Žižek!
Ideología § Psico-anal-isis
Este escrito es el efecto del encuentro que tuvimos en el seminario abierto que, junto con nuestro amigo Camilo Ramírez, se lleva a cabo en el audiovisual de la Facultad de Psicología los lunes a las 12:00 PM. En la sesión de este 18 de febrero vimos unas escenas del documental dirigido por Astra Tylor llamado “Žižek!” (The Documentary Campaign. 2005[1]). Los comentarios a partir de lo visto en el documental iniciaron con respecto a la definición de ideología que rescata Žižek de Marx “eso que no saben que lo hacen pero lo hacen”. De ahí nos llevó a preguntarnos ¿Cuál es el discurso ideológico actual? Las respuestas giraron en torno a diversas figuras que aparecen, entre ellas, el de la víctimización. Desde los billetes que ahora hay que cuidarlos porque son víctimas hasta el cuerpo de víctima que asumimos, pensando en el efecto de la ley anti-tabaco. La ley que opera en el DF y que se busca sea a nivel federal prohíbe fumar en lugares públicos bajo el supuesto de proteger a los no-fumadores. Cuando alguien lucha por el bienestar de otro al mismo tiempo construye ese otro, en este caso, la potencial víctima en el cuerpo sagrado del no-fumador, lo quiera el no-fumador o no, se le protege.
Otro costado lo desarrolló Camilo Ramírez cuando señaló que el fenómeno del Bullying se enfocaba en el perfil del victimario pero no abordaba el lado-perfil del chico molestado y plantea la pregunta ¿qué hace éste para ser el puerquito del victimario? ¿Cómo se pone de pechito? Reflexionando sobre la figura del puerquito ¿Cuál es el objeto preciado (pechito) que el puerquito brinda en su asalto?[2] ¿Qué tiene-hace ese que “dan ganas molestar”? ¿Cuál es el goce de la víctima?
Recordábamos lo visto en el documental cuando Žižek hablaba de este Superyó más perseguidor en las buenas intenciones, donde se pasa de bueno y solo ve maldad y sufrimiento. Del padre autoritario que dice “¡Vas, porque vas!” al “Ve, solo si quieres”, pero si no quieres “¿Porqué no quieres? ¿Por qué hieres o te hicieron daño?”
Otro ejemplo que mencionamos fue con respecto a una nota que apareció el día del amor y la amistad donde en cierto campus universitario se prohibió que se mandaran cartas y rosas para protección de los que no recibieran, es decir, para evitar que al sentirse mal por no recibir muestras de cariño se deprimieran o intentaran suicidarse[3]; así como la empresa que pidió a sus empleados que no mandaran mail o tarjetas de San Valentín electrónicas para evitar que alguien se sienta acosado sexualmente. Lo que nos encontramos en la división victima victimario es la imposibilidad de la convivencia con el prójimo a menos que no esté tan próximo. El último ejemplo es terriblemente Cerca-No.
En la discusión acerca de la valla de blindaje entre San Nicolás de los Garza y Guadalupe encontramos dos posturas políticas en lucha pero sostenidas por un mismo discurso ideológico. En esta esquina tenemos al alcalde de San Nicolás que ve una demanda social de protección y decide blindar su municipio de los “vecinos invasores”. La posición es victimizante en el sentido de ser los que sufren por el robo y buscan protegerse.
Antes de continuar este fenómeno sigámoslo desde el método psicoanalítico, es decir, tomémoslo como síntoma y evitemos pensarlo solo como mala leche de partidos políticos que bien se podrá abordar en otros lugares. Permitamos el supuesto, que no lo hace menos trágico sino todo lo contrario, de que ambos alcaldes operan con buenas intenciones para la ciudadanía.
El hacer una barda para marcar territorio entre colonias no es nada nuevo, son muchas las colonias que levantan verdaderas murallas para designar límites dentro de los mismos municipios, así que el síntoma tenemos que ubicarlo en otro lugar. El que sea designado el “muro” haciendo referencia a los Estados Unidos y su muro anti-inmigrante merece tomarlo en serio y no en serie. El problema es que en la posición victimizante de “somos más ricos y nos quieren robar” se pueden justificar muchas acciones de daño a los vecinos invasores pero sobre todo a los vecinos circundantes. ¿Da más seguridad el muro si asumo la posición de protegerme de mi vecino? Por el otro lado, de Guadalupe, se habla de que el muro promueve “la discriminación”. El problema, de nuevo, es asumir la posición de victima al reconocerse como “somos ladrones pero no tienes porque discriminarnos”. Es extraña esta nueva forma de responder de los priistas. Tal vez en otros tiempos se pudo haber contestado “Respetamos la posición del alcalde de San Nicolás y entendemos que intente hacer sentir más seguros a los nicolaítas y que sus acciones solo responden a la demanda de su municipio, sin embargo le recomendamos que reconsidere antes de hacer la inversión ya que aseguramos que no es un problema con los Guadalupences que somos gente trabajadora y siempre promovemos la buena vecindad por lo que podemos asegurar que si el temor de la inseguridad es ubicando como responsables a habitantes de Guadalupe tal vez se encuentre a corto plazo, después de la construcción de esa obra pública, que realmente no decremento significativamente los actos de inseguridad que pretendía evitar”. La posición de “no hagas esto porque me discriminas” me incluye en la propia discriminación, es decir, me reconozco como digno de ser discriminado.
Como agregado no dicho pero apuntalado en lo comentado en esta sesión del seminario abierto es el dictamen final del caso de la muerte del actor australiano Heath Ledger, finalmente el dictamen forense fue muerte accidental lo cual nos parece más escabroso que el de suicidio, automedicación o negligencia médica. El término accidental deja al actor en la posición de victima del destino pero lo sorpréndete aquí es que es una victima pero no se ve como tal. Tal parece que estamos en la otra cara de la moneda de la ideología actual, las que si son victimas no se les ve como tales. ¿No sería más tranquilizante pensar que murió por sobre dosis o por negligencia?
Sigamos las pistas forenses sobre el accidente. Primero, se descarta el suicidio lo que nos hace suponer que no vació ninguna botella de medicamentos, es decir, la dosis no fue claramente excesiva como se esperaría en el suicidio donde la frase “se tomo todas las pastillas” lleva el trazo del acto ilimitado del suicidio. Segundo, se descarta la automedicación ya que todos los psicofármacos que utilizó fueron adquiridos por prescripción médica y el concepto de automedicación se aplicaría en caso que ningún profesional médico hubiera recetado a este paciente en particular el cóctel de psicofármacos que usualmente se receta. Tercero, el más importante de todos, se descarta la negligencia médica lo que nos lleva a plantear que el denominado cóctel fue recetado by the book; el o los psiquiatras encargados del caso del actor que sufría de insomnio y abatimiento emocional posterior a su ruptura amorosa no incurrieron en ningún error en la cantidad o tipos de fármacos recetados. Aquí surge la duda ¿qué paso entonces? ¿Por qué algunos si remiten a la automedicación y el cóctel de fármacos pero simultáneamente sostienen la categoría de accidental?
Recordemos la clásica forma de operar en el control médico de uso de fármacos. Podemos fácilmente imaginar el siguiente escenario. El actor fue a consulta psiquiátrica y se le diagnostico algún trastorno que ameritaba el uso de fármacos sobre todo para el síntoma del insomnio causado por estrés. Constantemente iba a sus consultas de control donde un fármaco invitaba a otro siendo controlados por el médico que sabe que su combinación no causaba daño. Poco a poco, el organismo fue adecuándose y la dosis inicial tuvo que incrementarse. Ledger pudo haber advertido el trabajo de control médico clásico, las consultas se concentraban en cómo se sentía y los síntomas que presentaba eran interpretados como signos de subir o bajar la dosis del medicamento sino es que cambiar el medicamento. “Doctor me siento así” “Entonces tómese media pastilla más”; “Doctor me siento asá” “Entonces ya no se tome esa, sino esta”, etc. Un paciente habitual llega a saber que en determinado caso puede hacer lo que el médico le iba a indicar, tomar la media más, o menos. Cuando admitimos el veredicto muerte accidental” es el verdadero “no se culpe a nadie de mi muerte… ni siquiera a mi mismo”. En esa muerte no hay culpables, ¿Esto es menos angustiante que si se hubiera suicidado o el médico se hubiera equivocado? Realmente el buscar culpables (realmente se suicido pero lo ocultan o realmente el médico se equivocó pero también lo ocultan) son intentos de elaborar la angustia del crimen sin culpable, excepto en los propios instrumentos médicos, a saber, los psicofármacos. Cuando decimos que es accidental, es la naturaleza misma, un acto de Dios, el que tenemos enfrente; algo propio del uso de fármacos o de la ideología donde el tratamiento son los fármacos por si mismos; no son un medio, son un fin.
Por último queda la invitación para usted, amable lector, de participar en el seminario abierto de los lunes a las 12:00 pm en el audiovisual de la Facultad de psicología de U.A.N.L. a cargo de Camilo Ramírez y un servidor.
[1] http://www.documentarycampaign.org/
[2] Como lo dice el refrán del comerciante en aquella película de Tin-Tan “Matéenme porque me muero”: “en el cochino todo es negocio y en el negocio todo es cochino”.
[3] Este temor al suicidio nos hace pensar en lo más escabroso de esta implementación, que posiblemente la idea de prohibir las cartas de amor y regalos de san Valentín fue propuesta por los psicólogos escolares del campus lo que nos lleva a la idea de que son los propios psicólogos los que generan las víctimas que pretenden ayudar, de ahí que desde el psicoanálisis tengamos claro que frente a una victima (se asuma como tal o se le coloque en ese lugar) no es posible el análisis.
Ideología § Psico-anal-isis
Este escrito es el efecto del encuentro que tuvimos en el seminario abierto que, junto con nuestro amigo Camilo Ramírez, se lleva a cabo en el audiovisual de la Facultad de Psicología los lunes a las 12:00 PM. En la sesión de este 18 de febrero vimos unas escenas del documental dirigido por Astra Tylor llamado “Žižek!” (The Documentary Campaign. 2005[1]). Los comentarios a partir de lo visto en el documental iniciaron con respecto a la definición de ideología que rescata Žižek de Marx “eso que no saben que lo hacen pero lo hacen”. De ahí nos llevó a preguntarnos ¿Cuál es el discurso ideológico actual? Las respuestas giraron en torno a diversas figuras que aparecen, entre ellas, el de la víctimización. Desde los billetes que ahora hay que cuidarlos porque son víctimas hasta el cuerpo de víctima que asumimos, pensando en el efecto de la ley anti-tabaco. La ley que opera en el DF y que se busca sea a nivel federal prohíbe fumar en lugares públicos bajo el supuesto de proteger a los no-fumadores. Cuando alguien lucha por el bienestar de otro al mismo tiempo construye ese otro, en este caso, la potencial víctima en el cuerpo sagrado del no-fumador, lo quiera el no-fumador o no, se le protege.
Otro costado lo desarrolló Camilo Ramírez cuando señaló que el fenómeno del Bullying se enfocaba en el perfil del victimario pero no abordaba el lado-perfil del chico molestado y plantea la pregunta ¿qué hace éste para ser el puerquito del victimario? ¿Cómo se pone de pechito? Reflexionando sobre la figura del puerquito ¿Cuál es el objeto preciado (pechito) que el puerquito brinda en su asalto?[2] ¿Qué tiene-hace ese que “dan ganas molestar”? ¿Cuál es el goce de la víctima?
Recordábamos lo visto en el documental cuando Žižek hablaba de este Superyó más perseguidor en las buenas intenciones, donde se pasa de bueno y solo ve maldad y sufrimiento. Del padre autoritario que dice “¡Vas, porque vas!” al “Ve, solo si quieres”, pero si no quieres “¿Porqué no quieres? ¿Por qué hieres o te hicieron daño?”
Otro ejemplo que mencionamos fue con respecto a una nota que apareció el día del amor y la amistad donde en cierto campus universitario se prohibió que se mandaran cartas y rosas para protección de los que no recibieran, es decir, para evitar que al sentirse mal por no recibir muestras de cariño se deprimieran o intentaran suicidarse[3]; así como la empresa que pidió a sus empleados que no mandaran mail o tarjetas de San Valentín electrónicas para evitar que alguien se sienta acosado sexualmente. Lo que nos encontramos en la división victima victimario es la imposibilidad de la convivencia con el prójimo a menos que no esté tan próximo. El último ejemplo es terriblemente Cerca-No.
En la discusión acerca de la valla de blindaje entre San Nicolás de los Garza y Guadalupe encontramos dos posturas políticas en lucha pero sostenidas por un mismo discurso ideológico. En esta esquina tenemos al alcalde de San Nicolás que ve una demanda social de protección y decide blindar su municipio de los “vecinos invasores”. La posición es victimizante en el sentido de ser los que sufren por el robo y buscan protegerse.
Antes de continuar este fenómeno sigámoslo desde el método psicoanalítico, es decir, tomémoslo como síntoma y evitemos pensarlo solo como mala leche de partidos políticos que bien se podrá abordar en otros lugares. Permitamos el supuesto, que no lo hace menos trágico sino todo lo contrario, de que ambos alcaldes operan con buenas intenciones para la ciudadanía.
El hacer una barda para marcar territorio entre colonias no es nada nuevo, son muchas las colonias que levantan verdaderas murallas para designar límites dentro de los mismos municipios, así que el síntoma tenemos que ubicarlo en otro lugar. El que sea designado el “muro” haciendo referencia a los Estados Unidos y su muro anti-inmigrante merece tomarlo en serio y no en serie. El problema es que en la posición victimizante de “somos más ricos y nos quieren robar” se pueden justificar muchas acciones de daño a los vecinos invasores pero sobre todo a los vecinos circundantes. ¿Da más seguridad el muro si asumo la posición de protegerme de mi vecino? Por el otro lado, de Guadalupe, se habla de que el muro promueve “la discriminación”. El problema, de nuevo, es asumir la posición de victima al reconocerse como “somos ladrones pero no tienes porque discriminarnos”. Es extraña esta nueva forma de responder de los priistas. Tal vez en otros tiempos se pudo haber contestado “Respetamos la posición del alcalde de San Nicolás y entendemos que intente hacer sentir más seguros a los nicolaítas y que sus acciones solo responden a la demanda de su municipio, sin embargo le recomendamos que reconsidere antes de hacer la inversión ya que aseguramos que no es un problema con los Guadalupences que somos gente trabajadora y siempre promovemos la buena vecindad por lo que podemos asegurar que si el temor de la inseguridad es ubicando como responsables a habitantes de Guadalupe tal vez se encuentre a corto plazo, después de la construcción de esa obra pública, que realmente no decremento significativamente los actos de inseguridad que pretendía evitar”. La posición de “no hagas esto porque me discriminas” me incluye en la propia discriminación, es decir, me reconozco como digno de ser discriminado.
Como agregado no dicho pero apuntalado en lo comentado en esta sesión del seminario abierto es el dictamen final del caso de la muerte del actor australiano Heath Ledger, finalmente el dictamen forense fue muerte accidental lo cual nos parece más escabroso que el de suicidio, automedicación o negligencia médica. El término accidental deja al actor en la posición de victima del destino pero lo sorpréndete aquí es que es una victima pero no se ve como tal. Tal parece que estamos en la otra cara de la moneda de la ideología actual, las que si son victimas no se les ve como tales. ¿No sería más tranquilizante pensar que murió por sobre dosis o por negligencia?
Sigamos las pistas forenses sobre el accidente. Primero, se descarta el suicidio lo que nos hace suponer que no vació ninguna botella de medicamentos, es decir, la dosis no fue claramente excesiva como se esperaría en el suicidio donde la frase “se tomo todas las pastillas” lleva el trazo del acto ilimitado del suicidio. Segundo, se descarta la automedicación ya que todos los psicofármacos que utilizó fueron adquiridos por prescripción médica y el concepto de automedicación se aplicaría en caso que ningún profesional médico hubiera recetado a este paciente en particular el cóctel de psicofármacos que usualmente se receta. Tercero, el más importante de todos, se descarta la negligencia médica lo que nos lleva a plantear que el denominado cóctel fue recetado by the book; el o los psiquiatras encargados del caso del actor que sufría de insomnio y abatimiento emocional posterior a su ruptura amorosa no incurrieron en ningún error en la cantidad o tipos de fármacos recetados. Aquí surge la duda ¿qué paso entonces? ¿Por qué algunos si remiten a la automedicación y el cóctel de fármacos pero simultáneamente sostienen la categoría de accidental?
Recordemos la clásica forma de operar en el control médico de uso de fármacos. Podemos fácilmente imaginar el siguiente escenario. El actor fue a consulta psiquiátrica y se le diagnostico algún trastorno que ameritaba el uso de fármacos sobre todo para el síntoma del insomnio causado por estrés. Constantemente iba a sus consultas de control donde un fármaco invitaba a otro siendo controlados por el médico que sabe que su combinación no causaba daño. Poco a poco, el organismo fue adecuándose y la dosis inicial tuvo que incrementarse. Ledger pudo haber advertido el trabajo de control médico clásico, las consultas se concentraban en cómo se sentía y los síntomas que presentaba eran interpretados como signos de subir o bajar la dosis del medicamento sino es que cambiar el medicamento. “Doctor me siento así” “Entonces tómese media pastilla más”; “Doctor me siento asá” “Entonces ya no se tome esa, sino esta”, etc. Un paciente habitual llega a saber que en determinado caso puede hacer lo que el médico le iba a indicar, tomar la media más, o menos. Cuando admitimos el veredicto muerte accidental” es el verdadero “no se culpe a nadie de mi muerte… ni siquiera a mi mismo”. En esa muerte no hay culpables, ¿Esto es menos angustiante que si se hubiera suicidado o el médico se hubiera equivocado? Realmente el buscar culpables (realmente se suicido pero lo ocultan o realmente el médico se equivocó pero también lo ocultan) son intentos de elaborar la angustia del crimen sin culpable, excepto en los propios instrumentos médicos, a saber, los psicofármacos. Cuando decimos que es accidental, es la naturaleza misma, un acto de Dios, el que tenemos enfrente; algo propio del uso de fármacos o de la ideología donde el tratamiento son los fármacos por si mismos; no son un medio, son un fin.
Por último queda la invitación para usted, amable lector, de participar en el seminario abierto de los lunes a las 12:00 pm en el audiovisual de la Facultad de psicología de U.A.N.L. a cargo de Camilo Ramírez y un servidor.
[1] http://www.documentarycampaign.org/
[2] Como lo dice el refrán del comerciante en aquella película de Tin-Tan “Matéenme porque me muero”: “en el cochino todo es negocio y en el negocio todo es cochino”.
[3] Este temor al suicidio nos hace pensar en lo más escabroso de esta implementación, que posiblemente la idea de prohibir las cartas de amor y regalos de san Valentín fue propuesta por los psicólogos escolares del campus lo que nos lleva a la idea de que son los propios psicólogos los que generan las víctimas que pretenden ayudar, de ahí que desde el psicoanálisis tengamos claro que frente a una victima (se asuma como tal o se le coloque en ese lugar) no es posible el análisis.
2 comentarios:
Profesor, lo quiero invitar a leer un cuento de Batman que escribi, ojala sea de su agrado.
Lo bueno de esto es que no tengo los derechos de batman asi que no le temo al plagio.
Me agradaría mucho leer ese cuento sobre todo siendo del caballero de la noche. Saludos
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