Who is IT?
El objeto fóbico en ESO de Stephen King
“Maybe it’s an evil being that can read our minds and take the shape of stuff we’re afraid of.”
Ben en “ESO” de Stephen King
El presente escrito nace de una invitación por parte del CADDI[1] de mi facultad para dar una conferencia en inglés sobre alguna película de terror por la fecha cercana de Halloween. El primer paso era seleccionar una película de terror. Desgraciadamente tenía que pensar en otra que no fuera mi favorita “Hasta el viento tiene miedo” ya que no podría abordarla hablando en inglés. Decidí preguntar a varios alumnos y amigos sobre su película de terror favorita hasta llegar a dos finalistas “ESO” y “El exorcista”. “ESO” me pareció la mejor opción ya que al buscar la novela original la vi con ojos de turista y fui sorprendido con lo obvio, el título de la novela en la edición es castellano“IT (ESO)”[2] El título de la película, aunque mucha gente se refiere como ESO, es mayor la cantidad de personas que la identifican como IT por lo que entendemos la precisión de los editores en nuestra lengua. Así, IT era algo que aceptábamos de inicio con sentido desde su idioma original, incluso, eso ya es adentrarnos en el fenómeno que propone la obra.
Habiendo seleccionado la película, el segundo paso fue buscar el elemento a trabajar por lo que decidí usar una artimaña que le leí a Freud cuando comenta sobre la redacción del caso Dora[3] y descubre elementos de importancia a partir de preguntarse a razón del pseudónimo para la paciente. Así me pregunté ¿Qué nombre le va a esta conferencia? ¿Qué juego de palabras se puede hacer en el título? ¿Qué me provoca ESO? ¿No son suficientes preguntas? ¿Por qué no un título que incluya una pregunta? ¿Existe en psicoanálisis una relación entre la pregunta y una posición del sujeto?
Tomada la decisión, el título tentativo inicial fue “What is IT?” cuando la pregunta y la película me indicaron el título definitivo: “Who is IT? The phobic object in Stephen King’s IT” El primer título “What is IT?” (¿Qué es ESO?) pasa por alto que la relación con ESO no es de UNA cosa innombrable sino de LA cosa innombrable, al más puro estilo de “aquellos de los que no hablamos” (Those We Don't Speak Of) de la película “La Aldea” (M. Night Shyamalan's The Village, 2004) o “aquel que no debe ser nombrado” (He Who Must Not Be Named) en la serie literaria creada por J. K. Rowling sobre el mago “Harry Potter” o nuestro “Innombrable” político (Carlos Salinas de Gortari) que nos recomienda respetuosamente nunca olvidar AMLO. La prohibición a nombrarlo es la condición de que sean espectrales, que se vuelvan seres de espanto, un objeto fóbico.
La pregunta “Who is IT?” (¿Quién ES?) no se pude traducir literalmente “¿Quién es ESO? Excepto en el contexto de la historia. Sin embargo, la pregunta nos posibilita otra lectura. La pregunta “Who is IT?” se utiliza en el momento, por ejemplo, de estar solo en la casa y escuchar un ruido y preguntar por otra persona. “¿Quién es?, ¿Quién anda ahí?[4]” lo cual ya nos introduce a los temas: la fobia y la obra de Stephen King. Recordemos este pasaje de la novela brevemente sugerido en la película:
“George fue en busca de esas cosas (Parafina, cuchillo, un cuenco y fósforos para el barco que le hizo su hermano Bill)… No le gustaba el sótano ni le gustaba bajar por sus escaleras porque siempre había imaginado que allí abajo, en la oscuridad, había algo. Era una tontería por supuesto, lo decía su padre, lo decía su madre y, aún más importante, lo decía Bill, pero aún así…
No le gustaba siquiera abrir la puerta para encender la luz, porque temía (era algo tan estúpido que no se atrevía a contárselo a nadie) que, mientras tanteaba en busca del interruptor, una garra espantosa se posara sobre su muñeca… y lo arrebatara hacia la oscuridad que olía a suciedad, humedad y hortalizas podridas.
¡Qué estupidez! No existían monstruos con garras peludas y llenos de furia asesina.”[5]
Este extracto de la obra de King nos parece excesivamente freudiano, en el buen sentido de la palabra, es decir, no en el sentido de tener que ver ahí necesariamente pechos, caca y penes, sino la relación con el discurso. Por un lado tenemos al niño que se le impone una idea que considera estúpida e intenta rechazar. Por otro lado, el eco del caso del pequeño Hans se hace presente en un detalle, el de Freud.
“Convine con el padre en que dijera al muchacho que lo del caballo era una tontería y nada más. Y que la verdad era que quería muchísimo a la mamá, y pretendía ser recibido por ella en su cama. Y que ahora tenía miedo de los caballos por haberse interesado tanto en el hace-pipí de ellos”.[6]
Esta nominación inmediata como tontería nos brinda una aproximación de esclarecimiento con respecto al síntoma fóbico. Desde la diferenciación clásica de los primeros psiquiatras de orientación psicoanalítica que hablan de un miedo irracional, se observa esta distinción con respecto a la certeza del delirante y la humilde sumisión del perverso con respecto a eso que es “lo suyo, lo suyo, lo suyo”. La primera lección psicoanalítica en materia de fobias es la nominación freudiana de Histeria de angustia. Más allá de hacer hincapié en la angustia de entrada, resaltemos el carácter de histeria. En un primer tiempo de su obra, Freud distingue como parte esencial de la histeria su relación con lo que se queja. El histérico se queja de algo que le molesta pero al mismo tiempo busca ese algo. Como lo visto por Freud en un caso, mientras con una mano aprieta el vestido con la otra intenta arrancarlo[7]. En el caso que nos interesa la pregunta recae en nosotros ¿Por qué buscamos un género que es francamente tonto como lo son las películas de terror? ¿Por qué hay programas de radio de historias de sustos? ¿Por qué buscamos ser asustados? ¿Por qué buscamos esas tonterías? La respuesta psicoanalítica es, al igual que con diversas creaciones del alma popular y demás síntomas, como un intento de solución. Incluso podemos ver de lado que el Witz, la ocurrencia graciosa, triunfa aún mejor ya que la tontería se transforma en gracia.
Ya que tocamos la relación entre la gracia y la fobia toma un sentido diferente el hecho de que, mientras preguntaba sobre películas de miedo y surgía la referencia a ESO, muchos hacían una acotación, el miedo personal hacia los payasos. ¿Por qué algo como un payaso que justamente está diseñado artificialmente (a diferencia de una rata o un pájaro) para causar gracias y ser amable para los niños es un objeto popular de rechazo por el temor? La respuesta lo podemos encontrar de la mano de Stephen King.
Poniéndose histérico o ¡Tengo miedo!
A manera de resumen “ESO” trata la historia de un grupo de amigos de infancia que deciden volver a su pueblo natal por la amenaza de un ser con la forma de un payaso que mutila niños y que enfrentaron veintisiete años atrás. Si pensáramos en la clásica historia de victimización histérica nos encontraríamos con escenario digno de cualquier episodio de series telenovelezcas como “Mujer: casos de la vida real” o “Lo que callamos las mujeres”. Por ejemplo, imagine querido lector la escena idílica de un desayuno familiar. La protagonista, una hermosa jovencita de 15 años, va al comedor y encuentra a su madre que la recibe dándole los buenos días y un beso en la frente al momento que le sirve su desayuno favorito en la forma de unos suculentos Hot-Cakes. Entra en escena el padre que, orgulloso de su hija, bromea con ella sobre los novios y la escuela en un ambiente de película de Disney. De repente la tragedia irrumpe: un desconocido jala a la jovencita, cuando va de camino a la escuela, a un terreno baldío y la viola, o el hot-cake se le atora y se desmaya y al despertar el doctor informa a los padres que su hija tiene leucemia, cancer, etc. Eso podría ser esa historia idílica que se altera por la llegada del monstruo, sin embargo no es así. Siguiendo la recomendación de Slavoj Zizek con respecto a las películas de terror sin el elemento terrorífico ¿qué encontramos en ESO?
Por un lado tenemos a Bill, famoso escritor de novela de terror que evoca el propio caso del autor Stephen King como es costumbre en sus novelas. Sin embargo, lo que lo espejea a King en Bill no es solo su condición de escritor de terror sino su drama con el trabajo. Vemos como su trabajo esta entorpeciendo la relación con su mujer. Bill parece tomado por su trabajo y discute con su esposa sobre la adaptación de su novela para una película, trabajo que exige hacer él mismo y no correr el riesgo que “alguien más la mutile”.[8] Solo el regreso de ESO a su vida, hace que Bill deje el trabajo e incluso acceda a que otro termine la adaptación de su obra. Por otro lado Ben, el otrora gordo del grupo ahora convertido en un exitoso arquitecto se transforma al volver a enfrentar a ESO ya que gracias al payaso maldito puede dejar de estar en relaciones con mujeres de una noche para reclamar su amor de la niñez. La vida de Bev esta atrapada en la relación con un hombre que la humilla y la arremete hasta que puede separase de él porque tiene que regresar a enfrentar a ESO. Los protagonistas parece que buscaran la solución de su vida en la presencia del payaso maldito. Cada uno de ellos se enfrenta a algo que les aterra desde lo muy íntimo.
Para trabajar más este detalle vayamos a una agradable coincidencia que encontramos en la novela. En el capítulo “Derry: el primer interludio”, King utiliza un recurso habitual, narrarnos el extracto de otro libro, una especie de libro dentro del libro que tiene el efecto de recordarnos que uno se asusta por las orejas, por la narración.
“El fragmento siguiente y todos los otros fragmentos de Interludio han sido extraídos de Derry: una historia no autorizada de la ciudad, de Michael Nalón…
2 de enero de 1985
¿Es posible que toda una ciudad esté embrujada?
¿Embrujada como se supone que lo están algunas casas?...
El adjetivo que se usa en inglés para estos casos es haunted. Vea sus derivaciones:
Haunted: “Visitado con frecuencia por fantasmas o espíritus”.
Haunting, el adjetivo correspondiente: “Que vuelve a la mente con insistencia; difícil de olvidar”.
To haunt, el verbo: “perseguir o aparecer con frecuencia, especialmente fantasmas”. Pero… la palabrita se usa para mucho más. ¡Veamos! “Lugar visitado con frecuencia: nidal, guarida, querencia…” El subrayado es mío, por supuesto.
Y una más. Ésta, como la última, es una definición de haunt como sustantivo, y la que más me asusta: “Sitio donde comen los animales”.”[9]
El método de King es impecable y demuestra porqué es el amo del terror al no solo compartirnos sus propias pesadillas sino su pasión por las letras y la narración. King sabe que el terror funciona por susurros y que esta condición hay que gentil con as palabras. King sigue las pistas de la palabra haunted y juega con el pueblo embrujado en lugar de la clásica casa embrujada, de tal forma que casi todos los protagonistas huyen del terruño al considerarse maldito.
La agradable coincidencia a la que nos referimos arriba se debe a otro cuyo método era seguir las pistas de las palabras. En su escrito de 1919 «Das Unheimliche», traducido al castellano primero como “Lo siniestro” y después como “Lo ominoso”, Freud aborda el tema que él mismo considera dentro del campo de lo estético.
“Uno de ellos es el de lo «ominoso». No hay duda de que pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita angustia y horror; y es igualmente cierto que esta palabra no siempre se usa en un sentido que se pueda definir de manera tajante. Pero es lícito esperar que una palabra-concepto particular contenga un núcleo que justifique su empleo. Uno querría conocer ese núcleo, que acaso permita diferenciar algo «ominoso» dentro de lo angustioso.”[10]
Para conocer el tema de la angustia y sus derivados, Freud la aborda desde el campo de la estética, el campo del arte y las palabras.
“Pueden entonces emprenderse dos caminos: pesquisar el significado que el desarrollo de la lengua sedimentó en la palabra «ominoso», o agrupar todo aquello que en personas y cosas, impresiones sensoriales, vivencias y situaciones, despierta en nosotros el sentimiento de lo ominoso, dilucidando el carácter escondido de lo ominoso a partir de algo común a todos los casos. Revelaré desde ya que ambos caminos llevan al mismo resultado: lo ominoso es aquella variedad de lo terrorífico que se remonta a lo consabido de antiguo, a lo familiar desde hace largo tiempo. ¿Cómo es posible que lo familiar devenga ominoso, terrorífico, y en qué condiciones ocurre?...
La palabra alemana «unheimlich» es, evidentemente, lo opuesto de «heimlich» («íntimo»}, «heimisch» {«doméstico»}, «vertraut» {«familiar»}; y puede inferirse que es algo terrorífico justamente porque no es consabido {bekannt} ni familiar. Desde luego, no todo lo nuevo y no familiar es terrorífico; el nexo no es susceptible de inversión. Sólo puede decirse que lo novedoso se vuelve fácilmente terrorífico y ominoso; algo de lo novedoso es ominoso, pero no todo. A lo nuevo y no familiar tiene que agregarse algo que lo vuelva ominoso.”[11]
¿Cómo lo familiar se vuelve Ominoso? Como ese nexo es encontrado en la palabra, Freud continua en el mismo campo y pide otras opiniones en diversas lenguas gracias a la ayuda de Theodor Reik. Encuentra cuál sería el término correspondiente: En Latín, locus suspectus; en Griego, lévo; en Francés, inquiétant, sinistre, lugubre; en Español, sospechoso, de mal agüero, lúgubre, siniestro; en Inglés; uncomfortable, uneasy, gloomy, dismal, uncanny, ghastly, haunted.
Encontramos este cruce de palabras. Por un lado tenemos a King reconociendo diversas acepciones de la palabra Haunted y por el otro a Freud investigando sobre la relación con la estético de horror. ¿Qué comparten? ¿Qué podemos encontrar uno con el otro? En Freud tenemos esta relación entre lo familiar, doméstico, íntimo y su transformación en algo horroroso, siniestro. Por otro lado, King nos dice que además de casa embrujada, en Haunted tenemos esto “difícil de olvidar”, el “nidal”; por lo que llegamos a la hipótesis de que el horror aparece cuando no podemos dejar de pensar en eso de donde somos, incluso, de eso que nos es tan familiar pero no podemos separarnos.
En el caso de “ESO” nos encontramos la historia contada como algo que si se pudo olvidar. Los adultos del grupo de los siete afortunados perdedores han olvidado los eventos sucedidos 30 años atrás. Bill no recuerda la forma como murió su hermano menor. Bev había olvidado al payaso y la sangre. Ben había olvidado los problemas con sus familiares y vecinos que lo molestaban por ser gordo y una carga. El caso más interesante es el de Eddie.
Eddie vive con su madre que lo sobreprotege al punto que no tiene vida amorosa. Al regresar a Derry entra a una farmacia a cargar sus medicamentos, en especial su inhalador para el asma. Ahí recuerda algo que había olvidado. Siendo niño fue a comprar la medicina para el inhalador. Al llegar a la farmacia el señor Kenee, farmacéutico y dueño del local, le dice:
“Sr. Kenee: Aqui tienes tu receta. Hijo, ¿Cuántos años tienes?
Eddie: 11, casi 12.
Sr. Kenee: (En voz casi imperceptible) Ya tienes edad suficiente. Acompáñame. (lo lleva al fondo de la tienda) Vamos. Clámate, Eddie, no voy a morderte. Verás, la causa de muchos de tus problemas es que siempre andas todo tenso. Por ejemplo el asma… ¿Sabes lo que es un placebo Eddie?
Eddie: Debo irme.
Sr. Kenee: Es agua Eddie, con un poco de alcanfor para que tenga sabor a medicina.
Eddie: ¡No!
Sr. Kenee: Tu médico es débil y tu madre está decidida determinada a que estés enfermo y tu estás atrapado en medio.
Eddie: ¡Es todo una mentira, yo si tengo asma!”[12]
Eddie sabe que su madre lo mantiene cerca y no lo deja salir a jugar por lo mucho que se preocupa por él, así como la frase del padre de Bev que castiga con una cachetada cuando ésta recibe un poema de un niño. Ese temor al nidal del que no se puede salir es lo que sobresale. La anterior escena me recuerda lo que escuché una ocasión en uno de esos programas matutinos donde en ocasiones invitan un médico para que de consejos a los televidentes. En esa ocasión hablaban del asma. El médico, habituado a hablar con ejemplos como de “manzanitas” para que le entiendan los legos dice lo siguiente: “Lo que sucede con el niño con asma es que su sistema inmunológicos se preocupa de más y reacciona frente alguna enfermedad menor con síntomas como de una gran enfermedad, es de alguna forma, en lugar de protector, sobre-protector”. El sistema inmunológico se porta como la madre de Eddie y el padre de Bev, sobreprotegiendo a su hijo con amor ilimitado.
Siguiendo con los otros personajes, podemos ver que eso que persigue en lo haunted también en relación con la otra acepción: Que vuelve a la mente con insistencia. ¿En qué condición algo vuelve a la mente con insistencia? Se nos ocurren dos posibilidades, un amor imposible o un duelo no resuelto, como en el caso de los padres de Bill (¿Cómo competir con el hermano muerto?) o el caso de Ben. Pero aún más, de manera más estructural está en el caso de Richie donde el siempre estar de buenas y con bromas hace que el miedo este a la orden del día y el carácter más social en el caso de Mike donde el racismo es una asignatura pendiente.
El objeto fóbico en ESO de Stephen King
“Maybe it’s an evil being that can read our minds and take the shape of stuff we’re afraid of.”
Ben en “ESO” de Stephen King
El presente escrito nace de una invitación por parte del CADDI[1] de mi facultad para dar una conferencia en inglés sobre alguna película de terror por la fecha cercana de Halloween. El primer paso era seleccionar una película de terror. Desgraciadamente tenía que pensar en otra que no fuera mi favorita “Hasta el viento tiene miedo” ya que no podría abordarla hablando en inglés. Decidí preguntar a varios alumnos y amigos sobre su película de terror favorita hasta llegar a dos finalistas “ESO” y “El exorcista”. “ESO” me pareció la mejor opción ya que al buscar la novela original la vi con ojos de turista y fui sorprendido con lo obvio, el título de la novela en la edición es castellano“IT (ESO)”[2] El título de la película, aunque mucha gente se refiere como ESO, es mayor la cantidad de personas que la identifican como IT por lo que entendemos la precisión de los editores en nuestra lengua. Así, IT era algo que aceptábamos de inicio con sentido desde su idioma original, incluso, eso ya es adentrarnos en el fenómeno que propone la obra.
Habiendo seleccionado la película, el segundo paso fue buscar el elemento a trabajar por lo que decidí usar una artimaña que le leí a Freud cuando comenta sobre la redacción del caso Dora[3] y descubre elementos de importancia a partir de preguntarse a razón del pseudónimo para la paciente. Así me pregunté ¿Qué nombre le va a esta conferencia? ¿Qué juego de palabras se puede hacer en el título? ¿Qué me provoca ESO? ¿No son suficientes preguntas? ¿Por qué no un título que incluya una pregunta? ¿Existe en psicoanálisis una relación entre la pregunta y una posición del sujeto?
Tomada la decisión, el título tentativo inicial fue “What is IT?” cuando la pregunta y la película me indicaron el título definitivo: “Who is IT? The phobic object in Stephen King’s IT” El primer título “What is IT?” (¿Qué es ESO?) pasa por alto que la relación con ESO no es de UNA cosa innombrable sino de LA cosa innombrable, al más puro estilo de “aquellos de los que no hablamos” (Those We Don't Speak Of) de la película “La Aldea” (M. Night Shyamalan's The Village, 2004) o “aquel que no debe ser nombrado” (He Who Must Not Be Named) en la serie literaria creada por J. K. Rowling sobre el mago “Harry Potter” o nuestro “Innombrable” político (Carlos Salinas de Gortari) que nos recomienda respetuosamente nunca olvidar AMLO. La prohibición a nombrarlo es la condición de que sean espectrales, que se vuelvan seres de espanto, un objeto fóbico.
La pregunta “Who is IT?” (¿Quién ES?) no se pude traducir literalmente “¿Quién es ESO? Excepto en el contexto de la historia. Sin embargo, la pregunta nos posibilita otra lectura. La pregunta “Who is IT?” se utiliza en el momento, por ejemplo, de estar solo en la casa y escuchar un ruido y preguntar por otra persona. “¿Quién es?, ¿Quién anda ahí?[4]” lo cual ya nos introduce a los temas: la fobia y la obra de Stephen King. Recordemos este pasaje de la novela brevemente sugerido en la película:
“George fue en busca de esas cosas (Parafina, cuchillo, un cuenco y fósforos para el barco que le hizo su hermano Bill)… No le gustaba el sótano ni le gustaba bajar por sus escaleras porque siempre había imaginado que allí abajo, en la oscuridad, había algo. Era una tontería por supuesto, lo decía su padre, lo decía su madre y, aún más importante, lo decía Bill, pero aún así…
No le gustaba siquiera abrir la puerta para encender la luz, porque temía (era algo tan estúpido que no se atrevía a contárselo a nadie) que, mientras tanteaba en busca del interruptor, una garra espantosa se posara sobre su muñeca… y lo arrebatara hacia la oscuridad que olía a suciedad, humedad y hortalizas podridas.
¡Qué estupidez! No existían monstruos con garras peludas y llenos de furia asesina.”[5]
Este extracto de la obra de King nos parece excesivamente freudiano, en el buen sentido de la palabra, es decir, no en el sentido de tener que ver ahí necesariamente pechos, caca y penes, sino la relación con el discurso. Por un lado tenemos al niño que se le impone una idea que considera estúpida e intenta rechazar. Por otro lado, el eco del caso del pequeño Hans se hace presente en un detalle, el de Freud.
“Convine con el padre en que dijera al muchacho que lo del caballo era una tontería y nada más. Y que la verdad era que quería muchísimo a la mamá, y pretendía ser recibido por ella en su cama. Y que ahora tenía miedo de los caballos por haberse interesado tanto en el hace-pipí de ellos”.[6]
Esta nominación inmediata como tontería nos brinda una aproximación de esclarecimiento con respecto al síntoma fóbico. Desde la diferenciación clásica de los primeros psiquiatras de orientación psicoanalítica que hablan de un miedo irracional, se observa esta distinción con respecto a la certeza del delirante y la humilde sumisión del perverso con respecto a eso que es “lo suyo, lo suyo, lo suyo”. La primera lección psicoanalítica en materia de fobias es la nominación freudiana de Histeria de angustia. Más allá de hacer hincapié en la angustia de entrada, resaltemos el carácter de histeria. En un primer tiempo de su obra, Freud distingue como parte esencial de la histeria su relación con lo que se queja. El histérico se queja de algo que le molesta pero al mismo tiempo busca ese algo. Como lo visto por Freud en un caso, mientras con una mano aprieta el vestido con la otra intenta arrancarlo[7]. En el caso que nos interesa la pregunta recae en nosotros ¿Por qué buscamos un género que es francamente tonto como lo son las películas de terror? ¿Por qué hay programas de radio de historias de sustos? ¿Por qué buscamos ser asustados? ¿Por qué buscamos esas tonterías? La respuesta psicoanalítica es, al igual que con diversas creaciones del alma popular y demás síntomas, como un intento de solución. Incluso podemos ver de lado que el Witz, la ocurrencia graciosa, triunfa aún mejor ya que la tontería se transforma en gracia.
Ya que tocamos la relación entre la gracia y la fobia toma un sentido diferente el hecho de que, mientras preguntaba sobre películas de miedo y surgía la referencia a ESO, muchos hacían una acotación, el miedo personal hacia los payasos. ¿Por qué algo como un payaso que justamente está diseñado artificialmente (a diferencia de una rata o un pájaro) para causar gracias y ser amable para los niños es un objeto popular de rechazo por el temor? La respuesta lo podemos encontrar de la mano de Stephen King.
Poniéndose histérico o ¡Tengo miedo!
A manera de resumen “ESO” trata la historia de un grupo de amigos de infancia que deciden volver a su pueblo natal por la amenaza de un ser con la forma de un payaso que mutila niños y que enfrentaron veintisiete años atrás. Si pensáramos en la clásica historia de victimización histérica nos encontraríamos con escenario digno de cualquier episodio de series telenovelezcas como “Mujer: casos de la vida real” o “Lo que callamos las mujeres”. Por ejemplo, imagine querido lector la escena idílica de un desayuno familiar. La protagonista, una hermosa jovencita de 15 años, va al comedor y encuentra a su madre que la recibe dándole los buenos días y un beso en la frente al momento que le sirve su desayuno favorito en la forma de unos suculentos Hot-Cakes. Entra en escena el padre que, orgulloso de su hija, bromea con ella sobre los novios y la escuela en un ambiente de película de Disney. De repente la tragedia irrumpe: un desconocido jala a la jovencita, cuando va de camino a la escuela, a un terreno baldío y la viola, o el hot-cake se le atora y se desmaya y al despertar el doctor informa a los padres que su hija tiene leucemia, cancer, etc. Eso podría ser esa historia idílica que se altera por la llegada del monstruo, sin embargo no es así. Siguiendo la recomendación de Slavoj Zizek con respecto a las películas de terror sin el elemento terrorífico ¿qué encontramos en ESO?
Por un lado tenemos a Bill, famoso escritor de novela de terror que evoca el propio caso del autor Stephen King como es costumbre en sus novelas. Sin embargo, lo que lo espejea a King en Bill no es solo su condición de escritor de terror sino su drama con el trabajo. Vemos como su trabajo esta entorpeciendo la relación con su mujer. Bill parece tomado por su trabajo y discute con su esposa sobre la adaptación de su novela para una película, trabajo que exige hacer él mismo y no correr el riesgo que “alguien más la mutile”.[8] Solo el regreso de ESO a su vida, hace que Bill deje el trabajo e incluso acceda a que otro termine la adaptación de su obra. Por otro lado Ben, el otrora gordo del grupo ahora convertido en un exitoso arquitecto se transforma al volver a enfrentar a ESO ya que gracias al payaso maldito puede dejar de estar en relaciones con mujeres de una noche para reclamar su amor de la niñez. La vida de Bev esta atrapada en la relación con un hombre que la humilla y la arremete hasta que puede separase de él porque tiene que regresar a enfrentar a ESO. Los protagonistas parece que buscaran la solución de su vida en la presencia del payaso maldito. Cada uno de ellos se enfrenta a algo que les aterra desde lo muy íntimo.
Para trabajar más este detalle vayamos a una agradable coincidencia que encontramos en la novela. En el capítulo “Derry: el primer interludio”, King utiliza un recurso habitual, narrarnos el extracto de otro libro, una especie de libro dentro del libro que tiene el efecto de recordarnos que uno se asusta por las orejas, por la narración.
“El fragmento siguiente y todos los otros fragmentos de Interludio han sido extraídos de Derry: una historia no autorizada de la ciudad, de Michael Nalón…
2 de enero de 1985
¿Es posible que toda una ciudad esté embrujada?
¿Embrujada como se supone que lo están algunas casas?...
El adjetivo que se usa en inglés para estos casos es haunted. Vea sus derivaciones:
Haunted: “Visitado con frecuencia por fantasmas o espíritus”.
Haunting, el adjetivo correspondiente: “Que vuelve a la mente con insistencia; difícil de olvidar”.
To haunt, el verbo: “perseguir o aparecer con frecuencia, especialmente fantasmas”. Pero… la palabrita se usa para mucho más. ¡Veamos! “Lugar visitado con frecuencia: nidal, guarida, querencia…” El subrayado es mío, por supuesto.
Y una más. Ésta, como la última, es una definición de haunt como sustantivo, y la que más me asusta: “Sitio donde comen los animales”.”[9]
El método de King es impecable y demuestra porqué es el amo del terror al no solo compartirnos sus propias pesadillas sino su pasión por las letras y la narración. King sabe que el terror funciona por susurros y que esta condición hay que gentil con as palabras. King sigue las pistas de la palabra haunted y juega con el pueblo embrujado en lugar de la clásica casa embrujada, de tal forma que casi todos los protagonistas huyen del terruño al considerarse maldito.
La agradable coincidencia a la que nos referimos arriba se debe a otro cuyo método era seguir las pistas de las palabras. En su escrito de 1919 «Das Unheimliche», traducido al castellano primero como “Lo siniestro” y después como “Lo ominoso”, Freud aborda el tema que él mismo considera dentro del campo de lo estético.
“Uno de ellos es el de lo «ominoso». No hay duda de que pertenece al orden de lo terrorífico, de lo que excita angustia y horror; y es igualmente cierto que esta palabra no siempre se usa en un sentido que se pueda definir de manera tajante. Pero es lícito esperar que una palabra-concepto particular contenga un núcleo que justifique su empleo. Uno querría conocer ese núcleo, que acaso permita diferenciar algo «ominoso» dentro de lo angustioso.”[10]
Para conocer el tema de la angustia y sus derivados, Freud la aborda desde el campo de la estética, el campo del arte y las palabras.
“Pueden entonces emprenderse dos caminos: pesquisar el significado que el desarrollo de la lengua sedimentó en la palabra «ominoso», o agrupar todo aquello que en personas y cosas, impresiones sensoriales, vivencias y situaciones, despierta en nosotros el sentimiento de lo ominoso, dilucidando el carácter escondido de lo ominoso a partir de algo común a todos los casos. Revelaré desde ya que ambos caminos llevan al mismo resultado: lo ominoso es aquella variedad de lo terrorífico que se remonta a lo consabido de antiguo, a lo familiar desde hace largo tiempo. ¿Cómo es posible que lo familiar devenga ominoso, terrorífico, y en qué condiciones ocurre?...
La palabra alemana «unheimlich» es, evidentemente, lo opuesto de «heimlich» («íntimo»}, «heimisch» {«doméstico»}, «vertraut» {«familiar»}; y puede inferirse que es algo terrorífico justamente porque no es consabido {bekannt} ni familiar. Desde luego, no todo lo nuevo y no familiar es terrorífico; el nexo no es susceptible de inversión. Sólo puede decirse que lo novedoso se vuelve fácilmente terrorífico y ominoso; algo de lo novedoso es ominoso, pero no todo. A lo nuevo y no familiar tiene que agregarse algo que lo vuelva ominoso.”[11]
¿Cómo lo familiar se vuelve Ominoso? Como ese nexo es encontrado en la palabra, Freud continua en el mismo campo y pide otras opiniones en diversas lenguas gracias a la ayuda de Theodor Reik. Encuentra cuál sería el término correspondiente: En Latín, locus suspectus; en Griego, lévo; en Francés, inquiétant, sinistre, lugubre; en Español, sospechoso, de mal agüero, lúgubre, siniestro; en Inglés; uncomfortable, uneasy, gloomy, dismal, uncanny, ghastly, haunted.
Encontramos este cruce de palabras. Por un lado tenemos a King reconociendo diversas acepciones de la palabra Haunted y por el otro a Freud investigando sobre la relación con la estético de horror. ¿Qué comparten? ¿Qué podemos encontrar uno con el otro? En Freud tenemos esta relación entre lo familiar, doméstico, íntimo y su transformación en algo horroroso, siniestro. Por otro lado, King nos dice que además de casa embrujada, en Haunted tenemos esto “difícil de olvidar”, el “nidal”; por lo que llegamos a la hipótesis de que el horror aparece cuando no podemos dejar de pensar en eso de donde somos, incluso, de eso que nos es tan familiar pero no podemos separarnos.
En el caso de “ESO” nos encontramos la historia contada como algo que si se pudo olvidar. Los adultos del grupo de los siete afortunados perdedores han olvidado los eventos sucedidos 30 años atrás. Bill no recuerda la forma como murió su hermano menor. Bev había olvidado al payaso y la sangre. Ben había olvidado los problemas con sus familiares y vecinos que lo molestaban por ser gordo y una carga. El caso más interesante es el de Eddie.
Eddie vive con su madre que lo sobreprotege al punto que no tiene vida amorosa. Al regresar a Derry entra a una farmacia a cargar sus medicamentos, en especial su inhalador para el asma. Ahí recuerda algo que había olvidado. Siendo niño fue a comprar la medicina para el inhalador. Al llegar a la farmacia el señor Kenee, farmacéutico y dueño del local, le dice:
“Sr. Kenee: Aqui tienes tu receta. Hijo, ¿Cuántos años tienes?
Eddie: 11, casi 12.
Sr. Kenee: (En voz casi imperceptible) Ya tienes edad suficiente. Acompáñame. (lo lleva al fondo de la tienda) Vamos. Clámate, Eddie, no voy a morderte. Verás, la causa de muchos de tus problemas es que siempre andas todo tenso. Por ejemplo el asma… ¿Sabes lo que es un placebo Eddie?
Eddie: Debo irme.
Sr. Kenee: Es agua Eddie, con un poco de alcanfor para que tenga sabor a medicina.
Eddie: ¡No!
Sr. Kenee: Tu médico es débil y tu madre está decidida determinada a que estés enfermo y tu estás atrapado en medio.
Eddie: ¡Es todo una mentira, yo si tengo asma!”[12]
Eddie sabe que su madre lo mantiene cerca y no lo deja salir a jugar por lo mucho que se preocupa por él, así como la frase del padre de Bev que castiga con una cachetada cuando ésta recibe un poema de un niño. Ese temor al nidal del que no se puede salir es lo que sobresale. La anterior escena me recuerda lo que escuché una ocasión en uno de esos programas matutinos donde en ocasiones invitan un médico para que de consejos a los televidentes. En esa ocasión hablaban del asma. El médico, habituado a hablar con ejemplos como de “manzanitas” para que le entiendan los legos dice lo siguiente: “Lo que sucede con el niño con asma es que su sistema inmunológicos se preocupa de más y reacciona frente alguna enfermedad menor con síntomas como de una gran enfermedad, es de alguna forma, en lugar de protector, sobre-protector”. El sistema inmunológico se porta como la madre de Eddie y el padre de Bev, sobreprotegiendo a su hijo con amor ilimitado.
Siguiendo con los otros personajes, podemos ver que eso que persigue en lo haunted también en relación con la otra acepción: Que vuelve a la mente con insistencia. ¿En qué condición algo vuelve a la mente con insistencia? Se nos ocurren dos posibilidades, un amor imposible o un duelo no resuelto, como en el caso de los padres de Bill (¿Cómo competir con el hermano muerto?) o el caso de Ben. Pero aún más, de manera más estructural está en el caso de Richie donde el siempre estar de buenas y con bromas hace que el miedo este a la orden del día y el carácter más social en el caso de Mike donde el racismo es una asignatura pendiente.
Continuaremos la siguiente entrada con dos temas "Enter Sandman" y "El cocodrilo de Lacan"
[1] Centro de Autoaprendizaje del Idioma Inglés, a cargo de la Mtra. Cecilia Meza a quien agradezco la invitación.
[2] King, Stephen. IT (ESO), 1986. Primera edición en México en 2006 por Random House Mondadori, S.A.
[3] Freud, Sigmund. “Psicopatología de la vida cotidiana”
[4] Incluso un familiar gustaba acompañar esa pregunta por un “¡Ya los vi!, ¡No me roben!”.
[5] King. Op. Cit. Pág. 17.
[6] Freud. Sigmund. Análisis de la fobia de un niño de cinco años “El pequeño Hans” (1909). Obras completas de Sigmund Freud. Amorrortu Editores. Volumen 10.
[7] Este ejemplo lo menciona Freud en dos lugares Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad y Apreciaciones generales sobre el ataque histérico ambos de 1908.
[8] Ese es el verdadero eco a Stephen King de quien se conoce su necesidad imperante por escribir al grado de utilizar pseudónimos para publicar más veces por año de lo que sus editores le recomiendan. Por otro lado es conocido su rechazo por sus adaptadores que incluso ha llegado a demandar, como en el caso de Stanley Kubrick sin pasar por alto lo obvio de su novela “IT” que bien podría llamarse “IT’s HUGE!”.
[9] King. Op. Cit. Pág. 199-200.
[10] Freud. Sigmund. Lo ominoso (1919). Obras completas de Sigmund Freud. Amorrortu Editores. Volumen 17.
[11] Freud. Op. Cit.
[12] Sthepen King’s IT.
1 comentario:
waoo! excelente! de verdad me encantó esta película y esto q lei aún mas!
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