos han definido por
tanto tiempo sin nosotros haberlo elegido. Se puede ver esta esperanza en el
personaje principal de Ghost In The Shell… Si, los espacios son hechos por la
humanidad, pero la humanidad es hecha por sus espacios también. Es un ciclo de
retroalimentación, un círculo tanto vicioso como virtuoso basado en las
elecciones que hacemos juntos. Ghost In The Shell quiere mostrarnos que la
dinámica entre nosotros y nuestros espacios son una y la misma.”[8]
De esta forma, podemos imaginar
desde el psicoanálisis una lectura de Ghost in The Shell no desde la clásica La
Mente y el Cuerpo o El Espíritu y Lo Carnal sino El Sujeto y el Otro, como
aquello que está en tensión en la identidad. La pregunta sobre lo humano es con
lo que confronta el Titiritero a Motoko, la singularidad en el programa que se
repite, siendo el sujeto, aquello que resiste y es efecto falla de toda
alienación. De ahí que nos parece formidable que el Titiritero localice como
paso final de su humanización no un cuerpo, ya que puede alcanzar la
regeneración sino el corte del Otro Cuerpo presente en la Muerte y la
Reproducción.
¿Qué nos dice los cambios en la
versión live-action de nuestros días? Es interesante que no se retomaran los
temas inquietantes del anime seguramente
como efecto de un desencanto de ese futuro liberador que prometía la aldea
global. Por un lado, la preguntas sobre el sujeto parecen cerrarse cada vez más
en un discurso neurocientífico las más de las veces sostenido por no
neurocientíficos sino por la religión, política y psicología actual. Como
menciona en su artículo “La neurociencia superflua seduce a los estudiantes de
psicología” David Aparicio:
“Parece que la información
neurocientífica tiene características únicas que la hacen especialmente
convincente cuando hablamos de los fenómenos psicológicos. Los investigadores
creen que la explicación reside en que la mayoría de los estudiantes de
psicología apoyan la idea del ¨cerebro como motor de la mente¨ y por ello le
¨asignan un rol privilegiado a la neurociencia en la explicación de los
fenómenos psicológicos. Pero debemos ser cuidadosos, porque hay una marcada
tendencia a interpretar los resultados de la activación de las áreas del cerebro
como el origen o la causa de la conducta o las emociones, cuando en realidad la
neurociencia sólo puede ofrecer correlaciones y no datos concluyentes. A esto
le tenemos que sumar que hay ciertas disciplinas que buscan legitimarse a
través de los datos neurocientíficos no comprobados, como por ejemplo la
Programación Neurolingüística y el Psicoanálisis, explicó el investigador
argentino, Ricardo Mir, en una entrevista en al diario La Voz.”[9]
Retomamos esto último ya que, por
mejores intenciones que se tengan en la relación entre el psicoanálisis y las
neurociencias, el problema reside cuando esa relación busca la legitimación,
ahí es donde el psicoanálisis debería decir “no me ayudes compadre” y si estar
abierto en un diálogo como se tiene con otras y demás diversas disciplinas.
Llegamos a lo que aporta el final
de Ghost in the Shell 2017 cuando la Mayor Killiam ha descubierto que su
verdadera identidad es la de una manifestante llamada Mokoto Kusanagi y se
reencuentra con su madre. Es interesante como en la original Motoko, ahora
fusionada con el Titiritero, tiene un cuerpo de niña y ha creado una nueva vida
mientras que en la nueva adaptación busca reencontrar sus orígenes. Tal vez lo
que vemos aquí es nuestro mundo de lo post, el mundo del mañana que vivimos
cuando pasamos la línea del futuro prometido después del año 2000. Ojalá como
la Mayor Killiam, la cinta invite a redescubrir los orígenes de la historia de
Mokoto Kusanagi –aventura a la que espero aporte algo este escrito. El
siguiente paso en las adaptaciones de hoy en día, lejos de conformarnos con la
pobre recuperación de lo nostálgico, es importante redescubrir el pasado,
reapropiarnos de la historia de rebeldía que nos constituyó pero no para volver
a ese origen idílico ya que sabemos que es tan fabricado como el actual, sino ver
con nuevos ojos el presente y apostar por otro futuro pensando, como el
Titiritero enseña a Motoko, en la próximas generaciones y en la mortalidad.
[1] Pfaller, R. (2010).
Lo desconocido familiar, lo siniestro, lo cómico: los efectos estéticos del
experimento mental. En S. Z. (ed), Lacan. Los interlocutores mudos
(págs. 259-282). Madrid, España: Ediciones Akal.
[3] “Crítica
de la cinta “La vigilante del futuro”” Sección “La veo o no la veo” elnorte.com
[4] The
Matrix (1999. Dir. The Wachowski Brothers)
[5] En
nuestro país fue conocida como “El Vengador del Futuro”, referencia por lo
único que nos gusta el título en México de “La Vigilante del Futuro”, nueva
muestra de que para los distribuidores de nuestro país todas las de ciencia
ficción son “del futuro” como todas las de terror son “del Diablo” y las de
comedia son “De locura”
[6] Ghost in the Shell (1995, Dir. Mamoru
Oshii)
[7] Titiritero:
Como forma sensible de vida, estoy aquí para pedir asilo político.
Oficial: Ridículo, está programado para su propia
preservación.
Titiritero: También se puede alegar que el ADN no es
más un programa diseñado para preservarse. La vida se ha vuelto más complicada
en el abrumador océano de información. Y la vida, cuando se organiza en
especies, se basa en los genes para que sean sus sistemas de memoria. El hombre
es un individuo debido a su memoria intangible, y la memoria no se puede
definir, pero define a la humanidad. La llegada de las computadoras y la
acumulación de información han dado lugar a un nuevo sistema de memoria y pensamiento paralelo al suyo. La humanidad ha
subestimado las consecuencias de la computarización.
Oficial: Tonterías, todos esos cuentos no son prueba de
que seas una forma de vida pensante.
Titiritero: ¿Y usted puede darme alguna prueba de su
existencia? Cómo podría hacerlo si ni siquiera la ciencia moderna o la
filosofía pueden explicar lo que es la vida… No tengo inteligencia artificial,
mi nombre clave es proyecto 2501. Soy un ente vivo y pensante que fue creado a
partir del mar de información.
[8] Ghost In The Shell: Identity in Space. The Nerdwriter.
https://www.youtube.com/watch?v=gXTnl1FVFBw
[9] https://www.psyciencia.com/2015/27/la-neurociencia-superflua-seduce-a-los-estudiantes-de-psicologia/
2 comentarios:
Será que la película se nos ha hecho tan simple o muy corta en expectativas por lo cercano o familiar que la sentimos? Y el futuro ya no es tan futuro?, ahora se puede manipular el cuerpo a placer propio con estereotipos implantados por la sociedad desde el punto de vista visual, y gran parte de lo que se hace, se piensa o incluso se siente es "manipulado" en gran medida por todo el el ciber espacio (redes sociales, internet, TV, etc) donde al final del día terminamos siendo todos tan similares unos de otros llevándonos al olvido de nuestras raices e incluso de nuestra genética, ojalá que así como la Mayor tengamos momentos de reflexión que nos recuerden el valor de ser humanos reconociendo nuestros orígenes para desde ahí proyectar cambios (si es necesario) en el futuro.
Estimado Anónimo, me parece cierto y justo eso lo que apunto en lo que aporta esta nueva versión, en especial el final. El único aspecto es que ese valor de ser humanos lo aborda con todo su esplendor la original al plantear la pregunta ¿y qué tal si no hubiera ese pasado qué recordar? ¿hay forma de ser humano sin estar alienado en imágenes y estereotipos manipulados? o como se menciona en la actual serie Westworld donde hay humanos y avatares cibernéticos, ante la pregunta de un humano a alguien ¿eres humano o un avatar? "Si no puedes notar la diferencia, ¿importa?". Los momentos de reflexión nos invitan a ya no añorara el pasado, en dado caso aprender de él para crear nuevos horizontes. Le agradezco su comentario.
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