Especulaciones y Especuleros
¡¡¿Quién lo hizo? Y ¿Por qué lo hizo?!!
“Especular1. (Del latín speculáris) adjetivo perteneciente o relativo al espejo. 2. Semejante a un espejo.
Especular2. (Del latín speculáris) Registrar, mirar con atención una cosa para reconocerla y examinarla. 2. Meditar, reflexionar con hondura, teorizar. 3. Perderse en sutilezas o hipótesis sin base real. 4. Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios. Frecuentemente con sentido peyorativo. 5. Comerciar, traficar.”[1]
Con motivo de la muerte del secretario de gobernación, Juan Camilo Mouriño, al caer el avión en que viajaba junto con el antiguo jefe de la SIEDO, Santiago Vasconcelos, entre otros colaboradores, han aparecido en los medios una consigna desde diferentes periodistas con tintes oficiales: “No especular”. Más allá de un llamado a la prudencia, esa consigna demuestra el alto grado de especulación que generó la noticia. Así, la sola mención de evitar la especulación trae consigo un nuevo impulso a especular.
¿Por qué intentar frenar la especulación? ¿Qué se intenta proteger? ¿Cuál es el contenido de estas especulaciones? La principal especulación es la referente a la naturaleza de un ataque en lugar de un accidente lo cual plantearía nuevas preguntas que solo siguiendo el movimiento de la propia especulación hará que estemos más tranquilos.
Así como la especulación, y su intento de evitarla, resulta interesante cuando la especulación se inhibe en la inmediata aceptación. En el caso de las granadas de fragmentación lanzadas el pasado día del grito en Morelia Michoacán, la especulación murió antes de nacer cuando se enunció como acto terrorista. La distancia entre el ataque de Al Qaeda a las Torres Gemelas, los bombazos de la ETA entre otros actos terroristas ya clásicos es que la agenda de los que lanzaron las bombas no está abierta a la especulación. Al decir que son terroristas solo se problematiza más el acto.
Nos servimos de la parodia para abordar las especulaciones. Es costumbre en la página you-tube que se hagan populares los videos que podemos llamar de culto al ridículo. Así como la sopa de videos donde vemos unos niños que se pegan mientras se quedan dormidos o animales que se caen, asustan o hacen alguna gracia, también encontramos aquellos videos musicales de tan mal gusto (en la música, en la letra, en la producción del video) que resultan involuntariamente cómicos. Así, personajes como la Tigresa del Oriente se han vuelto verdaderas celebridades. Uno de ellos es el cantante llamado Delfin Quishpe quien a ritmo de cumbia aparece en un video cuyo tema son las Torres Gemelas. En el video clip vemos al cantante en un cuarto mientras ve las noticias. Después, en un derroche de nulas habilidades histriónicas, se sorprende al ver que han atacado las Torres Gemelas y él llora por la muerte de su amada que trágicamente se encontraba ahí. El colmo del mal gusto es verlo cantar apoyado con imágenes del ataque tales como las personas que desesperadamente se lanzaron al vacío. Cuando seguimos el sendero del ridículo, lo descubrimos como lo grotesco y ahí, podemos ver el objeto que lo constituye; un objeto fascinante solo llevado al extremo.
En el caso de las Torres gemelas lo grotesco fue justamente el ataque a Estados Unidos, donde el terroristas llevo al siguiente paso lo imposible fantaseado por el pueblo norteamericano, como lo muestran las distintas referencias cinematográficas que sirvieron de eco del ataque. También lo vemos en la multitud de chistes[2] y teorías esotéricas que abordaron la tragedia. El grito burdo de nuestro Delfín cantante es ¡¡¿Quién lo hizo? Y ¿Por qué lo hizo?!! Pregunta eludida por todos los cineastas y personas serias de los medios, como lo demuestran las dos películas sobre el tema Vuelo 93 y Torres Gemelas donde el suceso parece digno de una desgracia natural que de agenda política. Incluso el presidente Bush bueno hubiera sido que escuchara el grito de dolor del Delfín ya que ni atacó a quien lo hizo ni se preguntó por qué lo hizo.
Este Delfín cantante hace las preguntas principales que se abordan desde la especulación. ¿Quién lo hizo? Y ¿Por qué lo hizo? Lo exagerado que resulta cómico en el cantante Delfín es lo único que puede detener la exageración de la especulación. Como en el caso de Morelia, las preguntas delfinezcas se eluden. ¿Quién lo hizo? Inmediatamente es respondido por “Los terroristas” que es igual a decir “los malosos”. El ¿por qué lo hizo? Es seguido por un unánime “porque son malosos”, para terminar en final feliz cuando “atrapamos a los malosos”. Al Delfín bien le queda material para hacer una canción sobre el grito en Michoacán.
Volviendo al suceso donde pierde la vida el secretario de gobernación, gritemos ¿quién lo hizo? Y ¿por qué lo hizo? En la especulación de reunión familiar o plática de café, después de aceptar que no fue un accidente o error humano, los sospechosos comunes son los narcos, el crimen organizado. De alguna manera estos atacaron el avión para asesinar al jefe de la SIEDO y dar un golpe mortal al numero dos del gobierno federal. Ya sea con una bomba, lanzando un cohete o con un infiltrado hicieron explotar el avión, apoyadas todas estas ideas por datos dispersos (testigos que relatan ver el avión envuelto en llamas antes de tocar suelo, otros que escucharon el ruido de una explosión, como otros que reportan la existencia de un pasajero no reportando o identificado).
Siguiendo el método Delfín pasemos al ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué el narco quisiera asesinar al secretario de gobernación? Si solo decimos que porque son malosos (y la gente mala hace cosas malas) entonces somos más nacionalistas que el propio presidente “originalmente pirata” (para ya no llamarlo espurio). Si fueron los malos entonces solo estamos presenciando la “eterna lucha entre el bien y el mal”. Si creemos que el ataque fue porque los narcos estaban molestos con el gobierno federal entonces estamos en presencia de una batalla de la guerra contra el narco. De ser así, los spots televisivos son ciertos y la guerra contra el narco esta siendo ganada y, desesperados los narcos abatidos, lanzan un ataque mortal hacia quienes debieran ser reconocidos como mártires de la patria (“Piensa ¡oh Patria querida! que el cielo, un soldado en cada hijo te dio”).
¿Estamos ganado la guerra contra el narco? Si no es así, entonces no hemos respondido las máximas del Delfín. ¿Por qué lo hizo? Si no hubiera ese quién, es decir, si fuera un accidente, tal vez eso es lo más inquietante. Veríamos también una serie de problemas de logística al encontrarse viajando personajes importantes de la estructura del gobierno federal en el mismo avión siendo que uno de ellos recibía constantemente amenazas de muerte siendo algunas de ellas ya intentadas anteriormente. Un accidente en una aeronave que tendría que se verificada o incluso un error humano resulta demasiado pueril para tan altos vuelos. No dudamos que pueda suceder y nos arrojaría ante la inexorable fatalidad (“No somos nada”).
La posibilidad de que haya sido un ataque tranquiliza frente a lo real de la fatalidad pero al mismo tiempo enfrenta a las asignaturas pendientes de la política actual. Por un lado tenemos el efecto en materia de escándalos sobre todo en la figura del finado secretario de gobernación que cada vez más se encontraba fuera del foco público debido al sospechosismo que generaba sus lazos familiares con petróleos mexicanos en tiempos donde el oro negro está en punto de ebullición por las reformas propuestas por el ejecutivo federal.
La opción de que de ser un ataque los responsables fueran el crimen organizado lleva a reflexionar sobre los efectos de este ataque. Siempre ha llamado mi atención que en las películas sobre un acto criminal con matices psicológicos llámese el caso de las hermanas Papin, el hijo de Sam o el asesinato de John Lennon (aún y cuando el primero sea un pasaje al acto y los dos siguientes tengan las marcas del acting-out) después del acto no se revisa los efectos de eso que tiene las características de crear un antes y después.
En el caso de Morelia, donde es evidente que no se trató de un accidente sino de un ataque, si respondemos que solo se buscaba provocar terror olvidamos que lo que se busca es el producto del terror, desde la idea de la propia naturaleza del terror o las acciones como efecto de ese terror (Y en un ganar-ganar, las dos cosas). De ahí que la teoría más coherente hasta el momento es que el gobierno reaccionara movilizando al ejercito a Morelia con el animo de que las operaciones de un determinado cartel fueran entorpecidas mientras las de otro beneficiadas al más puro estilo de la especulación financiera. De ahí que la peor de las posibilidades es que las reacciones del público en general, sus especulaciones y acciones directas llenas de buenas intenciones, sean lo que está en la agenda de los posibles autores.
Recordemos que otra medida frente a la especulación es la protección paternalista, la cual lleva a terribles consecuencias. He de confesar que no había sentido temor a las amenazas de crisis económica por la situación financiera de los Estados Unidos hasta que vi un promocional de televisión trasmitido por Televisa donde las estrellas del canal de las estrellas nos dan palabras de aliento en estos tiempos difíciles que se acercan recordándonos que “no hay nada que temer excepto al miedo mismo”. El estilo de narración de estos spots siempre me han parecido de un pero gusto que el Delfín, ya que el brazo corporativista se hace grotesco. Por ejemplo, hay un guión donde alguien en primera persona habla “por eso mañana sal a hacer lo que siempre has hecho, partirte el lomo trabajando por los tuyos…” pero entre cortado. Cada estrella (Adal Ramones, Lucerito, La Trevi, etc.) dice una frase y la siguiente continua la narración. Me recuerda a ese video de la última entrega de las aventuras del detective John Mclain en “Duro de Matar” donde los ciberterroristas mandan un video de advertencia construido de cortes de declaraciones televisivas de diversos presidentes de los Estados Unidos. Casi me imagino preguntando por el Gran Hermano como el héroe de 1984 a su torturador ¿Existe Televisa pero como yo existo? Y obteniendo la respuesta “Claro que no, Televisa existe, pero tu no”. Lo terrible es que es una recomendación que no pedimos.
La peor de las situaciones donde la medida protectora causa terror e imposición es la relacionada a no mandar, a no “verse como jefe”. La peor de las descortesías es la suspensión de todo tipo de juego sucio producto de “no imponer”. Nos referimos a la siniestra situación cuando un jefe o coordinador de una empresa nos habla de tu, bromea con nosotros y evita en todo momento marcar las diferencias con respecto a la jerarquía. Las situaciones malditas son aquellas bromas o comentarios pesados que con un igual fácilmente serían respondidas con insultos fraternos mientras que con el jefe descafeinado (¿forms-free?) no se puede ni acusar de acoso o violencia laboral porque era broma de compañeros.
Cerremos con una segunda acepción de especular, la primera en la cita de inicio. No sé porqué en el diccionario las separaron si proceden de la misma raíz latina. Nos referimos a especular como lo relativo a un espejo. De forma completamente juguetona y sin más base que el vacío de la palabra resaltamos el carácter de reflexión en la especulación (Soy espejo me reflejo y tengo cara de…). Lo interesante de la especulación es que no permite como si fuera el espejo de Harry Potter ver aquello que nos constituye como país. ¿Qué acaso no es las especulaciones sobre el avionazo que se refleja el índice de inseguridad de la población (o el “índice de maldad” del propio especulador)? Incluirnos en el cuadro de la especulación nos permite no pasar de especulaciones a especuleros. Otra vez la sabiduría del ridículo del Delfín cantante nos orienta cuando vemos en su video que incluye el número para contrataciones. Como artista porno que voltea a ver a la cámara en plena caricatura de orgasmo, el Delfín nos devuelve la mirada y burlonamente pregunta ante una más de las descargas de su video ¿Quién lo hizo? Y ¿Por qué lo hizo?
[1] Diccionario de la lengua española. Real academia española. Vigésima primera edición.
[2] Resulta interesante que muchos de estos chistes eran dentro del contexto cibernético. Recuerdo uno en imagen, en la panorámica de la ciudad de Nueva York donde se aprecian las Torres Gemelas, encima se dibuja un recuadro en rojo mientras aparece un recuadro como los mensajes de advertencia de Windows preguntando “¿Está seguro que desea borrar las torres?”. ¿Habrá algo compartido entre el terrorista y el usuario de Windows?
3 comentarios:
Saludos
fue agradable leer este texto, me reì un poco
la situaciòn no es tan agradable pero
a veces sólo queda reír como si hubiésemos vivido
una escena de teatro del absurdo
Saludos Hector.
Me llamo la atención la foto, esta buena. En estos días me llego una novela bastante interesante. Se llama bombardero.
http://www.dissidences.org/Bombardero.html
La podés bajar de ahí, los primeros dos capitulos.
Publicar un comentario