sábado, mayo 04, 2019

Star Wars. Los Ultimos Jedi





Lo que queda del héroe


“I only know one truth. It's time for the Jedi... to end”

Algo llama nuestra atención del más reciente capítulo en la nueva trilogía de Star Wars llamada “Los últimos Jedi”, escrita y dirigida por Rian Jonhson. Nos referimos a lo polarizante que resulta entre los fans de la saga cinematográfica creada por George Lucas. Un sector del universo de generaciones que somos los Warsies está muy molesto con lo presentado por Jonhson, llegando a extremos como el solicitar su retiro del canon oficial en la saga[1]. No tan secretamente, espero que dicha petición sea considerada seriamente, ya que nada mejor le podría pasar a “Los últimos Jedi” que ser descanonizada. De ser así, se convertiría en una película herética y excomulgada, siendo fiel al tema central de la historia, además de volverse inmediatamente de culto.
Dadas mis dos filiaciones, me interesa comentar “Los últimos Jedi” desde el costado Warsie y desde el Psicoanálisis. Como fiel seguidor de las enseñanzas del maestro Yoda, les pediría a mis hermanos en la Fuerza que no se entreguen tan fácil al lado oscuro y que busquemos cuál es el miedo[2] al que nos enfrenta este episodio VIII.
Como seguidor de las enseñanzas del profesor Freud, recordaría a mis colegas la importancia de los cuentos de hadas, la mitología y sus expresiones modernas como el cine; sobre todo cuando tocan los cuerpos de los espectadores y encienden sus pasiones, ya que hablan de temas torales en el malestar en la cultura donde, además de exponerlos, brindan soluciones simbólicas a dichos conflictos. Más aún, no podemos olvidar que Star Wars nace profundamente influido en las enseñanzas de un psicoanalista -que recordaremos más adelante en voz de Johnson- que buscó, como Freud, el saber del inconsciente en la mitología de diversos pueblos. El propio Lucas admite en varias ocasiones la función de la mitología:

Estoy contando un viejo mito de una forma nueva… Cuando hice “Star Wars” conscientemente busqué recrear mitos y los temas mitológicos clásicos. Quise usar esos temas para tratar dificultades que existen actualmente.”[3]

Si Lucas les habló a los jóvenes de los 70´s y construyó una prehistoria para los jóvenes de finales de los 90´s ¿qué nos puede decir esta moderna fábula de ópera galáctica familiar sobre el malestar en la juventud del 2017? Rian Johnson retoma los personajes propuestos en “el Despertar en la Fuerza” y los enfrenta a las preguntas que los constituyen.
Nuestra doble filiación seguramente es la que nos permite encontrar, en “Los últimos Jedi”, una de las mejores historias de Star Wars. A muchos críticos y fans les molestó el hecho de la repetición de escenarios y trama de “El Imperio Contrataca” y “El regreso del Jedi”. Sin embargo, desde nuestra mirada de aprendizaje psicoanalítico, consideramos esta trilogía una nueva versión -una actualización- del “viaje del héroe”[4]. A otros les disgustó la forma como fueron tratados personajes emblemáticos de la trilogía original -en especial Luke Skywalker- o que se frustrarán las expectativas de la película anterior (el linaje de Rey, el origen de Snoke, etc.) Ante esto, también vemos más aciertos que errores. Los cambios en el personaje de Luke, así como los aparentes giros inesperados de “El Despertar de la Fuerza”, son aspectos que consideramos los mayores aciertos en esta entrega. Como en muchos casos de herejía, tal parece que lo subversivo de “Los últimos Jedi” es su total fidelidad con la Causa, siendo un verdadero retorno a la Fuerza, al centro mitológico de Star Wars.



El Despertar del Millenial

El primer acierto de Johnson es la forma como retoma los personajes de “El Despertar de La Fuerza”. Evita concentrarse en la complacencia nostálgica de los fans que buscaban recuperar el poder de los personajes de antaño, especialmente en un mayor lucimiento de Luke, y arriesga a desarrollar una nueva versión del viaje del héroe, en este caso heroína, con la joven pepenadora de Jakku llamada Rey. Como lo menciona Johnson en una entrevista al portal imdb.com hablando “Sobre el viaje de Rey”: 

Rey se encuentra al final del episodio VII arrojada a esta gran aventura, ha sido enviada a esta misión de encontrar a Luke. Tiene este tipo de deseo de conexión con su pasado, con la idea de que hay respuestas ahí. Creo que espera respuestas sobre quién es ella y esa es la búsqueda en la que está, ¿quién es ella? Y ¿cuál es su papel en esta historia? Pero ese ¿quién es ella? No es en términos solamente de quiénes son sus padres o de donde viene, sino sobre qué hará con lo que viene. Me parece que espera cuando llega a esa isla, una parte de ella y una gran parte de nosotros, espera que las respuestas las obtenga de Luke.” [5]

Johnson advierte que la pregunta “¿quién es ella’” es más profunda que la respuesta de su apellido, de su linaje. Siguiendo el camino marcado por la historia original de Lucas, se encuentra en el cuestionamiento de la identidad y sus mayores miedos, lo que en el mundo de Star Wars es la confrontación con la caverna. Rey, en la isla donde busca a Luke Skywalker, tiene un momento de enfrentamiento, solo que su caverna se presenta como una multiplicación de su imagen en espejos. En el audiocomentario de “Los Ultimos Jedi”, así lo explica el propio Jonhson:



“En esta imagen en la cueva de espejos, Rey busca su identidad y tiene esta visión donde trata de encontrarse a sí misma, y hay muchas versiones de ella en fila. Un número infinito. “¿Cuál soy yo?” “¿Dónde terminará?, ¿Cómo acabaré? ¿Esto me definirá? Hay muchas versiones de qué puedo ser e intento encontrarlas”. Lo que es eso para mí, es la adolescencia. Hasta cierto punto eso son estas películas… es por todos sabido que Lucas se inspiró en “El Viaje del Héroe” y todo ese mito sobre el que escribió Joseph Campbell[6] cuando hizo la primer Star Wars. Pero “el Viaje del Héroe” no versa sobre cómo uno se convierte en superhéroe, no se trata sobre cómo volverse Superman. Si uno realmente le pone atención al libro, creo que trata sobre la transición de la niñez a la adultez. Es sobre la adolescencia. Se trata sobre encontrar tu lugar en el mundo, descubrir quién eres. Tienes todos estos poderes en ti, ¿quién te ayudará a encontrar la mejor manera de usarlos? Ese es el verdadero viaje de Rey. Creo que eso es algo que todos sentimos…”

“Los últimos Jedi” retoma la idea original del Cambell sobre el rito de iniciación. De esta forma ¿qué nos puede decir sobre la adolescencia de nuestros días? ¿qué nos dice la figura de la joven Rey sobre las adolescencias y el malestar de la juventud actual? Rey es “el despertar de la Fuerza”, una joven que ha pasado la prueba inicial y termina el capítulo anterior buscando a Luke Skywalker, el héroe mítico. En ese sentido nos recuerda la propuesta de Massimo Recalcati cuando habla del malestar actual de la juventud desde la figura de mitológica de la Odisea “Telémaco”.

“… la figura de Telémaco se me antoja un punto de referencia. Éste muestra la imposibilidad de separar el movimiento del heredar… del reconocimiento de la propia condición de hijo. Sin ese reconocimiento no hay filiación simbólica posible.  El complejo de Telémaco supone un giro de ciento ochenta grados respecto al complejo de Edipo…Telémaco se emancipa de la violencia parricida de Edipo; busca a su padre no como a un rival con el que batirse a muerte, sino como un presagio, una esperanza, como posibilidad de devolver la Ley de la palabra a su propia tierra.” [7]

En el contexto de Star Wars, la esperanza es un tema recurrente. Desde el nombre de la película inaugural “Star Wars: Una nueva esperanza” hasta las nuevas historias añadidas como “Rogue One”, la búsqueda de la esperanza resuena en las películas, pero en especial en nuestros tiempos como apunta Recalcati. Rey busca a Luke Skywalker con la esperanza de así frenar a la Primera Orden, un grupo militar heredero de los restos del Imperio galáctico que ha destruido la Nueva República y amenaza con someter a la galaxia. Nuestra nueva heroína busca al maestro Jedi Luke Skywalker por el bien de la galaxia, pero también busca su lugar en esta historia, preguntándose sobre quién es ella. Recalcati resaltará que esa búsqueda de un lugar implica el movimiento singular de la herencia.
 
“Nos hallamos en la era del ocaso irreversible del padre, pero estamos también en la era de Telémaco; las nuevas generaciones observan el mar aguardando a que algo del padre regrese. Pero esta esperanza no es una parálisis melancólica. Las nuevas generaciones están comprometidas en lograr el movimiento singular de reconquista de su propio porvenir, de su propia herencia”.[8]

Tanto Recalcati como Johnson localizan la legítima búsqueda de los jóvenes por un acto, por un rito de iniciación que les permita crecer vía la herencia. Cuando Recalcati habla del “ocaso irreversible del padre” se refiere al cambio cultural y en las generaciones donde ese ritual de crecimiento quedó cuestionado necesariamente ya que requería mantener como sagrado, desde la tradición y en ocasiones su violencia, el lugar del Padre. Recalcati nombra esos cambios desde figuras mítológicas clásicas en el psicoanálisis. Primero un hijo Edipo que solo ve el parricidio como única forma de obtener un lugar, posteriormente un hijo Narciso que rechaza al padre y se vuelve un referente de sí mismo, a una nueva era donde el hijo Telémaco busca la aparición de un referente paterno[9]. Sin embargo, se requiere no solo la figura del padre -o uno de sus nombres como dirá Lacan- como referente, no solo su imagen mítica, sino un testimonio de vida. En ese sentido la propuesta de Jonhson, en el contexto de Star Wars, es acertado cuando lo que busca Rey no es desde la identidad de sus padres -buscando la respuesta de su identidad en el linaje patriarcal- sino en el saber de la leyenda heroica del maestro Jedi.
¿Qué cambia en la nueva trilogía? Ya en otro post abordamos “El despertar de la Fuerza”[10], solo agregamos aquí que la propuesta de Abrahams es la de un heredero nostálgico que busca en el horizonte a aquellos mentores/padres, pero la forma de acercarse a su legado es vintage. Busca los semblantes de antaño, como Rey esperando a sus padres, para terminar en la gran misión de la historia “encontrar al Maestro Skywalker”. Sin embargo, lo mejor de “El despertar de la Fuerza” son las pequeñas variaciones en los personajes, esas pequeñas novedades. No tenemos un joven granjero sino una joven pepenadora, no tenemos una Rebelión sino una Resistencia, no tenemos un implacable Imperio estilo nazis sino una Orden de jóvenes neo-nazis y no tenemos un aprendiz implacable y padre ominoso Darth Vader sino un hijo decepcionado y nieto nostálgico en Kylo Ren. Esas pequeñas variaciones de esta versión, aun si solo fueran por corrección política, permiten que resuenen los ecos de nuestra era.
Rey encuentra a Luke y descubre algo totalmente consecuente con “El despertar de la Fuerza” y es que el maestro Skywlaker no quiere ser encontrado y se aísla del conflicto en curso, haciéndolo también de su conexión con la Fuerza. Es un maestro renuente y decepcionado de su función, por lo que opta por retirarse de la ecuación.
Lo más interesante que le sucede a Rey es el reconocimiento de lo que en guion cinematográfico se llama la confrontación con “su mentira fundamental”. En este caso nos referimos a la identidad de sus padres. Algunos fans se han quejado de que la revelación de los padres de Rey como unos “don nadie” es una inconsistencia con respecto a lo propuesto el episodio anterior. Consideramos todo lo contrario. La revelación es consistente con una Rey que antes se quería convencer de lo contrario que siempre había sabido, que sus padres nunca volverían por ella a Jakku. En este episodio también intenta convencerse de un linaje como solución solo para después aceptar que siempre lo había sabido. Rey esta sola.
Como apunta el propio Johnson, la revelación está a la altura de la identidad del padre de Luke en la trilogía original, el gran momento donde Vader se revela como el padre de Luke. Mientras que en ese héroe la complicación es con relación a cómo enfrentar al malvado que oprime si es al mismo tiempo el referente paterno que se posee, cómo enfrentar al padre para poder heredar; en el caso de Rey, el linaje de los padres no solo no está, los padres no quieren estar. No tenemos el climático y edípico “yo soy tu padre” sino un angustiante “no soy (no quiero ser) tu padre”. Esa es la principal aportación de esta variación del mito sobre el malestar de la juventud en la actualidad. Reciben un mundo donde los padres/adultos se resisten a asumir su mandato simbólico de la paternidad y la herencia al ya no estar dado por el hecho de la tradición, incluso estar en constante cuestionamiento. Retomaremos esto en la parte final de este escrito cuando escuchemos lo que dice este nuevo viejo Skywalker. 

Tenemos que hablar sobre Kylo

Otra figura de este malestar está en el personaje de Kylo Ren. Basta seguir con la entrevista a Jonhson:

“Kylo era el personaje que más me emocionaba poder escribir sobre él desde como es presentado en “El despertar de la Fuerza”. En las primeras películas de Star Wars, Vader era el gran villano, pero nunca fue alguien con quien te podías identificar. Te identificabas con la relación de Luke hacia él. Vader era el monstruo, era el padre malvado con el que te tenías que reconciliar[11]. Era como una amenaza de afuera. Mientras que, en el contexto de que estas historias tratan sobre la transición de la adolescencia a la adultez; antes, al identificarnos con Luke, seguíamos esa transición y Vader es esencialmente algo por donde tiene que navegar para llegar a la adultez. Kylo no es eso para Rey. Más bien es como si Kylo y Rey fueran dos mitades de un protagonista, Rey la luz y Kylo la oscuridad. Kylo, de nuevo desde la idea de que se trata de la transición de la adolescencia, es ese enojo de la adolescencia buscando rechazar a tus padres, queriendo romper con todo. Lo cual es algo que creo con lo que todos nos podemos identificar tanto como nos identificamos con una Rey llena de esperanza viendo hacia las estrellas desde su planeta lejano. Eso era lo emocionante para mí. Mis “malos” favoritos son aquellos con los que te puedes identificar y en este caso te puedes identificar con él tanto como con Rey.”

La propuesta de Jonhson de “dos mitades de un protagonista” nos permite imaginar en ellas los efectos del malestar en la juventud actual, el malestar del “millennial”, donde poseen habilidades que inquietan a la anterior generación pero que les resulta difícil hacer el pasaje de transición, los rituales de iniciación que requieren justamente de esas generaciones previas. Mientras que Rey todavía de forma tradicional busca ese  lugar en el maestro de Leyenda, Kylo Ren está molesto y frustrado con esa generación de la cual se siente abandonado y/o traicionado. Recordemos una de esas precisas escenas donde Rey y Kylo son conectados en la Fuerza:

“Rey: ¿Por qué odiabas a tu padre? Contéstame con sinceridad. Tenías un padre que te amaba, a él le importabas.
Kylo: No lo odiaba…
Rey: ¿Por qué lo mataste? No lo entiendo.
Kylo: No. Tus padres te tiraron como basura… pero no puedes dejar de necesitarlos. Es tu mayor debilidad. Los buscas por todas partes, en Han Solo, ahora en Skywalker. ¿Te dijo lo que pasó aquella noche?... Deja morir el pasado. Mátalo si hace falta. Es la única forma de convertirte en lo que estás destinada.”  
La ira de Kylo es la respuesta a ese rechazo a los padres/maestros -en “el Despertar de la Fuerza” asesina a Han Solo al cual solo se refiere como un padre decepcionante- y una idolatría por Darth Vader, la figura ominosa de su abuelo -y no el redimido Anakin Skywalker- como garantía de un poder absoluto. Ya habíamos comentado antes al respecto que tanto Kylo Ren como los oficiales de la Primera Orden no solo recuerdan a los nazis que buscan en ideales míticos una identidad frustrada, sino que más bien nos recuerdan a nuestros contemporáneos neo-nazis que se sienten decepcionados y dejados a la deriva por la anterior generación y buscan el resguardo y la seguridad en la violencia idólatra del mítico antepasado.
 En la primera escena de Kylo Ren en “Los últimos Jedi” se produce un cambio cuando va a rendir cuentas a su maestro, el líder supremo Snoke. 



“Snoke: El poderoso Kylo Ren. Cuando te encontré vi lo que todo maestro sueña ver. Un poder puro y salvaje. Y más allá de eso, algo verdaderamente especial. El potencial de tu linaje. Un nuevo Vader. Ahora me temo que estaba equivocado… ¡Fallaste! -Kylo, molesto, intenta atacar a Snoke y éste le lanza un rayo, derribándolo- Skywalker vive. La semilla de la Orden Jedi está viva. Y mientras eso pase, la esperanza vive en la galaxia. Pensaba que tú serías quien la extinguiría. ¡Ay de mí!, no eres Vader. Solo eres un niño con una máscara. -Kylo se retira y, consternado, destruye la máscara que emula a Darth Vader.” 

Tanto Rey como Kylo dan un segundo movimiento, pasan del Despertar con todas las posibilidades de poder, pero ahora se ven confrontados con sus expectativas. El sostén de Kylo Ren en la primera película es esa máscara estilo Vader que solo cumple la función de la nostalgia como sostén de identidad, buscando desesperadamente sostenerse en ser el digno heredero de su linaje Skywalker al punto de reclamar un ligthsaber que llega a manos de Rey. Kylo al ser humillado y cuestionado por su maestro Snoke, destruye su “máscara Vader” rompiendo así con todos sus referentes al reconocer violentamente que está atorado en una actitud infantil con respecto al mítico abuelo. En ese sentido, los arrebatos de los fans molestos por la nueva trilogía remiten a ese Kylo Ren que explota en ira al haber sido cuestionado lo sagrado, ante no ver otra posibilidad de herencia más que en la perpetuación de la reproducción narcisista.
Este protagonista doble, estas dos caras del malestar de la juventud, nos recuerda las reflexiones del filósofo Alain Badiuo en las bellas palabras que dirige a las nuevas generaciones en el texto “La vida verdadera”.[12] Rey y Ben (Kylo Ren), en palabras de Badiou, se encuentran en la búsqueda de formas para la “vida verdadera”, en búsqueda amorosa por la Causa. Kylo es ese joven violento que explota en ira ante la frustración de su “angustia de estancamiento” infantil. Por su parte, Rey cargando a cuestas casi de inmediato el papel de la salvación recuerda es esa jovencita que desde niña ya es una mujer. Así, vieja lección Jedi de la paciencia toma otra dimensión para esta nueva necesaria heroína y su “angustia de la prematuridad”. Pero aquí llegamos al punto central de “Los últimos Jedi”, el papel de los mentores. Tanto Recalcati como Badiou resaltan el malestar actual de la juventud, pero reconocen que es efecto de la relación con la generación anterior. No se refieren solo al “padre de familia”, sino en especial a la función de maestro, tutor y guía que encarna la generación de los viejos con respecto a los jóvenes. Si hablamos de ritos de iniciación, estos son para formar parte de una generación de adultos y en nuestro contexto galáctico, no hay mejor figura simbólica que la del Maestro Jedi.


·         “Necesitas un maestro” Sobre el papel de los mentores

Regresamos a la entrevista de imdb.com donde le preguntan sobre el tema de los mentores, en especial Leia y Poe.

“El tema de los mentores recorre toda la serie y para mí hacía mucho sentido que Leia sería eso para Poe. Leia es la general a cargo de la Resistencia y su piloto estrella es Poe. Es un gran personaje de Star Wars en el episodio VII, pero no hay conflicto. Sabes quién es porque es un gran piloto de combate, es perfecto y te encanta desde que aparece, pero aquí quería escarbar y presionarlo más, al punto de ponerlo en el reflector y poner a prueba su valor. Entre él y Leia tienen de forma paralela, aunque muy diferente que Rey y Luke, Leia y Poe tienen su relación durante la película.”

En este episodio se recorre el mismo tema en sus tres protagonistas -Rey, Finn y Poe- la transición, un crecimiento. Nuestros héroes son confrontados en la destrucción de un objeto sagrado narcisista, acto requerido para la transición. La poderosa imagen que nos regala Johnson es cuando Poe, el mejor piloto de la resistencia, se dirige a su x-wing mientras los están atacando. Poe y BB8 van a toda velocidad y solo ven como destruyen la nave, el gran jinete se ha quedado sin poder montar su corcel. Cada héroe, a su manera, perderá algo en la transición que tienen enfrente. Para colocarlos en los tres planos que decíamos antes; en lo político Poe pasará de héroe de guerra a líder de la resistencia, en lo familiar-íntimo Rey pasará de huérfana a heredera Jedi y Finn pasará de desertor a verdadero rebelde miltante (y en esa transición de movido “por amor a Rey” a “por amor a la Causa”).
El conflicto principal lo seguimos con nuestra protagonista Rey, ¿cómo hacer esa transición si el maestro se rehúsa a hacerlo?:

“Luke: ¿Por qué estás aquí?
Rey: Hay algo dentro de mí que siempre estuvo allí. Pero ahora está despierto. Y tengo miedo. No sé lo que es… o qué hacer con eso. Y necesito ayuda.
Luke: Necesitas un maestro. No puedo enseñarte.
Rey: ¿Por qué no? He visto tu rutina diaria y no estás ocupado.
Luke: Nunca entrenaré otra generación Jedi. Vine a morir a esta isla. Es hora de que se terminen los Jedi.”

El título provocativo y provocador de “Los últimos Jedi” lo enmarca perfectamente la sentencia “es hora que se terminen los Jedi”. ¿Por qué? Pareciera que al final de la película esto no se cumple del todo ya que pasamos de un último Jedi, Luke, a otro último Jedi, Rey. Sin embargo, nos parece que la premisa dice verdad ya que, aunque Rey ahora será la última nueva Jedi algo en el orden Jedi se ha extinguido, ha cambiado para siempre.
Lo más interesante de “Los últimos Jedi” es que arriesga a transformar los viejos héroes, en especial al encontrarnos con un Nuevo Viejo Skywalker[13]. El Luke que nos encontramos generó molestia a muchos fans, incluido el propio actor Mark Hammil, al considerar que de alguna manera se había traicionado al personaje de hace 40 años, un Luke símbolo de esperanza y optimismo. Ahora vemos uno que se retira del conflicto, que se aísla de todo y todos, hasta de la Fuerza, y se retira viviendo como ermitaño llegando a situaciones indignas como las escenas donde ordeña a un animal marino. Todo el brillo del antiguo héroe místico y puro se ha borrado en un viejo que se ha retirado culpable en espera de la muerte.[14] Más allá de solo darle “más profundidad” al idealista Luke ahora en su faceta cínica, desde nuestra perspectiva psicoanalítica nos recuerda esa evaporación del padre de la que habla Lacan y recupera el citado psicoanalista Recalcati que aborda ese fenómeno en la figura del maestro.[15] [16]
Lo pertinente del guion de Jonhson es que, en lugar de cumplir con nuestros (los de la generación anterior) deseos nostálgicos de recuperar al gran Maestro Jedi, nos ofrece uno que va en contra de esa nostalgia, pero más acorde con nuestros tiempos, los tiempos del padre en crisis. Como le explicaron al propio actor “Ya no eres Luke, ahora eres Obi Wan”, es decir “Ya no eres el héroe, eres el maestro”. No se trata solo de que “la gente no crea en Dios” sino lo que muestra bellamente “Los últimos Jedi” es que “Dios mismo no cree más en Dios”. ¿Por qué deben terminar los Jedi? El Luke de “Los últimos Jedi” es el más contemporáneo de todos los personajes ya que nos permite ver ese conflicto generacional, ese cambio en las funciones. Luke muestra algo que no se distingue a primera vista en Han Solo del “Despertar de Fuerza”, que ambos son respuestas de la renuencia a aceptar la función educativa de los padres, Han corriendo en una eterna adolescencia hasta que se le pide que intente por ultima vez ir hacia su hijo y Luke en el aislamiento culpígeno al haber fallado como maestro.
En los Últimos Jedi encontramos un bello mensaje de esperanza para las generaciones adultas, ante la llamada de la joven Rey y al recordar cuando en el pasado una joven Leia buscó a un caballero Jedi, Luke comienza un camino de restitución en su labor educativa y no ser el amo sino el maestro que engloba su grado Jedi Master. Luke acepta dar tres lecciones a Rey pero para indicar porqué los Jedi deben acabarse, lo interesante es que el trayecto funciona como maestro.
La primera lección de Luke cuestiona la noción de los Jedi de la Fuerza como un superpoder. La “Fuerza no le pertenece a los Jedi. Decir que, si mueren los Jedi, muere la luz, es vanidad”. Estamos ante la “democratización de la Fuerza”, por usar la bella expresión de la leyenda de los videojuegos Hideo Kojima[17], en un artículo donde deja claro que mientras que la trilogía de Star Wars de finales de los 70´s el tema es la revolución, en esta nueva trilogía el tema es la sucesión y agregamos que en la trilogía precuela de finales de los 90´s el tema es la corrupción.
La segunda lección de Luke es más precisa en este sentido:

“Luke: Lección dos. Ahora que están extintos, los Jedi están idealizados, divinizados. Pero si quitas los mitos y miras sus obras, el legado de los Jedi es el fracaso. La hipocresía, la arrogancia.
Rey: Eso no es verdad.
Luke: En la cima de su poder, dejaron ascender a Darth Sidiuos, crear el Imperio y eliminarlos. Un Maestro Jedi fue el responsable por el entrenamiento y creación de Darth Vader.
Rey: Y el Jedi que lo salvó. Si. El hombre más odiado de la galaxia. Pero tu viste que interiormente esta conflictuado. Creíste que no era del todo malo. Que podía se le podía convertir.    
Luke: Y me convertí en una leyenda.”

Lo que todo fan de Star Wars debe agradecer de este episodio es que heréticamente se atreva a cuestionar lo sagrado de la historia. ¿Se sostiene la mitología de Star Wars solo en la sagrada tradición o en una Fuerza de saber latente? La pregunta que surge es similar entre el padre de nuestra era y el maestro Jedi. ¿Debe extinguirse el Padre/Jedi? Si y no. La antigua y sagrada Orden Jedi y sus rituales de legitimidad deben acabar, pero el acto de fundación del Jedi como símbolo, el testimonio sobre la Fuerza, debe heredarse. Como en nuestros tiempos, la vieja tradición de la ley Patriarcal que legitimaba al padre desde la violencia impotente del machismo debe terminar, llevándonos a la pregunta sobre la herencia y la relación de los cuerpos fuera del Orden Patriarcal. Nos vemos así con los efectos de esa crisis que oscilan entre la violenta añoranza reaccionaria o la destrucción de todo tipo de filiación en un embriagador goce de lo nuevo. En palabras de quien encarna el cuerpo sacrificado -utilizando el término propuesto por Badiou-, Kylo Ren: “Deja morir el pasado. Mátalo si hace falta. Es la única forma de convertirte en lo que estás destinada.”. Lo que propone la historia de Rey con un nuevo Skywalker es que pueda haber otra forma.
Regresando a las lecciones que Luke da a Rey, la primera lección recuerda la relación de los Jedi con la Fuerza como tensión que busca el balance donde hay “luz poderosa y obscuridad poderosa”. No depende de los Jedis la Fuerza pero, después de ver lo potente que es la reacción que produce Rey en la Fuerza, Luke se declara aterrado al recordarle a Kylo Ren. Ante esto Rey recrimina “No lo vi en la Fuerza”. Luke, para no alterar aún más el balance de la Fuerza, y obviamente cargando con la culpa de haber creado a Kylo Ren, se aísla de la Fuerza. Ese aislamiento lo leemos como una figura de los padres/maestros aterrados ante lo violento que puede ser su comportamiento como figura de autoridad. De ahí que la primera lección de Luke está unida con la segunda lección, al ver el fracaso que la vanidad de los Jedi trajo a la galaxia, mejor replegarse. De nueva cuenta, los últimos Jedis habla desde los jóvenes Telémacos a un padre que tarda en llegar al saber que la autoridad sostenida en la tradición ya no opera y no se puede restaurar ya que se basaba en abuso de poder. Sin embargo, queda la pregunta ¿Cómo ser el maestro que estos jóvenes necesitan actualmente? Esa pregunta del otrora héroe juvenil mítico y ahora viejo maestro fracasado le habla a la generación original de Warsies que ahora son los viejos con respecto a los jóvenes millenials. ¿Cómo vivir esa transición? La vieja nueva lección del maestro es sobre amar la torcedura y el fracaso.

·         “El maestro más grande, el fracaso es”

La parte final de “Los Ultimos Jedi” tiene dos escenas fundamentales en lo que a la función del maestro se refiere. Un doble movimiento en Luke Skywalker que es importante ser estudiado por los adultos de nuestra era justamente para recuperar la labor educativa y la deuda con la siguiente generación.
Luke sorprende a Rey y Kylo Ren conectados mediante la Fuerza, los detiene y expulsa a Rey de la isla decidiendo ya no entrenarla. Rey confronta a Luke sobre lo que Kylo Ren le ha confesado, que Luke intentó matarlo cuando fue su discípulo. Luke finalmente le confiesa su vergüenza. Por un breve momento, al vislumbrar la muerte y sufrimiento que traería Ben Solo al convertirse al lado oscuro, pensó en acabar con él para inmediatamente arrepentirse avergonzado de si mismo por siquiera pensarlo y así hacerle fallado a su alumno: “De inmediato Luke se da cuenta de que es demasiado tarde, ya le ha fallado a su estudiante. Porque los ojos de Ben están abiertos.”[18]
Rey cree que puede convertir al lado de la luz a Ben Solo, pero Luke cree que no es posible. Rey se va de la isla. Luke decide hacer lo que en muchas ocasiones había intentado, algo que incluso estaba dispuesto a hacer el día que Rey llegó: ponerse las túnicas, encender una antorcha y quemar “el árbol uneti ancestral que contenía los textos jedi primordiales…  Mientras levantaba la vista hacia el árbol, Luke sintió algo más allá de él. Se dio vuelta y advirtió una presencia resplandeciente de otros tiempos, perteneciente a la era que estaba a punto de declarar extinta. -Maestro Yoda- dijo Luke, experimentado una instintiva oleada de alegría al verlo[19].
Recordemos este encuentro con el Maestro Yoda como un bello mensaje para los adultos de nuestro tiempo en esta versión de transcripción de la cinta como de la versión extendida que Fry toma del guion original de Johnson:  



Luke: Maestro Yoda.
Yoda: Joven Skywalker.
Luke: Voy a terminar con todo esto. El árbol, los textos, los Jedi. Voy a quemar todo. (Luke se detiene antes de quemarlos)
(Yoda hace que les caiga un rayo que incendia el árbol)
Yoda: Terminado todo esto yo estoy. ¡Ah Skywalker! Extrañado mucho te he.
Luke: Entonces sí es tiempo de que la Orden Jedi se extinga.
Yoda: Decidir no podemos dónde comienza o termina en esta historia nuestro lugar. Tiempo es de que veas tú más allá de un montón de viejos libros.
Luke: ¡Los textos Jedi sagrados!
Yoda: Oh. ¿Leído, los has?
Luke: Bueno, yo…
Yoda: Libros emocionantes, no eran. Skywalker. Todavía buscando en el horizonte. Nunca aquí, ahora, ¿eh? La necesidad frente a tus narices. Sí, sí , sí. Sabiduría poseen. Pero esto lo que la chica Rey necesitaba no es. Un maestro ella necesitaba.
Luke: Los jedi fracasaron. Yo fracasé. Maestro Yoda. Fui débil, insensato.
Yoda: Perder a Ben Solo, lo hiciste. Perder a Rey, no debemos.
Luke: No puedo ser lo que ella necesita que sea.
Yoda: A mis palabras prestado atención no has. Trasmite lo que has aprendido. Sabiduría, sí. Tontería, también. Fortaleza en el dominio, mmm. Pero debilidad y fracaso también. Sí, Fracaso sobre todo. El mejor maestro el fracaso es. Aprendido esto no lo has hecho. Luke, somos lo que ellos llegan a ser. Esa es la verdadera carga de todos los maestros.
-Luke permaneció junto a su viejo maestro mientras el fuego ardía, consumiendo el pasado ancestral.[20]

Frente a la exigencia de los tiempos actuales, la función docente del adulto se ve estancada. Como decíamos más arriba, tal vez solo la Generala Organa sigue al pie del cañón lidereando a los rebeldes y educando a la nueva generación de líderes en Poe, Holdo y posiblemente en Finn. Pero en el caso de los padres tenemos dos tipos de parálisis por una culpa de insuficiencia a asumir el rol. Por un lado la de Luke, que se aísla del conflicto de forma melancólica y, por el otro, Han Solo que seguía corriendo como adolescente, a la “chavorruco”, hasta un último intento de hablar con su hijo.
La genialidad del guion de Johnson no solo contiene este fanservice, complacencia a los fans, de la parición especial del maestro Yoda, sino que lo trae con todas sus consecuencias. Este sí es -incluso uno mejor- el maestro Yoda de la trilogía original en lugar del superpoderoso fanfarrón de las precuelas. La figura del Maestro Yoda le da la razón a Luke al pensar en el fracaso de la Orden Jedi que tenía que terminar. Un maestro Yoda que, cuando lo vimos por primera vez en El Imperio contraataca, se ve forzado a aprender la lección que ahora está trasmitiendo a Luke: Aprende del fracaso. Un Yoda recluido en Dagobah y renuente a entrenar a un joven Skywalker, imaginamos ahora, por todavía sentir la culpa por su fracaso que en su vanidad y arrogancia permitió que El Emperador ganara y lo venciera. De esta forma, estamos de acuerdo con lo que propone el artículo “Star Wars: Los Ultimos Jedi redime a las precuelas”[21] al deniciar el fracaso del que deben aprender Luke como similar al fracaso que denuncia Luke sobre la Orden Jedi que debe extinguirse. El autor del artículo Matthew Gault desde el tema más controversial de las precuelas de Star Wars (Episodios I, II y III), los midiclorians.

Luego están los midiclorianos, el último y mejor ejemplo de cómo los Jedi se perdieron en el camino. En The Last Jedi, A New Hope y Empire Strikes Back, los Jedi restantes describen la Fuerza como una energía espiritual que conecta a todos los seres vivos. En las precuelas, los Jedi usan dispositivos para rastrear el nivel de midiclorianos en la sangre para ayudarlos a decidir si vale la pena entrenar a alguien. Los fanáticos siempre han señalado esto como una inconsistencia en la lógica del mundo, pero para mí tiene mucho sentido. La pseudociencia es el último bastión de una orden religiosa que se aferra al poder. Los midiclorianos son una pendejada y creo que los Jedi lo sabían. Están utilizando los insectos de la sangre para hacer cumplir el derecho divino de los reyes. Necesitan que el orden sea exclusivo, pero la Fuerza pertenece a todos. Si pueden usar los conteos de los midiclorianos para mantener alejados a los posibles Jedi, independientemente de su habilidad o talento con la Fuerza, entonces tienen un mayor control sobre quiénes entrenan y quiénes excluyen.

Ese poder divino otorgado por linaje a los Jedi es lo que tiene que ser destruido, de ahí que la mejor imagen sea el árbol como genealógico. Para ser un padre, asumir la función educativa de ser adulto, actualmente se necesita prescindir del mero sostén en la tradición y apostar por la trasmisión de un deseo de vivir, de crecer. Yoda dice bien -bien sabemos que él mismo lo aprendió a la mala- aprende del fracaso, trasmite asumir el fracaso.
La función del fracaso es importante como lo señala Recalcati en su texto sobre los docentes desde la figura de la torcedura de la vid que se pensaba el maestro debía corregir siendo que es todo lo contrario.

Nuestra Escuela no responde ya a la ilusión del amaestramiento disciplinario de la vida. Lo hemos recordado en repetidas ocasiones en este libro: el principio de rendimiento ha prevalecido sobre el principio conformista de normalización o, si se prefiere, se ha convertido en una nueva norma social. Hoy la vid torcida es la vida que no respeta el imperativo de la productividad; es la vida que se pierde, se extravía, se desorienta inútilmente. Pero ¿no decíamos que la formación siempre se produce a través del tiempo del fracaso y del tropiezo? Son ésos los momentos en los que el sujeto puede realmente medirse con la verdad de su deseo haciéndose la pregunta: ¿qué es lo que quiero más allá de lo que el Otro desea que yo quiera? ¿Cuál es mi propio deseo?... La fuerza de la educación no estriba en recuperarla (a la torcedura) para un ideal estándar de normalidad, sino en potenciarla, defenderla, amarla. Ésa es una buena definición de la educación: amar la torcedura de la vid. Es la tarea que aguarda en primer lugar a los padres y en un segundo momento atañe a la Escuela. Hoy el peligro no reside ya en concebir la educación como el molde autoritario de la tradición, sino en asimilarla a la exaltación del principio de rendimiento que transforma la vida en una perpetua competición. Al contrario, la torcedura de la vid exige la excepción, la desviación, la divergencia, la herejía. ¿Acaso no es siempre una herejía la que está en juego en todo proceso de subjetivación? ¿No es ésta la apuesta de todo legado? Reinventar lo que hemos recibido del Otro de manera singular, sintomática, generando un estilo propio, realizar la vocación de deseo, hacer de nuestra vida una vid torcida.[22]



Después de la última enseñanza del Maestro Yoda, Luke aparece sorpresivamente en el momento que lo últimos combatientes de la Resistencia ahora convertida en una nueva Rebelión está atrapa por la Primera Orden. Luke se despide de su hermana y hace frente a los enemigos retando, en especial a Kylo Ren. Muchos fans están molestos con el enfrentamiento final. Si bien brincaron de gusto cuando aparece en ese momento de desesperación a salvar el día y enfrentara a las poderosas armas de la Primera Orden que terminan sin hacerle ningún rasguño, la frustración convertida en odio llega cuando descubren que realmente ese Luke es una proyección desde la Fuerza y que el verdadero Luke se encuentra en la isla remota y finalmente muere viendo el ocaso de dos soles que remiten a la icónica escena del inicio de su viaje ante el amanecer de dos soles en su planeta natal. Sin embargo, nuestra lectura de esa escena es el verdadero triunfo de Skywalker al realizar un acto testimonio paterno. Una vez más, nos serviremos de lo escrito por Recalcati en un libro con el que inicia su análisis sobre la paternidad en nuestro tiempo “Lo que queda del Padre”. Para abordar los actos y testimonios de padres, también utiliza escenas películas y encontramos una similitud para “Los Últimos Jedi” del análisis que presenta sobre la película “Gran Torino”. Al igual que Recalcati con respecto a “Gran Torino” consideramos que en “los Ultimos Jedi” el tema central es “la interrogación sobre lo que significa heredar, sobre cómo se puede transmitir el deseo de una generación a otra. La herencia no es solo una cuestión de bienes, sino de deseo”[23]. De ahí que el triunfo de Skywalker, es que, en su acto final, enciende la llama de la rebelión y su leyenda inspira a jóvenes en la Fuerza más allá de su linaje, como lo vemos en la escena final donde uno niño esclavo, después de escuchar la historia de Luke enfrentado al ejercito de la primera Orden, ve a las estrellas empuñando una escoba -que mueve con la Fuerza- como si fuera un sable de luz.

La ética del testimonio no es en absoluto una ética del buen ejemplo. Es más, el testimonio más valioso que un padre está llamado a dar en la época de su evaporación es que el único testimonio que cuenta es el que prescinde del ideal, el que prescinde del decir qué es lo que sería idealmente una vida correcta.[24]

Aunque Luke se asume como leyenda al final, la otra gran lección es que su acto no requiere ser un ideal. Luke se proyecta ante Kylo Ren en una versión rejuvenecida pero la lección para Rey y los nuevos Rebeldes es que el fracaso orienta. Luke tenía que asumir su condición de no ideal, ya no por linaje y su poderosa sangre Skywlaker, donde Rey, Finn y Poe puede ser los nuevos líderes. Aún más importante, esa presentación de no ideal se tiene que presentar en la forma de ataque de Luke, su uso de la Fuerza no puede ser como un superpoder sino para defenderse y proteger a los Rebeldes.
Muchos fans querían ver a un Luke superpoderoso, seguramente con el despliegue de acrobacias de los Jedi de las precuelas, pero afortunadamente el acto final de Luke no “responde simétricamente a la violencia” donde se “corre el riesgo de alimentar la violencia en vez de suprimirla”. El último acto de Luke frente a Kylo Ren, frente a su estudiante al que le falló Ben Solo, es no tener que matarlo pero tampoco permitir que se manchara las manos ahora con la sangre de su tío. Lo mejor fue suprimir la violencia, lo mejor fue suprimir el choque de la potencia violenta entre maestro y antiguo aprendiz. La grandeza de Luke es que su acto implica la restitución de la esperanza, salva la esperanza al darles tiempo a los rebeldes y restituye la esperanza es lo nuevos héroes.

Kylo Ren: ¿Regresaste para decirme que me perdonas? ¿Para salvar mi alma?
Luke Skywalker: No.
Luke Skywalker: Te fallé, Ben. Lo siento.
Kylo Ren: ¡Estoy Seguro de eso! La Resistencia está muerta, la Guerra ha terminado y cuando te mate, ¡habré matado al último Jedi!
Luke Skywalker: Increíble. Cada palabra que has dicho está equivocada. La Rebelión ha renacido hoy. La guerra está comenzando. Y yo no seré el último Jedi.

El acto final de Luke, su testimonio, permite ejecutar el proceso de la herencia, de su legado. Esto queda establecido en la amorosa corrección que hace a su sobrino después de pedirle disculpas. El acto de Luke permite que la Rebelión renazca. Ya no es la Resistencia que solo busca no apagarse, lo que nos recuerda a los jóvenes que viven una vida sin Causa, de tal forma que lo que logra Luke es “Corromper a la juventud”.[25] También la guerra ha empezado, su gesto siempre es generador. Nos recuerda la respuesta del cineasta Guillermo del Toro a la pregunta “¿Qué consejo le darías un joven cineasta que va empezando?” que le hicieron en una de sus clases magistrales en Guadalajara: “Le diría síguele. Creo que los viejos no debemos dar consejo sino permiso. Ya le estas chingando, síguele. Y que hables en tus películas de lo que es muy tuyo, de tus defectos, de tus temores.” Y finalmente, él no será el último Jedi sino permitirá y confiará en el proceso de herencia que ejecute Rey, quien, todavía incrédula recibe la última lección de Leia.

Rey levantó la vista de las mitades rotas del sable de luz de Luke al puñado de combatientes heridos y agotados de la Resistencia.
-Kylo es más fuerte que nunca -dijo ella-. Tiene un ejército y un puño de hierro sobre la galaxia. ¿Cómo construimos una rebelión a partir de esto?
Leia sólo puso su mano sobre la de Rey y sonrió.
-Tenemos todo lo que necesitamos.

Desde “El despertar de la Fuerza” me fascinó la idea de una chica en el viaje del héroe y me preguntaba cómo se resolverían en momento clave del rito de iniciación que tradicionalmente es el corte de alguna parte de cuerpo en los rituales masculinos; en el caso de Luke, el momento icónico donde se rebela la identidad de Vader como padre de Luke posterior a que le corte la mano y pierda el sable de luz original de Anakin. Ya en nuestro post sobre la trilogía original damos nuestra interpretación sobre la castración desde el punto de vista psicoanalítico (que no es la emasculación) pero nos preguntábamos cómo se ejecutaría ese movimiento en una heroína sobre todo al reaparecer ese sable de luz original que finalmente disputan Rey y Kylo Ren. Le agradezco al Johnson la respuesta, destruir el sable de luz[26]. Romper con la tradición para salvar la Causa original de la saga, la rebelión frente a la esperanza de algo más allá del horizonte.
   


[1] “El Episodio VIII fue ridículo. Destrozó por completo el legado de Luke Skywalker y los Jedi. Destruyó las razones por las que, como fans, nos gustó Star Wars. Esto se puede arreglar, así como se deshicieron de 30 años de historias, les pedimos que se deshagan de una más: Los Últimos Jedi. Quítenlo del canon, retrasen el Episodio IX y vuelvan a hacer el Episodio VII para poder redimir de forma propia el legado de Luke Skywalker, su integridad y su personaje.” Parte de la carta petición de un grupo de fans a Lucasfilm
[2] “El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo conduce a la ira, la ira al odio y el odio al sufrimiento”. “Star Wars: Episode I - The Phantom Menace” (1999, Dir. George Lucas)
[3] “The Mythology of Star Wars”, documental realizado en 1999 donde Bill Moyers entrevista a George Lucas sobre cómo Joseph Campbell y sus conceptos de Monomito y otros de la Mitología y Religión moldearon la saga de “La Guerra de las Galaxias”.  https://www.youtube.com/watch?v=YpiEk42_O_Q
[4]  En otro post comentamos a detalle “el viaje del héroe”, su relación con el psicoanálisis y los ritos de iniciación en la trilogía original de Star Wars. http://hectormendoza.blogspot.mx/2015/12/star-wars-psicoanalisis-del-mito.html
[6] Jonhson se revela como un buen lector de Campbell quien define su propuesta así: “El camino común de la aventura mitológica del héroe es la magnificación de la fórmula representada en los ritos de iniciación: separación-iniciación-retorno, que podrían recibir el nombre de unidad nuclear del monomito. El héroe inicia su aventura desde el mundo de todos los días hacia una región de prodigios sobrenaturales, se enfrenta con fuerzas fabulosas y gana una victoria decisiva; el héroe regresa de su misteriosa aventura con la fuerza de otorgar dones a sus hermanos.” (Campbell, 2001 (1949))Campbell, J. (1959 (1949)). El héroe de las mil caras: psicoanálisis del mito. México D.F.: FCE.
[7] Recalcati, Massimo.(2014) El complejo de Telémaco. Padres e hijos tras el ocaso del progenitor. Editorial Anagrama.
[8] Recalcati. Op. Cit.  
[9] La trilogía original de 1977 es creada por un joven cineasta, George Lucas, que encarna el malestar de la juventud de su época. Como buen heredero del 68, cuestiona al viejo régimen político/económico y busca pasar de la momisa represiva que los llevó a Vietnam. Sirviéndose de los viejos seriales fantásticos de su infancia, como Flash Gordon, busca reactivar la idea de la rebelión contra un poderoso Imperio que ahoga la independencia juvenil. La historia de rebelión de Star Wars se mueve en tres planos: en el clima político con el cuestionamiento de Nixon y la entrada de Ford, en el clima familiar con un joven Lucas que lucha por salir de casa a través de ser cineasta y en el clima de la profesión como parte de un grupo de jóvenes cineastas que buscan modelos nuevos de independencia de los viejos estudios. Esas batallas en tres escenarios recuerdan los escenarios bélicos de Star Wars; en el espacio abierto donde vemos las naves de los rebeldes contra las del Imperio, en lo íntimo de los duelos de espadas laser entre Luke y su ominoso Padre y en las trincheras de los planetas específicos donde el grupo de rebeldes ataca a ras de suelo.  
[11] Con esta frase de “reconciliarse con el padre”, Jonhson de nuevo prueba que hizo la tarea de leer a Campbell ya que utiliza la forma como denomina ese momento en su monomito. Para mayor detalle y análisis volvemos a remitir a nuestro post “Star Wars: Psicoanálisis del mito”.
[12] “Mi tesis sobre los hijos era esta: la ruina de los procedimientos de iniciación… conlleva que los hijos no tengan ningún punto de apoyo simbólico para convertirse en algo distinto de lo que son. La Idea está demasiado ausente para que la vida sea algo más que una continuación entre día y día. De ahí la tentación de una eterna adolescencia. De ahí también algo que se comprueba todos los días: el carácter infantil de la vida de los adultos, en especial de los adultos del sexo masculino. El sujeto que comparece ante la mercancía debe seguir siendo un niño que desee juguetes nuevos. En cuanto al sujeto que comparece ante las reglas sociales y electorales, debe seguir siendo un estudiante obediente y estéril cuyo único objetivo sea ser, a cualquier precio, el primero de la clase y que se hable de él en todos lados. ¿Y las hijas? Podría decirse que las hijas también están expuestas a la falta de separación entre el ser-hija y el ser-mujer, pues el hombre y el matrimonio ya no desempeñan el papel, real y simbólico, de separación. Pero mi hipótesis es distinta: entre los hijos, el fin de la iniciación tradicional conlleva un estancamiento pueril que puede denominarse una vida sin Idea. Entre las hijas, la ausencia de una separación externa (hombre y matrimonio) entre hija y mujer, entre chica y mujer-madre, conlleva la construcción inmanente de una feminidad que puede calificarse de prematura. En otras palabras: el hijo está expuesto a no convertirse nunca en el adulto que encierra en sí mismo, mientras que la hija está expuesta a estar convertida desde siempre en el adulto-mujer en que debería convertirse activamente. Dicho de otro modo: en el hijo no hay ninguna anticipación; de ahí la angustia del estancamiento. En la hija, la retroacción adulta devora la adolescencia, e incluso la infancia misma; de ahí la angustia de la prematuridad.” Badiou, A. (2017). La verdadera vida: Un mensaje a los jóvenes. Ciudad de México: MALPASO
[13] Referencia a los comentarios del actor Joseph Gordon-Levitt sobre “Los últimos Jedi”: A New Old Skywalker en https://medium.com/@hitRECordJoe/a-new-old-skywalker-253efda3809c
[14] La queja por lo que le “hicieron a nuestro héroe de la infancia” y su consecuente odio, nos recuerda a esto que tanto ha explotado el oportunista de Trump cuando uno de sus mayores logros ha sido “devolver la Navidad a Estados Unidos” ya que, como el Grinch, se “las habían robado” cuando en tiempos de Obama se dejó de hablar oficialmente de Navidad y se decían “festividades” buscando respetar las celebraciones diversas en un país construido por migrantes. Muchos fans viejos parecen clamar por un “Make Skywalker Great Again”.
[15] “La crisis que preside actualmente las relaciones entre generaciones no responde ya a la lógica conflictual y ambivalente típica del complejo de Edipo, por la sencilla razón de que los adultos se han diluido en cuanto representantes de la ley simbólica de la castración… La desazón de nuestros hijos ya no se centra en el antagonismo entre las generaciones, sino en la pérdida de la diferencia y, por tanto, en la ausencia de adultos capaces de ejercer funciones educativas y de establecer la alteridad que hace posible el choque que se halla en la base de todo proceso de formación. El malestar actual de la juventud no estriba en la oposición entre sueño y realidad, sino en la ausencia de sueños.” Recalcati, Massimo. La hora de clase: Por una erótica de la enseñanza (Argumentos) Editorial Anagrama.
[16] Recalcati: ““La evaporación de los adultos… se desvanecen ante el peso de sus responsabilidades educativas.  La tarea imposible de los padres está hoy lastrada por nuevas ansiedades. Descubrimos el Mediterráneo si decimos que nuestra época es la época de la crisis simbólica de la función de la autoridad paterna. Esto no significa únicamente que los progenitores estén en crisis, sino que la Ley de la palabra parece haber perdido su fundamento simbólico. Si el nuestro es el tiempo de la «evaporación del padre» es porque es el tiempo de la «evaporación de la Ley de la palabra», como custodia de la posibilidad para los seres humanos de vivir juntos. Los síntomas de esta evaporación están a la vista de todos y no atañen sólo al estudio del psicoanalista (padres angustiados, hijos perdidos, familias en el caos); recorren todo el cuerpo social: dificultad para asegurar el respeto de las instituciones, derrumbe de la moral pública, eclipse del discurso educativo, decadencia de un sentido compartido de la vida, incapacidad de construir lazos sociales creativos, triunfo de un goce mortífero desconectado del deseo...”
[18] Jason Fry. (2018) Star Wars: Los últimos Jedi (versión extendida) Basada en la historia de Rian Johnson.
[19] Jason Fry. (2018)Op. Cit.
[20] Composición entre dos textos: Johnson, R. (Dirección y Guión). (2017). Star Wars: The Last Jedi y Fry, J. (2018) Star Wars: Los últimos Jedi (versión extendida) Basada en la historia de Rian Johnson.  
[22] Recalcati, Massimo. (2016) La hora de clase: Por una erótica de la enseñanza. Editorial Anagrama. Edición de Kindle
[23] Recalcati, Massimo.(2011) ¿Qué queda del padre?: La paternidad en la época hipermoderna. Xoroi Edicions.
[24] Recalcati, Massimo.(2011) ¿Qué queda del padre?: La paternidad en la época hipermoderna. Xoroi Edicions.
[25] “En el fondo, dice Sócrates, y por el momento no hago más que seguirlo, hay que luchar por conquistar la verdadera vida contra todos los prejuicios, las ideas preconcebidas, la obediencia ciega, las costumbres injustificadas, la competencia ilimitada. Fundamentalmente, corromper a los jóvenes quiere decir una sola cosa: intentar que no entren en los caminos ya trazados, que no se consagren simplemente a obedecer las costumbres de la ciudad, que puedan inventar algo, proponer otra orientación en lo que concierne a la verdadera vida.”  Alain Badiou (2017). La verdadera vida: Un mensaje a los jóvenes. Ciudad de México: MALPASO
[26] Ojalá y en la entrega final de la trilogía “Star Wars: El ascenso de Skywalker, J.J. Abrams no sea seducido por el lado oscuro de la complacencia barata y el mero faservice -no somos optimistas al ver el teaser donde vemos el sable de luz y la mascara de Kylo Ren reconstruidos- y arriesgue a permitir el proceso de la herencia más allá de la mera nostalgia paralizante.