El Rayo McQueen: un competidor en busca de entrenador
La película de Disney/Pixar “Cars” pertenece a esas películas infantiles donde muchos niños parecen no cansarse de verla una y otra vez. Esto para los padres les provoca varias incógnitas entre ellas ¿Por qué la ven de nuevo si ya se la saben de memoria? ¿Por qué los niños ante ciertas cosas no se hartan? No solo no se hartan sino que incluyen a los padres y demás adultos en la experiencia. Toda una serie de fenómenos se hacen presentes. Relatar una escena en especial, pedirle a un adulto que lo acompañe a ver la historia, hacer preguntas sobre lo que va a pasar aun y cuando ya lo saben y, de las más importantes, vivir la historia desde la identificación y asignación de personajes “Yo soy el Rayo McQueen y ¿tú quién eres?” Para los analistas, eso que se repite incesantemente cumple una función, por decirlo en palabras tradicionales, eso es un síntoma. Más que solo malestar, el concepto de síntoma desde el psicoanálisis nos remite a un intento de solución, de elaboración. Desde el célebre libro “Psicoanálisis de los cuentos de hadas” del psicoanalista B. Bettelheim se sabe que la función de las historias infantiles es permitirle a los pequeños elaborar, a través del arte, respuestas desde la fantasía para temas emocionales o de maduración psicológica por los que están pasando.
Lo anterior nos lleva a una pregunta con respecto a la manufactura ¿Cómo nacen estas historias para niños si son adultos quienes las elaboran? Es ahí donde encontramos el interés de Freud por la creación artística. Tomemos en particular y reconozcamos el valor de esa experiencia.
Lo anterior nos lleva a una pregunta con respecto a la manufactura ¿Cómo nacen estas historias para niños si son adultos quienes las elaboran? Es ahí donde encontramos el interés de Freud por la creación artística. Tomemos en particular y reconozcamos el valor de esa experiencia.
Según John Lasseter (Creador y director en jefe de Pixar), la inspiración para realizar la película Cars vino de una experiencia muy íntima:
“Cars es una historia muy personal para mí. No solo está inspirada por mi amor a los autos, no solo está inspirada por mi papá, que era gerente de una concesionaria Chevrolet, sino también está inspirada por algo que me pasó en mi vida. Dirigí Toy Story, Bugs y Toy Story 2. Cuando terminé Toy Story 2 era 1999. Habían pasado 9 años. Habíamos tenido cuatro hijos y mi esposa me dijo: “John, te hemos apoyado para que hagas todas estas películas y en la construcción de Pixar y todo eso, pero ten cuidado. Porque un día vas a despertar y tus hijos habrán partido a la universidad y te habrás perdido de todo. Así que me tomé el verano libre. Nos compramos una casa rodante usada y quería alejarme del sistema interestatal y viajar por el país. ¿Y saben qué pasó? Nos unimos mucho como familia. Me cambió la vida. Regresé sabiendo sobre qué quería que fuera la película: es un personaje que descubre lo que yo descubrí, que el viaje de la vida es una recompensa. Y comencé a pensar. Debe ser sobre un auto de carreras. Lo único que importa es ganar. Tener ese campeonato. Éste es el personaje perfecto, que de pronto es forzado a bajar la velocidad.” Tomado del Documental “La inspiración de Cars” que se incluye en el DVD “Cars” (2006) de Disney/Pixar.
La anécdota del cineasta responsable del éxito de las películas de Pixar nos muestra que parte importante del porqué de ese éxito es seguir la regla fundamental en el arte “para ser universal hay que ser profundamente particular”. La anécdota también nos enseña una nueva forma de leer/interpretar la historia de Cars. Podemos darle un giro a la historia, giro que, de alguna manera, siempre estuvo ahí. La historia del Rayo McQueen se revela como la de un joven/niño que aprende sobre la vida, que aprende a ser hombre, pero se basa en la anécdota de un hombre que aprende a ser padre.
Volvamos con los expertos y estudiemos la experiencia escuchada a un pequeño de 5 años que relatamos al inicio. El niño se acerca a su madre y le dice “Mamá, Yo soy el Rayo McQueen, tú eres Sally y papá es… Mate”. Lo primero que se resalta es el carácter protagónico del niño, él es el Rayo McQueen. Entonces bien ¿Qué tiene el Rayo McQueen que queda tan bien para identificarse con él? Como protagonista, como héroe de la historia, McQueen es a quién el destino le tiene preparada una serie de pruebas que vencer, lo que para Bettelhiem es el problema subjetivo que el niño tiene que afrontar y superar, la lección de vida que requiere aprender.
La prueba del destino del Rayo McQueen proviene de la forma como se relaciona con su hacer, en este caso, las competencias de autos. McQueen es un auto de carreras novato, arrogante y orgulloso, solo piensa en ganar la copa Pistón. Sus frases de aliento lo delatan “Concéntrate. Velocidad. Yo soy la velocidad. Un ganador, 42 perdedores, devoro perdedores en el desayuno”. Su arrogancia es tal que no tiene equipo de apoyo, ni jefe de ingenieros, es decir, entrenador o maestro. Es éste el tema principal. Pensamos en un niño que siempre quiere ganar pero no sabe jugar, lo que lo hace un mal jugador, tanto cuando gana como cuando pierde. Las consecuencias es que no tiene amigos y puede sufrir accidentes (hacerse daño) con tal de ganar.
El nudo de la historia viene cuando es “forzado a bajar la velocidad”. Ahí entra Sally, una chica de la que se enamora Rayo pero que lo detiene y que, como lo sabemos después, pasó por lo mismo hasta que conoció el pueblo donde ahora vive. En la ocurrencia del niño que relatábamos, es fácil imaginar que Mamá es Sally como aquella que es el primer amor. El extra que nos da la película es que Sally es la que hace que Rayo se quede en el pueblo, se detenga y así se introduzca en el escenario otros personajes.
Tal vez lo que no queda tan claro es la identificación del padre como la camioneta vieja Mate. Siguiendo con nuestra propuesta inicial, lo que la experiencia de Lasseter marca, es que No se trataba de que solo se quedara en el pueblo, sino que cumpliera su meta, la verdadera moraleja en la vida “No es el destino, es el viaje” o “No es la meta, es la carrera”. De ahí que Mate se une tanto a Sally como al Doc como eso que tiene que elaborar, como en el momento que Mate lo “sonsaca” (según el “Lexicón del noreste de México” de Ricardo Elizondo, literalmente significa “sacar del camino del orden”) como un buen amigo a “jugar” en el pueblo, de ahí que funcione perfecto la bonita metáfora de la camioneta grua, como eso que lo jala
Desde el psicoanálisis, cuando se habla de la Madre y del Padre siempre es necesario aclarar que nos referimos más a funciones que a personas. Consideramos a Sally ejerciendo la función materna en sentido de permitir al niño (Rayo) detenerse de inicio y salirse de la pista en la que transita hasta lo básico, el amor a su pueblo. Sin embargo, no sirve de nada que solo se detuviera la fuerza, sino que empezara a disfrutar este “tiempo fuera”. Cuando se hablan actualmente de una declinación de la función paterna, pareciera que solo atañe a los papás y no a las mamás. La historia de Cars muestra que algo de la función materna es lo que de inicio está alterado, cuando reparamos en el hecho de lo simbólico de la Ruta 66, la llamada “Carretera Madre” (The mother road). Si la historia fuera de un nadador que se ofusca por no ganar la medalla de oro, el primer paso sería que volviera a encontrar el gusto por el agua, volver a la “madre agua”.
Posteriormente entra la nueva función, la paterna, que no solo permite o detiene sino que alterna la ley. En nuestro símil automovilístico de Cars, la función materna será esa carretera, ese camino que impulsa y motiva (el amor de la madre como lo que empuja) donde el niño la obedece por lo que es. Mientras que la función paterna es la negociación, el alternador o el semáforo que posee un programa de tiempo (arbitrariedad simbólica) que solo funciona si el auto lo respeta, donde el niño lo ama por lo que no-es, sino, lo que representa. De lo anterior rescatamos que los cuidadores alternan la función materna y paterna para el hijo.
Recapitulando. El Rayo McQueen, para ganar la carrera, tiene que aprender a ser un buen corredor. ¿Cómo lo logra finalmente? Aquí entra en escena otro personaje, el juez y médico del pueblo, Doc Hudson. Vemos en él la tradicional figura paterna de otros cuentos. Primero solo esta desinteresado e impone una ley. Las primeras discusiones entre El Rayo y Doc asemejan los problemas actuales de los niños berrinchudos con las figuras de autoridad, llámese padre, maestro, analista, etc. El cambio se genera cuando el Doc decide ayudar a Rayo, dándole tips y recordando sus momentos de gloria, lo que nos lleva a la verdadera lección de la historia, para ser padre es necesario no renegar de nuestros propios padres sino aprender de la experiencia.
El gran final de Cars empieza con una escena similar a la del inicio pero ahora el Rayo está transformado. Antes de la carrera ya no solo está pensando en sus clásicas frases de motivación (“Un ganador, 42…”) sino que se “desconcentra” recordando a sus amigos. Al momento de la carrera ahora tiene un equipo, un entrenador y un amor que lo espera en casa. El momento decisivo se da cuando en la vuelta final su rival principal, su doble que refleja los vicios que tenía, en un arranque de ira por frustración, causa un terrible accidente al otro competidor Rey, el auto leyenda de respeto. El Rayo al verlo frena antes de cruzar la meta, renunciando al primer puesto y dejando que su rival gane. Se devuelve a empujar al Rey y se da este diálogo:
“El Rey: ¿Qué haces muchacho?
Rayo: Creo que el Rey debe terminar su última carrera.
El Rey: Acabas de renunciar a la Copa Pistón.
Rayo: ¿Sabe? Un viejo auto de carreras gruñón me dijo una cosa. Sólo es un copa vacía.”
Rayo: Creo que el Rey debe terminar su última carrera.
El Rey: Acabas de renunciar a la Copa Pistón.
Rayo: ¿Sabe? Un viejo auto de carreras gruñón me dijo una cosa. Sólo es un copa vacía.”
Así llegamos a la moraleja de la historia que decíamos más arriba “No es el destino, es el viaje”[1], pero para lograr eso es necesario saber que se puede renunciar a muchas cosas con tal de lo más importante. Esta moraleja viene como anillo al dedo en estos tiempos donde se habla de las formas de la paternidad y la educación de los niños. Este final nos recuerda a la solución de otra película de Pixar, Los Increíbles, donde la forma como el hiperactivo Dash soluciona su dilema de competir mostrando sus poderes y ser un fanfarrón o no practicar deportes y sentirse frustrado y aislado, la solución viene por parte de los padres que le permiten hacer carreras pero le recomiendan llegar en segundo lugar, es decir, compite pero lo importante es el jugar no solo llegar primero, el uso simbólico de cuidar su “identidad secreta” como “código del héroe”. Sin embargo, la verdadera moraleja solo puede ser trasmitida si recordamos que surge de la experiencia de un hombre que ve dificultades con su rol como padre. Amable lector, ¿cuál es entonces la moraleja para los padres? ¿Tendremos que leerla con otra película de Pixar como Buscando a Nemo? El padre lucha contra el “mar entero” para encontrar a su hijo solo para permitirle irse y decirle “¡Adiós!”.
[1] “In Seminar XVII, The Other Side of Psycho-Analysis, in contrast, jouissance is of the order of an invasion. This has everything to do with his new understanding of the relationship between the real part in the jouissance and the Symbolic. Lacan puts forward an original relationship between jouissance and the signifier. He even goes so far as to consider that the very origin of the signifier has to be looked for precisely in the marking processes of the enjoyment by the Other. In reverse perspective, the subject has to use the signifier to rediscover the jouissance – yet this necessarily results in a failure and the getting stuck on the road toward it. Lacan will argue that this failure is necessary. It is the road itself that is the aim of the living.” Paul Verhaeghe in “New studies of old villains. A radical reconsideration of the Oedipus complex”. (2009). Other Press.
10 comentarios:
Saludos Héctor
Mis hijos vieron esa película, no les fascinó como sí lo hizo “El expreso polar” o “Un rescate antes de Navidad” o “spider man”, recuerdo que al final de la película que comentas yo era el único que la estaba viendo, ya mis hijos estaban jugando o dedicados a otros menesteres, mi esposa me hablaba para comer y yo le decía que me esperara un momento, que ya terminaría la película, estaba tan emocionado y más cuando en un acto de tremenda civilización cede su primer lugar al viejo, llorar quise. Felicidades por la prosa con que engalanas tus textos, un lirismo exquisito.
Saludos desde Monclova Coah.
Carlos Arturo Moreno De la Rosa
Estimado Carlos. Mi interes por las películas de Pixar es desde la idea que una buena película para niños debe encantar primero a los padres. Recuerdo con respecto a Spideman que Stan Lee decía que el no escribia personajes para niños sino para el mismo como adulto, lo que me dice que hombre y niño es un banda de Moebius.
Gracias por tus comentarios y espero visitar pronto Monclova!!
Hola Lic.
He estado leyendo ya varias de sus publicaciones , me encantaron varios de sus escritos sobre todo la forma como los escribe...excelente
Y bueno pues de las películas de Pixar, mi favorita es la de los Incleíbles puedo verla una y otra vez sin fastidiarme, lo interesante de estas películas son las caracteristicas de sus personajes principales y la forma de darles vida e involucrarlos de una manera tan simple en situaciones de vida que a veces pueden pareceernos tan cotidianas, ademas de la forma en que se quitan del camino las piedras que se van atravesando, con grandes lecciones de vida, yo creo que por eso nos gustan a los adultos. Sus personajes son un ideal.
Saludos grandes ...
raquel
Muchas gracias por sus comentarios Raquel, Los Increóbles también es mi favorita junto con la otra película del mismo cineasta "El gigante de Hierro". Me presenta la disyuntiva de subir o no lo que tengo escrito de los Increibles. Se me ocurre hacerlo como un nudo de tres Historias de Brad Bird, "Gigante de Hierro", "Los increíbles" y "Rattotiuolle". Saludos
Anonimo
Pues los escritos si son interesantes, sin duda alguna, pero a mi gusto,todas estas peliculas me aburren sobremanera siento que las peliculas infantiles actuales o son unisex o son masculinas (transformers, los increibles,spider MAN)" que diferencia con mis clasicas peliculas favoritas de Disney, como la bella durmiente, la cenicienta etc. hasta las actualizadas como Encantada o jamas besada. Esas son peliculas muy femeninas y extraordinariamente sentimentales que nos ayudarian a rescatar esa parte tan olvidada actualmente del "vivieron felices para siempre".
Hola. Como siempre me encantó leerle. Esta línea: El padre lucha contra el “mar entero” para encontrar a su hijo solo para permitirle irse y decirle “¡Adiós!”. Me parece contundente y genial. Será que mi película favorita es Buscando a Nemo ja ja ah!! y la Sirenita.
Espero verlo pronto.
Adriana
Estimad@ anonimo: Es verdad la tendencia unisex en la películas infantiles. En estas de corte masculino resulta interesante el tema pricipal del padre. Con respecto a lo femenino creo que podemos encontralo ya sea en las clásicas que menciona que vienen con mayor fuerza (En especial La Bella y la Bestia y la Sirenita) pero veo su mutación más eciente en las telenovelas infantiles estilo Floricienta o Patito Feo, pasando por HSM y Rock Camp. Se reciben sugerencias. Saludos
Estimada Adriana, tambien considero a la Sirenita una de las mejores películas de Disney antes de Pixar. Cuando la relacionamos con Nemo con respecto al padre algo sobre sale, el intercambio Padre-Hija, uno por el otro, además del papel de la Bruja. Saludos
Hector, buenisima tu lectura de Cars desde la mirada del psiconalisis. Soy mama de un niño admirador del rayo y también soy psicologa.Adhiero a la lectura que haces de la peli. Bien escrita y bien interpretada. Es un gusto leerla. Felicitaciones!!
Silvina
Estimada Silvina: Muchas gracias por su comentario que permite que se continue en actividades como la de este blog donde el psicoanálisis convive y se nutre con la cultura que vivimos, más que interpretar el arte de lo que se trata es aprender de él. Gracias de nuevo.
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