viernes, septiembre 20, 2013

Looper: Asesino del Futuro y el Futuro del Sicario

“Looper: Asesino del Futuro” o El futuro del Sicario



Paradojas Temporales

En la tradición de la ficción científica (science fiction) una de las vertientes, más del costado de la fábula que del científico, es cuando la anécdota del relato implica el viaje en el tiempo. Desde la seminal “La máquina del tiempo” o el posterior “El sonido del trueno”, la paradoja temporal  que abre el viaje en el tiempo siempre es un buen medio para la reflexión de la relación entre la causa y el efecto. No solo la posición moralista estilo “toda acción tiene sus consecuencias” sino a nivel más ético estructural muchos relatos, al poner en vecindad y continuidad presente-futuro o pasado-presente, vemos construir una reflexión en torno a un objeto determinado, tal como si el ejercicio de la prevención creara un objeto aún más monstruoso, o develara la inevitabilidad no visible del objeto cautivante.
 
Un ejemplo de lo anterior, además de los clásicos ya mencionados, es el primer episodio de la segunda temporada de la versión de los ochentas de la “Dimensión desconocida” (The Twilight Zone, 1986) que lleva por título “El único y futuro rey” (The Once and Future King). http://www.youtube.com/watch?v=W_Uv0iGzMB8 Es la historia de Gary Pitkin, un imitador de Elvis Presley que recibe la oportunidad de tener un show en las Vegas pero duda ante ésta ya que considera que ahí se pervirtió la esencia de Elvis cuando cambió del rock and roll a las baladas románticas. Su manager le cuenta una historia cuando jovencita conoció a Elvis en las Vegas y le confesó que él no era el rey, sino que hubo alguien antes que él para finalmente regalarle una bufanda. Manejando por una carretera nuestro protagonista sufre un accidente y vuelca el auto. Al despertar pide aventón a una camioneta que sorpresivamente va conducida por el mismo Elvis Presley. Gary se encuentra en los años 50 justo antes de que Elvis grabara su primer sencillo que lo catapultará a la fama. Elvis lo ve como una señal mágica, sintió que se trataba de su hermano gemelo nacido muerto. El momento decisivo viene cuando Gary intenta ayudar a Elvis a lograr ese disco solo para encontrase que Elvis quiere cantar baladas románticas. Gary le pregunta por el Rock And Roll tocándole “That’s all right mama”, canción que le parece repulsiva y vulgar a un Elvis quien ahora cree que Gary realmente es el demonio tentándolo. Al hacerse de golpes, Gary asesina accidentalmente a Elvis. Ante esta tragedia, Gary toma la decisión de hacerse pasar por Elvis y realizar toda su carrera como recordaba que el mismo Elvis la había hecho. Nuestra historia termina en una habitación de las Vegas, cuando Gary, habiendo vivido más tiempo como Elvis que como Gary, le confiesa todo a una jovencita explicándole que ha terminado cantando veladas porque sabe que eso le hubiera gustado a Elvis.  Finalmente le regala una bufanda.


Lo bello e interesante de un relato fantástico como el anterior es la paradoja temporal que altera la causalidad de un objeto. ¿Gary fue desde siempre ese Elvis? Es decir, ¿Era admirador de un ídolo que él mismo fue? ¿Dónde queda Elvis? El ídolo se convierte en algo que es construido desde la idea mítica del ideal, de tal forma, esta fantasía es verdadera en su ficción. De alguna manera, ¿no fue eso lo que sucedió con el verdadero Elvis donde terminó siendo un imitador del “rey del rock and roll”? En este viaje al pasado, nuestro héroe enfrenta aquel objeto que lo constituyó en un pasado presente. ¿Y qué pasa si la historia es que héroe enfrente a su propio futuro? 

El ciclo del Sicario

La película “Looper: asesino del futuro” (Looper, 2012), escrita y dirigida por Rian Johnson y estelarizada por Joseph Gordon-Levitt, Bruce Willis y Emily Blunt, nos ubica Kansas del año 2044 donde nuestro protagonista Joe es un joven sicario de una organización delictiva. En voz en off nos describe así su mundo:

“El viaje en el tiempo todavía no se ha inventado, pero dentro de 30 años existirán. Inmediatamente se les considerará ilegales y solo serán usados en secreto por los grupos criminales más fuertes. Es casi imposible deshacerse de un cuerpo en el futuro, a menos que se utilicen ciertas técnicas. Así que cuando estos grupos criminales del futuro necesitan deshacerse de alguien, usan asesinos especializados en nuestro presente llamados “loopers”. Así que, mis patrones en el futuro atrapan al objetivo y me lo envían a mí, su looper. Aparece con las manos atadas y la cabeza cubierta y hago lo necesario. Después, cobro mi plata. Así que el objetivo desaparece del futuro y me deshago de un cuerpo que técnicamente no existe. Un trabajo limpio.”


Cuando se habla del aspecto científico que se presentan en las películas de science fiction, me parece que se tendría que considerar más que solo las que se relacionan a gadgets tecnológicos y así incluir el análisis de ese gran dispositivo llamado sociedad y –como dirían Althusser- los aparatos ideológicos del Estado; siendo así la sociología, antropología y la filosofía otras de esas ciencias a tomar en cuenta en el análisis. Como todo buen fanático de estas historias el costado de análisis social siempre es el fondo donde escriben estas ficciones y vía el recurso fantástico la mirada crítica a la sociedad y sus redes amistosas, amorosas, laborales, etcétera, impacta y transforma.

¿Qué mundo nos muestra Looper? Un futuro de desesperanza. Desde la violencia entre los ciudadanos como la gran cantidad de indigentes y pobres rondando en las calles hasta la presencia fantástica de mutaciones que permite que el “10% de la población sea telequinética”  -lo cual al inicio daba esperanza a la humanidad para terminar en descubrir que solo pueden mover levemente monedas en la palma de la mano- resaltando el clima de desesperanza patética. Así Looper presenta un escenario de futuro-presente de las grandes ciudades postmodernas donde la máxima expresión de la desigualdad está encarnada en estos jóvenes que rechazan un pasado de privaciones trabajando con el crimen organizado rodeándose de lujos superfluos, prostitutas y drogas mientras continúan apáticos al mundo. Sin embargo, la particularidad fantástica de esta anécdota resalta otro aspecto más interesante. Joe nos precisa:

“Hay una razón por la que nos llaman loopers. Cuando aceptamos este trabajo de matar a la basura del futuro, también aceptamos una cláusula muy específica. En el futuro, viajar en el tiempo es tan ilegal que cuando nuestros jefes quieren cerrar nuestros contratos también quieren borrar cualquier rastro de la existencia de su relación con nosotros. Así que se seguimos vivos dentro de 30 años encontrarán a nuestro yo viejo, lo enviarán al pasado con nosotros para que lo matemos como cualquier otro trabajo. A esto se le llama cerrar el ciclo (loop). Ahora te dan un pago dorado, un apretón de manos y te liberan de tu contrato. Y disfruta los próximos 30 años. Este empleo no les atrae a las personas interesadas en el futuro.”

Looper presenta con claridad una triste condición de los jóvenes sicarios, no solo su desprecio por los orígenes sino el “olvido” por el futuro. Tal como lo retratan relatos verdaderos o novelados como “La virgen de los sicarios” o “Confesiones de un sicario”, la decisión hecha por los jóvenes armados de los cárteles criminales es la renuncia al futuro al saber que solo existen dos opciones: la cárcel o la morgue. Joe y sus amigos corren a todo ritmo esa vida de “trabajos”, lujos y pequeñas interacciones sociales (las ocasionales conversaciones con la mesera, sincerarse y compartir miedos y preocupaciones con una prostituta) teniendo como único sostén la red familiar/mafiosa entre los compañeros del mismo “cártel”.

Cuando el amigo de Joe  llamado Seth, es perseguido por “dejar su ciclo abierto” al no asesinar a su yo del futuro, Joe lo esconde por lo que es llevado con su jefe quien le dice:

“Mi tatarabuelo le dijo a mi abuelo “los hombres son como las arañas, hay que tener cuidado de los más pequeños”… Me agradas Joe, pero estamos seguros de que Seth fue a verte y haremos algo al respecto… hablaré contigo y después vas a entregar a tu amigo… ¿Sabes? Eres el looper más joven que haya contratado. Decían que te veías de lo más ridículo. La escopeta te quedaba enorme. Recuerdo que te trajeron. Ya olvidé por qué… Robaste una de nuestras tiendas. Te tenían… Eras un niño, parecías un animal. Me miraste, con el cabello tapándote el rostro y solo un ojo a la vista. Pude ver que las cosas ocurrían como en la televisión.  Una mala versión de tu vida. Como una visión. Pude ver que te hacías malo. Así es que lo cambié. Te dejé presentable y puse un arma en tu mano. Te di algo que fuera tuyo. Te di algo que fuera tuyo. Recuerdo a ese muchacho. Creo que si te preguntaras: “¿A quién sacrificaría por lo que es mío?” Seth se sentiría muy cómodo dentro de ese círculo. Te mostraré cuánto te conozco… O nos entregas a Seth o nos das la mitad de todo lo que has ahorrado. ¿Estás dispuesto a tirar tu dinero al excusado por Seth?”

Al final Joe delata a Seth quien es torturado y asesinado. Tristemente Joe se consuela con la prostituta de costumbre a quien invita a compartir su dinero solo para encontrar que ella lo ve como un trabajo más. Joe no tiene a nadie. El discurso del jefe de Joe revela el pasado de desamparo del sicario quien en la agrupación criminal al menos tiene “algo suyo”. Un rango, un prestigio, es alguien para alguien más. Si bien no tienen el apoyo de un padre y la presencia de una madre, tienen una madrina o padrino en la mafia. Así, la pandilla criminal ofrece un lugar a los niños desamparados, marginales y rechazados, siendo presas de la angustia de perder eso poco que da nombre y lugar aunque sea vía la violencia más brutal.

“Un sicario no duerme, un sicario no lleva una vida normal. Un sicario no tiene días de descanso. Cuando estas dentro de una organización sus horarios son los tuyos. Cuando todos deben estar alerta estás alerta. Cuando todos se desvelan, te desvelas. Cuando todos hacen ejercicio, haces ejercicio. Hubo una época que por las mañanas todos recibíamos entrenamiento militar para el manejo de las armas. Igual, cuando todos van de fiesta, vas de fiesta. Y aun así, si estás en una discoteca, debes estar pendiente de tu radio y celulares. Si te vas con una puta, solo puedes estar con ella media hora.”
Confesiones de un sicario. El testimonio de Drago, lugarteniente de un cártel mexicano. Juan Carlos Reyna. Editorial Grijalbo. 2011.

El nudo de la historia viene a continuación, en el siguiente trabajo. Joe lo espera impaciente, viene retrasado. El objetivo llega diferente, sin capucha. Lentamente alza la mirada para ver a Joe, se reconocen mutuamente, es el cierre de su ciclo. Joe viejo se defiende y noquea a Joe joven iniciando una cacería de ese futuro que debe de morir. Después de un tiroteo, Joe joven decide hablar con Joe viejo en la cafetería habitual.

Encara tu futuro. Combate tu pasado.

Como todo buen enfrentamiento, al dar la cara siempre se asume el riesgo que te la partan.Cuando Joe joven y Joe viejo se encuentran, mutuamente acusan en el otro la verdad incómoda. En este dialogo radica la singularidad de la propuesta del cineasta Rian Johnson ya que los personajes realmente tiene algo que los sostienen más allá del mero enfrentamiento juguetón de soberbia imaginaria. La escena recuerda a muchas otras del género de acción y el thriller donde héroe y villano dialogan sentados uno frente al otro, revelando su condición de dos caras de una misma moneda, opuestos en el espejo o, en términos mitológicos, un duelo con Némesis. En este caso, tenemos la bella ocurrencia de que el protagonista de manera desdoblada, como narra el slogan de la cinta, “encara su futuro y combate su pasado”.


Joe viejo guarda en lo que una vez fue su reloj donde le avisaban de los asesinatos una foto de su futura esposa. Está en el pasado para salvarla. Joe viejo dice con melancolía “ella salvó mi vida”.
Joe viejo: Durante mucho tiempo pensó que tendríamos un bebé. Habría sido una estupenda mamá. Lo deseaba tanto…
Joe joven: Pero ella… ¿Cómo?... Dices que ¿salvó mi vida?
Joe viejo: Si. Veamos tu vida. Eres un asesino, un drogadicto con mentalidad infantil. “Mi vida”. Salva tu vida. ¿Me preguntas “cómo”? La pregunta es por qué. ¿Por qué alguien sacrificaría su vida? ¿Por qué alguien desperdicia…?
Joe joven: Déjate de pendejadas de creerte mucho. No necesito que me salven…
Joe viejo: Cierra tu pinche boca infantil. Eres tan egoísta y estúpido. Ella va a hacerte mejor persona y va a… Vas a absorber su amor como una esponja. Y vas a pensar: “quizá mi pasado quedó atrás. Quizá estoy a salvo”…. Voy a decirte que le pasa a esta hermosa mujer que salva tu miserable vida.

Joe viejo sabe que lo que pasa en un correr de los años. La vida después del retiro es del mismo desenfreno de la dependencia infantil hasta ahora. Joe se muda a Shanghai y en unos cuantos años termina con el dinero ahorrado por lo que comienza a hacer lo único que sabe hacer, terminar vidas por dinero. Así que nuestro protagonista, cual visita de las navidades futuras, tiene la primera visión de su vida. Continúa diciendo Joe viejo:

Joe viejo: ¿Has oído hablar del Maestro de la Destrucción?... Tiene un reino de terror. Ejecuciones masivas. Elimina indigente, en todas partes. La leyenda dice que en 6 meses tomo el control de los 5 sindicatos… La historia dice que tiene una quijada sintética, que vio cómo mataban a su madre y cosas así… lo primero que hizo fue cerrar ciclos. Todos… Él está aquí. Y voy a usar esto para encontrarlo. Y voy a matarlo. Y voy a evitar que mate a mi esposa.
Joe joven: Vete al diablo. También tú esposa. Nada de esto me importa… Te sucedió a ti. No tiene que ocurrirme a mí. ¿Tienes su fotografía en mi reloj? Déjame verla. Muéstrame la fotografía. En cuanto la vea, me iré. Me casaré con alguien más. Lo prometo… Si la sacrificas, estarás a salvo.
Joe viejo: ¿Si la sacrificó?
Joe joven: Sí. La mataron por tu culpa. Si nunca te conoce, estará a salvo.
Joe viejo: No entiendes, no tenemos que sacrificarla. ¡No voy a renunciar a ella! Voy a salvarla.

En éste cara a cara Joe viejo tiene que escuchar de su alter-ego juvenil su culpa y como el plan que intenta, es parte del problema. La figura del Joe viejo se nos revela como la encarnación de la prevención conservadora que se convierte en monstruosa con las buenas intenciones de evitar monstruos, terminando en la creación destructiva de lo excluido. El centro que devela esta paradoja es justamente la del ciclo causa-efecto que “se muerde la cola” que elimina algo “malo” solo que sin perder algo “bueno”. En ese sentido Joe viejo y Cid del futuro “Amo de la destrucción” son figuras similares.

La lección de la fábula en Looper sobre “el origen del mal” y sus prácticas de prevención vía la exclusión nos recuerda a lo acontecido en los 80 en una medida que terminó por convertir a una violenta pandilla de barrio en una aún más sanguinaria organización criminal trasnacional.

“La historia de la Mara Slavatrucha… de pandilla de barrio a amenaza a la seguridad nacional
Todo comenzó en Los Ángeles, a fines de la década de los años 70. Fue una estrategia para defenderse y sobrevivir, la alianza entre los desposeídos, “los solos, solos”. La amenaza de otras pandillas era constante y letal. La Barrio 18 fue la primera, la reunión de los batos, de los chavos, de El Salvador (Salva), los que siempre andaban a las vivas (truchas)…
En abril de 1989 se deporta a “175 extranjeros ilegales implicados en pandillas… la mayoría identificados como ciudadanos mexicanos y salvadoreños”. Con lo anterior se logró desmantelar “el liderazgo de la Mara Salvatrucha”. “Se trataba en realidad de un suceso que detonaría la expansión global de esas agrupaciones”. (De los Maras a los Zetas. Los secretos del narcotráfico, de Colombia a Chicago. Jorge Fernandez Melendez. Victor Ronquillo. Editorial Grijalbo. 2006)

Tal vez lo más impactante de estas políticas de exclusión (que pueden ser a escala judicial como el caso mencionado pero que también lo vemos en las escuelas o diversos ámbitos sociales) es que, en el caso de los futuros sicarios, recae en sujeto que vive en el desamparo donde la “Cosa Nostra” es la única Familia. En este sentido, la historia de Looper da el siguiente paso en la anécdota del sicario cuando Joe joven, mientras huye de quienes intentan asesinarlo por no haber cerrado su ciclo, encuentra una granja donde viven una mujer llamada Sara y su hijo Cid. Después sabremos que ese niño se convertirá en el temido “Amo de las Destrucción”. Joe joven tiene una visión de su propio pasado en los ojos del niño Cid.


Cid: ¿Dónde está tu mamá?
Joe joven: ¿Dónde está mi mamá?... Me dejó con alguien más. Era más pequeño que tú. Todos eran vagabundos y ella estaba sola. Durante mucho tiempo pensé que fue una tonta por vivir así, pero ahora entiendo que… estaba sola.  No pudo cambiar su vida. Me vendió a una pandilla de limosneros. Escapé, corrí y terminé en un tren. Recuerdo que estaba sentado en un vagón vacío… y me veía una y otra vez… matando a los que me compraron… y que convirtieron a mi mamá en lo que era. Los encontraba, los hacía pedazos y salvaba a mi mamá.
Cid: Pero no lo hiciste.
Joe joven: No. Me encontró un hombre en la ciudad, me dio un arma y me dio algo que fuera mío. Esos son los hombres que quieren descubrir qué harían para conservar lo que es suyo, lo que tienen. Es el único tipo de hombres que hay.
Cid: No dejaré que maten a Sara.

El pasado familiar de Joe joven es el de un desamparo completo, una madre que no puede cuidarlo y un grupo que lo arropa mafiosamente. Looper muestra la segunda pesadilla en ocasiones no reconocida de los sicarios, desmentida cuando aseguran que “más vale 5 años de excesos que 50 en la miseria”. El carácter infantil reside en la añoranza materna donde un padrote –en lugar de un padre- rescató del desamparo a estos jóvenes.

“El cártel era mi familia. La única familia que tuve en la vida. Aunque antes haya tenido una de verdad, si es que a aquella se le puede llamar de esa manera. La mayoría de mis recuerdos de niño son muy culeros. Me duele mucho hablar de mi familia sanguínea. La última vez que vi a mi jefe, y aquí hablo de mi jefe de sangre, lo amenace con un cuchillo.”
Confesiones de un sicario. El testimonio de Drago, lugarteniente de un cártel mexicano. Juan Carlos Reyna. Editorial Grijalbo. 2011.

El acto ético que cambia el ciclo

El momento climático de la historia es la lección ética que nos arroja este cuento futurista. En un momento decisivo Joe viejo encuentra a Cid y decide eliminarlo al ser el futuro “Amo de la Destrucción”. Sara huye con Cid y se interpone en el camino de Joe viejo, protegiendo así a su hijo. Joe joven alcanza ver esta escena a la distancia y duda sobre qué acción tomar hasta que tiene una visión del futuro.  
 
Fue cuando me di cuenta.
 

Vi a una madre que moriría por su hijo. A un hombre que mataría por su esposa. A un niño, enojado y solo. Y justo frente a él, el camino equivocado. Pude verlo. Y el camino era un círculo… que giraba y giraba… Y decidí cambiarlo.
 
El poder de las imágenes de esta cinta es de orden casi mitológico, de ahí su riqueza. Sara, ésta madre que moriría por su hijo, hace la máxima renuncia en un acto que la constituye como madre. Ésta renuncia sin embargo no se reduce a la escena sangrienta sino a la sutileza de la renuncia amorosa. Anteriormente en la historia nos habíamos enterado que aún y cuando Sara era madre de Cid, lo  habría tenido muy jovencita y lo dejaría al cuidado de su hermana y sus abuelos en la granja familiar ya que ella quería seguir su vida en la gran ciudad. Al fallecer su hermana, Sara decide volver y criar a éste niño.

Por otro lado, la imagen de Cid, si madre, dañado “enojado y solo” en un vagón del tren, nos recuerdan a los desamparados inmigrantes que se trasportan por el tren “la Bestia” buscando el sueño americano. Si bien es cierto el tenor discriminatorio y contraproducente de las políticas migratorias de E.U., en nuestro país es una gran materia pendiente la atención a estos grupos vulnerables.   

Finalmente, como buena fábula, el acto de Joe joven es el acto ético por excelencia, la trasformación radical de uno mismo para el cambio sustancial. Esta renuncia tiene variantes. Por ejemplo, el acto de la función del padre, ya que con su acto de muerte, Joe no se suicida en el sentido de terminar con el mundo sino como acto de perpetuación. El acto de Joe joven es la única salida para el futuro en Cid, para transformar el ciclo del sicario.

“En su faceta de Rebelde, jombi de la MS13, Alex Sánchez –hoy uno de los directivos de Homies Unidos en California-, vivió con intensidad esa época. Como tal vez nunca supuso, las deportaciones en masa lo obligarían a él mismo a repetir la odisea que había hecho, con sólo ocho años de edad de El Salvador a California. En 1994, cuando completaba ochos años de pertenecer a la MS y veintitrés de edad, fue llevado a prisión por robo. Ahí se enteró del nacimiento de Alex junior, su primer hijo. Como sucede con muchos pandilleros al rebasar la adolescencia, tener un descendiente le cambió la existencia… Para Alex Sánchez, en cambio, la noticia de ser padre le trajo la certeza de que deseaba vivir para cuidarlo.” Hoy te toca la muerte. El Imperio de las Maras visto desde dentro. Marco Lara Klahr. Editorial Planeta, 2006.

La lección ética es simultánea es en la madre de Cid y Joe joven en la renuncia amorosa para la protección del desamparado. 

Terminamos con este escrito con las palabras que el cineasta de origen mexicano Guillermo Del Toro, quien sufriera el secuestro de su padre, menciona en un documental realizado en España en el 2006 y que abre la discusión de los impacto sociales que implican la figura del sicario.

“No puedo volver a México, sería una inseguridad brutal, no solo para mí, sino para los míos, y ahora que ganó la derecha (Felipe Calderón como presidente electo en 2006) pues menos; porque creo que la descomposición social viene de la polarización de los ricos cada vez tan ricos y los pobre cada vez tan pobres. Para mí, la culpa de un fenómeno como el secuestro no la tiene el secuestrador, como la tiene el país, como la tiene la clase política, como la clase en el poder. Creo que es muy reductivo y tonto culpar a la persona ejecutando el acto criminal”.

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2 comentarios:

David dijo...

El psicoanálisis no tiene fronteras y se puede ver como ha llegado al cine. Recuerdo que cuando consegui pasajes a mendoza pude ver una película que basaba su historia en la charla de terapia

Hector Mendoza dijo...

Estimado David. Las fronteras del psicoanálisis son las mismas que las del mito, la ficción, el arte y la palabra, están ahí para arrojar a la aventura. "Pasajes a Mendoza" es una película?? de ser así seguiré mi patronímico esperando encontrar una buena historia y un mejor vino, jaja. Hizo que recordara la alegoría de Freud al relacionar el "diálogo" en sesión con el hablar durante un viaje en tren, chistosa ocurrencia del padre del psicoanálisis quien se sabe, por él mismo, que el viaje el tren constituía un síntoma fóbico muy presente. Gracias por el comentario, siempre es un aliento a seguir.