martes, abril 03, 2018

Ready Player One ¿Qué hay más allá de la nostalgia?



(Spoiler alert!!)

Ready Player One (cuyo título se mantiene en inglés tanto por razones comerciales como en referencia a los videojuegos de los 80s) es un deleite para todos los geeks que gozan de saber las referencias y ver en pantalla grande sus juguetes del pasado, lo que constituye un verdadero nerdgasmo. Como parte de la generación target de esta historia, obviamente la disfruté aún y con -o incluso aún mejor por- las escenas cambiadas del libro (la carrera del inicio y la maravillosa recreación de “El resplandor”). Me emocioné al escuchar el encantamiento de Merlín en Excalibur, experiencia que quiero repetirla unas cuantas veces más como aquel que acaba de bajarse de un juego temático y -aún con ganas de vomitar por la sobrecarga de estímulos- grita ¡estoy bien! y corre a hacer fila de nuevo. Sin embargo, entre juego y juego, algunas reflexiones aparecen en los minutos antes de cargar la siguiente jugada.

No solo el personaje de Wade tiene su avatar Perzival en la realidad virtual del Oasis sino que el mismo Wade es una especie de avatar de un chavoruco que fue niño en los 80’s en esta fantasía de Ready Player One. En diversas entrevistas los jóvenes actores de la película llegan a la conclusión que el mensaje de estas aventuras de Wade es que hay que desconectarnos un poco del mundo online y las redes. Vivir más en el mundo real – como la propia cinta llega a proponer al restringir el acceso al Oasis los martes y jueves, lo que de traiciona de cierta forma el espíritu de la aventura. Es decir, en lugar del bonito mensaje de “ya no te metas tanto en la computadora” prima hermana de “come frutas y verduras” y “nada con exceso todo con medida”, proponemos la pregunta del resto de los días, “ya que estás adentro ¿qué vas a hacer?” Esa me recuerda a la parte que más extraño del libro y que corresponde a la primera prueba que se encuentra en Ludus -el planeta escuela gratuita del Oasis- ya que Halladay quería que un joven estudiante sin oportunidades laborales fuera su heredero. Siguiendo esta lógica, compartimos lo que uno de los actores más críticos y -simultáneamente- promotor de este tipo de películas, Simon Pegg, entiende desde otra visión la historia:

“Esta historia la siento como la culminación de en lo que la cultura se ha transformado. Tanto el libro, como esta película, es una suerte de apoteosis de la cultura de las referencias, del postmodernismo. Ésta es la máxima película postmoderna, y el libro es similar en eso… Muchas otras películas se han hecho de referencias, pero en este caso, las referencias están por algo, es el mundo que James Halliday ha creado. La razón por lo que es tan cargado de referencias es debido a que no puede escapar de su propio pasado, él no quiere alejarse de su propia juventud ya que es ahí donde se siente cómodo. Está aislado, no puede funcionar socialmente, así que crea el universo donde se siente cómodo y eso está en el pasado. Es un tipo de reflejo de lo que hacemos hoy en día, en términos de cómo reciclamos y hacemos reboots, y traer cosas de nuestra infancia al ahora. Cuando me refiero a nuestras infancias hablo de personas de treinta y cuarenta años, los celadores de la cultura popular actualmente; no me refiero a los youtubers y demás quienes son los verdaderos herederos de la tierra… Me gusta que esto (la película) se trate sobre el tener cuidado con la nostalgia y no estar tan enraizado con cosas que ya pasaron. Es sobre dejar tus zonas de confort, ya que cuando James Halliday llega al fin de su vida, se da cuenta de que nunca hizo una verdadera conexión humana.”
Simon Pegg sits down to discuss “Ready Player One”  https://www.youtube.com/watch?v=78UfgD0gWU4

Estas palabras de Pegg nos ayudan a leer de otras formas Ready Player One como recordatorio a nosotros de la generación que vivió su infancia y adolescencia en los 80’s, los adultos de hoy en día y el peligro de la nostalgia. Pero sobre todo nuestra responsabilidad en la trasmisión que implica la herencia. Halliday busca un heredero al cual somete que se sumerja en sus gustos del pasado para heredar. Sin embargo, el futuro de ese heredero no puede ser el endiosamiento de ese pasado ajeno, sino la generación de nuevo contenido. Finalmente, más en libro que en la película, la verdadera herencia de Hallyday es la educación, la posibilidad de reescribir los mundos del Oasis pero sobre todo la construcción de la esperanza y búsqueda de un futuro mejor. En el libro, si Wade se sabe de memoria las referencias ochenteras de películas, música, comics, tv, etc., no es tanto por un gusto personal o reverencial, sino a que es el único oficio/trabajo al que puede aspirar siendo el mejor del Gunters (egg hunter)– en el futuro presente de Ready Player One incluso los más preparados académicamente no pueden conseguir trabajo en el mundo fuera del Oasis-. Así, más que ver el final feliz donde nuestro héroe goza de sus ganancias monetarias y la chica en el mundo real, tal vez será mejor pensar en la transformación del Oasis, la producción de lo nuevo y cómo se integraría la revolución dentro de este nuevo mundo heredado por los brillantes millenialls… y los que vienen; siendo lo que queda a los adultos, el saber que somos referencias pero ellos que son los herederos, por lo que nuestra infancia debe saber morir.   

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