viernes, abril 11, 2025

 


       Better Man: La historia de Robbie Williams

Sobre la épica del héroe celebridad

 

“Is there anybody going to listen to my story, all about the girl who came to stay?”

El BioPic Musical: Memorias, Maduración y la música de la época

Para comenzar, resaltemos el carácter único de lo que una película como “Better Man: la historia de Robbie Williams” nos presenta, al considerar que se enmarca en un subgénero híbrido al encontramos ante una biopic -una película biográfica- pero musical.

Por un lado, encontramos el género musical, que no necesariamente gira en torno a la vida de una celebridad. Ejemplos clásicos como ChicagoGrease o El violinista en el tejado ilustran cómo el musical puede prescindir de la figura de una estrella para centrarse en su carácter operístico y narrativo.

A diferencia de las películas que incluyen números musicales aislados, el género musical utiliza la música —ya sea compuesta originalmente para el filme o recuperada de canciones populares— como un recurso narrativo central. A través de ella, desarrolla los temas que la película explora, vinculando las historias personales de sus personajes con conflictos sociales más amplios. Así, el musical no solo refleja las vivencias individuales, sino que las entrelaza con una crítica a la identidad colectiva o ideológica de una época, destacando su carácter intrínsecamente social.

Un caso singular dentro de este género es “A través del Universo” (Across the Universe, 2007), dirigida por Julie Taymor. La película relata la historia de Jude, un joven británico que viaja a Estados Unidos durante los años 60, donde vive un romance y se sumerge en el clima revolucionario de la juventud de esa década. Sin embargo, su peculiaridad radica en que utiliza como hilo conductor las canciones de The Beatles, aunque sin presentar al cuarteto de Liverpool ni hacer referencia a ellos en su universo. Este enfoque convierte a Across the Universe en un ejemplo excepcional: la música de The Beatles no solo impulsa la trama del protagonista —sus dilemas amorosos y su búsqueda de identidad—, sino que también encarna los cambios históricos y culturales de los años 60 y 70. Las canciones, reinterpretadas en clave dramática, funcionan como metáforas de la contracultura, la guerra de Vietnam, la liberación sexual y otros movimientos sociales, cuyos ecos resuenan en la actualidad.

Esta reinterpretación dramática —El recurso musical— adquiere su potencia de la fuerza del mito y la poesía, que otorgan a las letras de las canciones un carácter polisémico. La dualidad entre lo íntimo y lo político se manifiesta con crudeza: 'I Want You', aparentemente una canción de amor erótico, se transforma en propaganda militar para reclutar soldados en Vietnam; mientras que 'Dear Prudence', cuya letra invita a disfrutar la vida, deviene un llamado a romper con la apatía y sumarse a las protestas antibélicas. Estos dos ejemplos ilustran cómo el espectáculo subvierte el significado original de las canciones, exponiendo su capacidad para operar en registros aparentemente opuestos o simplemente reafirmando por las feministas de la segunda ola en letra de Carol Hanisch "Lo personal es político".  

Dentro del género mayor de la película biográfica, nos encontramos con la categorización que John Truby propone en “The Anatomy of Genres: How Story Forms Explain the Way the World Works”: Las "Memorias" y las "Historias de maduración" (coming of age). En este marco, destacan aquellas narrativas que construyen una épica personal o incluso un mito individual, especialmente cuando se trata de relatos no ficticios.

Este enfoque resulta pertinente para analizar lo que la película sobre Robbie Williams nos enseña desde la forma creativa con lo que aborda su tema, mostrado desde su título Better Man (o Un mejor hombre) y la propuesta de representar a Williams como un chimpancé antropomórfico digital, la posibilidad de una doble lectura

  1. Ser Un Mejor Hombre como coming of age donde vemos el viaje de Williams hacia la madurez, un proceso de superación de sus "demonios" personales (adicciones, inseguridades) y de crecimiento emocional. Esta lectura se refuerza con una de las premisas clave del filme: "al volverte famoso, quedas atrapado en esa edad", lo que sugiere que la celebridad congela en su evolución personal. El mono digital muestra su condición poco evolucionada.  
  2. Ser Un Mejor hombre que los demás. La presión social por ser mejor —un mandato que resuena con el superyó del rendimiento en la cultura actual—. Aquí, Better Man habla de la exigencia de perfección que la fama impone, donde el artista es constantemente medido, juzgado y atrapado como un mono de cilindrero del cual goza insaciablemente la industria del espectáculo, como bien desarrolla Guillermo del Toro en su versión de Pinocho donde ese mono/marioneta son los niños explotados del espectáculo, la Iglesia y la Guerra.

 


    Come on hold my hand, I wanna contact the living
      El llamado del Héroe, ser (amado) como los dioses

            Better Man se distingue de las biografías musicales convencionales al funcionar menos como un relato cronológico y más como un musical conceptual. La película explora audazmente la dualidad —lo íntimo versus lo público— a través de recursos fantásticos (como el chimpancé digital) y una narrativa no lineal donde las canciones no siguen el orden de su aparición en la vida de Williams, sino que se reinterpretan para revelar capas simbólicas y donde no se trata de buscar un actor que represente fielmente en imagen a Williams sino una figura claramente fantástica que muestre lo que es en Williams más que él mismo.

Un ejemplo paradigmático del recurso lúdico de la doble lectura es "Feel", presentada como el primer gran momento musical: mientras la letra parece aludir a la búsqueda de amor romántico ("Ven y toma mi mano / quiero tener contacto con la vida"), en el contexto fílmico se resignifica como el grito de abandono de un niño de 12 años cuyo padre lo deja para perseguir su sueño artístico. La letra de "Feel" adquiere así una lectura adicional: "Hay un hueco en mi alma / puedes verlo en mi rostro" refleja la herida del abandono paterno que Williams intentará llenar con la fama, tras internalizar el mensaje de su padre: "Solo eres alguien si eres famoso". Sin embargo, esa herida no solo genera sufrimiento, sino que se sublima en un deseo artístico. La bravata (showing off), entendida como síntoma de protección ante la carencia paterna, se transforma aquí en un acto creativo: la celebridad como personaje travieso que oscila entre la búsqueda de reconocimiento ("que el padre se sienta orgulloso") y la auténtica sublimación a través del arte, la cual será la travesía que atravesará el héroe celebridad.


 

 I don't wanna rock DJ, but you're making me feel so nice

El primer umbral de la Diosa Fama

Vayamos al siguiente momento clave de este viaje del héroe celebridad musical: la transición de Robbie Williams a la Fama como miembro de Take That!. Este pasaje -que catapultó al joven de 16 años de completo desconocido a rebelde de la boy band más famosa de los 90- se representa mediante un plano secuencia musical que sincroniza su ascenso con "Rock DJ", éxito global que marcó su carrera independiente.

La secuencia logra algo más sutil que una simple doble lectura: al descontextualizar la canción (originalmente pensada para antros), fuerza al espectador a reparar en su letra y realmente escucharla. Paradójicamente, este himno bailable sobre seducción en la pista de baile adquiere nuevas resonancias cuando se contrasta con el fenómeno similar en The Beatles: mientras Lennon plasma en "Help!" -a ritmo frenético- su angustia ante la fama repentina (Help me get my feet back on the ground, Won't you please, please help me), McCartney procesa la misma nostalgia de forma melancólica en "Yesterday" (Yesterday. Love was such an easy game to play. Now I need a place to hide away. I believe in yesterday) Williams, en cambio, enmascara su vulnerabilidad tras la fachada del rockstar.

En Better Man, la escena en la que Robbie Williams canta No quiero "rockear" DJ, pero me hace sentir tan bien / ¿Cuándo va a parar, DJ? Porque me estás manteniendo despierto toda la noche encapsula la contradicción inherente a su temprana fama. La letra, aparentemente festiva, revela una tensión entre el placer y el exceso: es el encuentro temprano del héroe celebridad con la Diosa Fama, diosa embriagadora que seduce con fiestas sin fin, reconocimiento y adrenalina, pero también una fuerza que consume, que no da tregua.

Williams, integrado a Take That! con solo 16 años —mientras sus compañeros superaban los 20 y tenían más experiencia—, encarna la vulnerabilidad del adolescente lanzado a un mundo adulto de presiones y excesos. Su historia resuena hoy más que nunca: en la era de las redes sociales, niños y jóvenes alcanzan notoriedad pública de manera abrupta, exponiendo sus cuerpos, sus relaciones y sus inseguridades transformándolos en objetos de consumo que monetizan ("Si no puedes conseguir una chica, pero tu mejor amigo puede, es hora de mover tu cuerpo"). La película no solo retrata los brillos del estrellato, sino su coste anímico: la fama como una rueda que no se detiene, incluso cuando el desgaste es evidente.

La canción funciona así como un microcosmos de su trayectoria: la euforia inicial choca con la pregunta ¿cuándo va a parar?, anticipando los desafíos que Williams enfrentaría más tarde. La dirección acentúa esta dualidad con planos que oscilan entre la energía del escenario y la soledad detrás de bambalinas, recordando que, en el mundo del espectáculo, la fiesta y el vacío suelen ser la misma cosa.

Encontramos un eco perturbador en canciones contemporáneas como "Denial is a River" de la rapera Doechii. Ambas letras, aunque separadas por décadas, exponen la misma paradoja: la fama es una droga de efecto inmediato que seduce con éxito y validación, pero que termina por vaciar a quien la consume.

Doechii lo describe con crudeza autobiográfica: "Disco de platino por aquí, disco viral por allá / Estoy haciendo mucho dinero, estoy por toda la red / Me muevo tan rápido que no tengo tiempo de procesarlo". Como Williams —quien pasó de adolescente anónimo a estrella global en meses—, la rapera retrata el vértigo de pasar de crear contenido en TikTok a ser devorada por la industria. La ironía es brutal: "Ahora hago música para TikTok y digo: ¿qué carajos? Necesito una limpieza, una desintoxicación… pero los gráficos y las estadísticas nos necesitan". La máquina exige más, incluso cuando el costo es el bienestar.

El paralelismo es evidente. Williams cantaba "¿Cuándo va a parar, DJ?" en los 90, mientras Doechii confiesa: "La mierda [droga y excesos] funciona, se siente bien / Y mi autoestima está en su punto más bajo". Ambos artistas, en distintas épocas, chocan contra la misma pared: la fama precoz no da espacio para crecer, solo para rendir. La película muestra a un Williams adolescente rodeado de adultos que normalizan el exceso; Doechii, en cambio, vive en una era donde las redes multiplican la presión —el cuerpo, la imagen, la productividad— hasta lo inhumano.

 


           Because I'm scum, and I'm your son, I come undone

El rompimiento y la autodestrucción

El desmoronamiento definitivo llega con Come Undone —canción que no por casualidad evoca la idea de desbaratarse, de perder el control—. Esta pieza musical acompaña el punto de quiebre en la historia: la expulsión de Williams de Take That, marcada por sus comportamientos erráticos y adicciones, pero también el inicio de una caída aún más profunda. La película retrata esta dualidad: el colapso de la banda (un fenómeno colectivo) y el hundimiento personal de Robbie (una tragedia íntima).

En secuencias visualmente poderosas, vemos a Williams acelerar un coche hasta estrellarse, casi ahogarse en un mar revuelto mientras es perseguido por fans que oscilan entre la devoción y el odio —símbolo perfecto de su relación con la fama: un amor que asfixia, una libertad que se parece al naufragio—. Aquí resurge el leitmotiv de la película: "Porque soy basura y porque soy tu hijo, me deshago, me destruyo". La línea no solo refleja su autopercepción, sino la contradicción de quien sabe que su dolor es espectáculo.

Más tarde, confesará: "No tengo miedo de morir, solo que no quiero... Si dejo de mentir, te decepcionaré. Me deshago, me destrozo". Estas palabras destilan la esencia de su conflicto: la máscara del showman que oculta una vulnerabilidad tan grande que, si se revelara, podría hacerlo desaparecer. Better Man expone así el núcleo trágico de su historia: Williams no teme a la muerte, sino a dejar de fingir —porque detrás del personaje hiperbólico, cree que no queda nada digno de amor—

 


           She is the (number) One

El encuentro con el amor y el obstáculo de la fama

She’s the One —una de las baladas más icónicas de Robbie Williams— funciona en Better Man como el encuentro con el amor en la figura de Nicole Appleton, integrante de la famosa girl band “All Saints”. Williams se encuentra en la transición entre la ruptura de Take That! Y su lanzamiento como solista y el encuentro con el amor lo abraza, pero enfrenta sus heridas. La relación con Nicole está condenada desde el inicio por las reglas no escritas de la fama: ella enfrenta la presión de interrumpir un embarazo para mantener su lugar en la industria; él, incapaz de separar el amor del éxito, se derrumba cuando Nicole alcanza un número uno antes que él. "She is the One" pero le reclama tener un number One.


            El diálogo más crudo de la película estalla en este punto:

Nicole Appleton: ¡Ah sí, emborracharte con tus colegas!

Robbie Williams: Bueno, al menos saben cómo escribir un número uno de verdad.

Nicole Appleton: Más que tú. Garabateando letras en tu cuadernito, pero eres demasiado cobarde para enseñárselas a nadie.

Robbie Williams: ¡Vaya, un número uno y ahora da consejos! No te pedí que mintieras a tus amigos, porque ¿adivina qué? ¡Me importa una chingada lo que piensen!

Nicole Appleton: Te importa un chingo lo que piensa TODO el mundo, Rob. Es lo único que te importa.

 

Aquí, Better Man deja al descubierto la paradoja central de Williams: Nicole es la única persona que lo conoce lo suficiente para herirlo con la verdad ("eres cobarde"), pero esa misma intimidad lo aterroriza. Prefiere sabotear el amor antes que enfrentar su vulnerabilidad.

La ruptura entre Robbie Williams y Nicole Appleton en Better Man resuena con inquietante similitud a la escena clave de La La Land (2016) donde Mia (Emma Stone) y Sebastian (Ryan Gosling) discuten su relación durante una cena. En ambas historias, el conflicto central no es el amor, sino la incapacidad de reconciliar el éxito personal con el miedo a perder al otro.

En La La Land, Sebastian justifica su participación en una banda de jazz-pop —un género que desprecia— como un acto de amor: "Esto es lo que tu quería que hiciera”. “ya es hora de madurar”. Mia, sin embargo, le responde con crudeza: "Este no es tu sueño". La película de Damien Chazelle expone una verdad incómoda: el sacrificio no es altruismo, sino un mecanismo de defensa. Sebastian no teme perder a Mia; teme asumir que su sueño del jazz podría fracasar sin excusas. Al renunciar a él "por amor", convierte a Mia en chivo expiatorio de su propia cobardía.

 

MIA: ¿Te gusta la música que estás tocando?

SEBASTIAN: No sé qué importa eso.

MIA: Importa si vas a renunciar a tu sueño para estar de gira durante años...

SEBASTIAN: Total... ya es hora de madurar. ¿Sabes? Esto es lo que hago ahora. Si tenías un problema, deberías haberlo dicho antes, antes de que firmara el contrato.

MIA: Tenías un sueño al que te aferrabas, que—

SEBASTIAN: ¡Esto ES el sueño!

MIA: Este no es tu sueño...

SEBASTIAN: ¿O quizá te gustaba más cuando era un fracasado? Así te sentías mejor contigo misma.

MIA:  ¿Estás bromeando?

 

En Better Man, la dinámica se repite, pero invertida. Cuando Nicole Appleton alcanza un número uno antes que Robbie, él reacciona con sabotaje: se emborracha y la ataca verbalmente ("Al menos ellos saben escribir un número uno de verdad"). Detrás del resentimiento hay un pánico idéntico al de Sebastian. Su agresión no es hacia ella, sino hacia la parte de sí mismo que cree indigna de amor sin éxitos. Nicole, como Mia, lo descubre: "Te importa un chingo lo que piensa todo el mundo".

  


She offers me protection… Whether I'm right or wrong

La perdida y el amor

La secuencia de Angels marca un punto de quiebre en la historia de Robbie Williams: la canción que lo consagró como solista se entrelaza con el dolor más profundo. Mientras alcanza por fin el estrellato que tanto persiguió, enfrenta la pérdida de su abuela, la figura que representó el único amor incondicional en su vida. La película contrasta dos viajes paralelos:

  1. El ascenso imparable: Las multitudes coreando "And through it all, she offers me protection" frente a Robbie convertido en superestrella.
  2. El duelo ignorado: Las llamadas de su madre —cada vez más urgentes— rogando que hable con su abuela enferma, mientras él elige perderse en fiestas y el éxtasis vacío del éxito.

La letra de Angels adquiere entonces un nuevo sentido:

  • "Sé que la vida no me quebrará / Cuando la llame, ella no me abandonará. "Amaré a los ángeles, en cambio" ya no habla solo de un amor romántico, sino de ese refugio familiar que Robbie dio por sentado.

La película no idealiza el momento: muestra a un Williams atrapado entre la culpa y la gratitud. La abuela muere, pero le deja un legado en la canción: el amor que lo salva "a través y a pesar de todo" (incluso de sus propios errores). Angels se convierte así en un monumento a lo que perdió y, paradójicamente, en lo que lo mantuvo a flote: la certeza de que alguien lo amó sin condiciones.


               Better Man sugiere que tanto Something beautiful y Angels fueron éxitos no por su melodía, sino porque Robbie logró canalizar en ella su verdad: estar perdido en busca de un amor incondicional “Ojalá encuentres ese amor que no te abandone, ojalá lo encuentres antes que acabe el día. No estarás perdido, herido, cansado y solo, algo hermoso llegará a tu vida.". Y quizás, en ese duelo público, él comenzó a sanar.

 


          Your mind gets burned with the habits you've learned

Robbie contra el Antihéroe

             El concierto en Knebworth —ante 375,000 personas— recreado en “Better Man” representa el cenit de Robbie Williams como estrella global, pero también la culminación de su lucha interna. La secuencia abre con una imagen icónica: Williams desciende del escenario colgado en forma de cruz, suspendido entre la provocación (¿un anticristo pop?) y la entrega sacrificial (¿un mártir devorado por su público?). Este momento encapsula la paradoja de su carrera y del héroe celebridad: el éxito como triunfo y como trampa.

La película multiplica a Robbie en escena mediante “dobles” que lo acechan —figuras de otros momentos de la vida de Robbie que encarnan sus inseguridades. Esto nos recuerda a lo presentado por Taylor Swift en su canción y video correspondiente “Anti-Hero” ("It's me, hi, I'm the problem, it's me") donde convierte a su doble Taylor como pop star que se le aparece para juzgar su peso y sus relaciones al más puro estilo del Estudiante de Praga (1913), la primera película estudiada por un psicoanalista, que trajo el ensayo “El Doble: un estudio psicoanalítico” (1925). Williams, sin embargo, lleva la metáfora más lejos: sus dobles son proyecciones de la fama misma —héroes falsos que pretenden sustituirlo—. Cuando canta "Tu mente se quema con los hábitos que has aprendido / Somos la generación que debe ser escuchada", no solo habla a su público, sino a sus propios fantasmas. Sin embrago este no es el momento de reconciliación del héroe celebridad, todavía lo mueve la búsqueda de negar las heridas destruyéndolas: "Estás harto de tus profesores / No terminarás como mamá y papá". Lucha contra sus inseguridades, pero destruyéndolas y renegando de su propia historia que lo ha constituido. En 2003, Williams admitió sentirse "vacío" tras Knebworth: "Gané, pero ¿qué gané?" El héroe celebridad ha matado al dragón, pero no ha alcanzado la redención porque todavía se sostiene en el Ideal del yo de la fama. Ha logrado llegar a ser un gran hombre, pero no uno bueno.

 

Lord I'm doing all I can to be a better man

Cada quien a su gusto. "Chacun à son goût"

 El tema que da nombre a la película funciona como eje conceptual y emocional: "Better Man" encarna la dualidad entre el héroe celebridad (el "mejor hombre" como triunfador) y la odisea de la transformación (el ser Mejor Hombre es la transición como en la serie Sherlock que pasa de un Gran Hombre a un Buen Hombre). La secuencia climática revela que este viaje atraviesa tres movimientos que ilustra la secuencia musical:

1. Robbie, al borde del colapso y con una navaja a punto de cortarse las venas, ve iluminarse en su pecho el tatuaje "Chacun à son goût" ("Cada cual a su gusto"). Este gesto ya no representa una defensa del hedonismo —como en su juventud—, sino un acto de soberanía existencial"Este soy yo". El rayo del cielo que ilumina su tatuaje de alguna manera es el mensaje del ángel que lo ama, su abuela, que le recuerda que "Eres suficiente".

Para la clínica del psicoanálisis, esta escena encierra una lección crucial sobre la relación con el deseo: a. Aceptación sin justificación: Reconocer sus errores (adicciones, egoísmo) sin escudarse en ellos. b. Reivindicación de la existencia: Reclamar el derecho a ser, más allá de las expectativas.

La frase, que antes usaba con ironía provocadora, adquiere ahora un matiz trágico y liberador: la autenticidad exige asumir la responsabilidad por el daño causado. Ser fiel a sí mismo ya no es un eslogan, sino un pacto ético consigo mismo y con los otros.

 

2. La secuencia continua con "Mándame alguien que me ame / Necesito descansar en brazos que me protejan del daño/ bajo la tempestad") ilustrando el proceso de rehabilitación. Vemos a Robbie en el doloroso proceso de desintoxicación y en el camino de la psicoterapia. A dicho proceso lo acompaña la letra: “Dame un verano interminable/ Señor, temo al frío/Siento que envejezco/Antes de tiempo/No seas duro con mi consciencia/Porque no es mi culpa/Sé que me enseñaron/A culparme”. La lección clínica para el psicoanálisis es con respecto al sufrimiento de los excesos y el vacío, poniendo especial atención al superyó despiadado. Parecido al que está en la violencia internalizada (homofobia, racismo, misoginia o gordofobia internalizada) del autodesprecio siendo el objeto del exceso lo que parece compensar esa gran carencia a los ojos del Otro, Robbie habla de los estragos en el cuerpo por ese exceso y del autodesprecio constante.  

3. El verso "Mientras mi alma/ sana la vergüenza, / creceré /a través de este dolor" es una reconciliación con el deseo y el movimiento de iluminación del héroe celebridad. Williams aprende que la vergüenza no se evade, se transforma en cuidado de sí. El clímax llega cuando canta "Señor, hago todo lo que puedo / Por ser un hombre mejor". La película muestra su reconciliación con Gary Barlow, su familia, mejor amigo y su pasado no como final feliz, sino como primer paso. No celebra la redención, sino el coraje de intentarla. La canción, al igual que Robbie, ya no busca ser brillante: solo verdadera.

 


My Way: Regrets, I've had a few

Eres uno de los dioses

El cierre del viaje del héroe celebridad Robbie Williams hacia la redención culmina con un gesto cargado de simbolismo: en su especial Swings Both Ways, donde interpreta clásicos de Frank Sinatra y Dean Martin —música que asociaba a su padre—, invita a este a cantar My Way junto a él. La elección de la canción no es casual: funciona como acto de perdón, reconocimiento y autonomía. En lugar de terminar con una canción exitosa del repertuorio del propio Williams, tiene que llegar su aventura a la reconciliación con el padre, con lo que ha heredado de él.

Al entonar juntos "Arrepentimientos, he tenido algunos / pero muy pocos para mencionar", padre e hijo sellan una reconciliación. El padre pide perdón y Robbie lo acepta, pero no desde la sumisión, sino desde la comprensión: "Hice lo que tenía que hacer / y lo cumplí sin excepción" ya no suena a arrogacia, sino a aceptación de sus elecciones.

Cuando continúan “Sí, hubo momentos —ya lo sabes—/en que abarqué más de lo que podía/Pero ante todo, cuando había duda/lo enfrenté, y superé/Me mantuve firme, me erguí altivo/¡y lo hice a mi manera!”; Williams no solo habla de su carrera, sino del deseo transmitido por su padre: la audacia que ambos compartieron (el padre como artista frustrado, Robbie como estrella global) y la singularidad como conquista"Lo hice a mi manera" ya no es un eslogan de rebeldía vacía, sino un reconocimiento de que el deseo paterno vive en él, pero transformado.

Como analiza el psicoanalista Massimo Recalcati, heredar no es obedecer ni destruir.

La herencia, nos dice Freud a través de Goethe, es el efecto de una reconquista de lo que ha sido, es el producto de una elección, de una asunción subjetiva de toda nuestra historia, que es, antes que nada, la historia del Otro… Pero para heredar no hay que dejarse seducir por la pérdida del ideal, ni por el horror del presente –es el caso de esta generación de hijos que no ve nada delante de sí, ni horizonte, ni Ideal–. Para heredar es necesario lo que Lacan denomina el «luto del padre» ... Cuando Freud habla de la herencia como una reconquista tiene como objetivo poner de relieve la herencia como riesgo abierto y no como consolidación de una pertenencia ya adquirida. Las raíces no sellan la identidad, sino que deben ser retomadas una y otra vez por un movimiento de errancia. Recalcati, Massimo. El complejo de Telémaco: Padres e hijos tras el ocaso del progenitor (Argumentos nº 468) (pp. 113-114). Editorial Anagrama.

 Robbie no se convierte en la versión exitosa de su padre (no es Sinatra), pero tampoco renuncia al sueño artístico que este le inculcó. La reconciliación ocurre cuando el deseo del otro se hace singular en uno.

 

My Way: For what is a man

Soy un artista, tal vez sea cabaret, pero de clase mundial.

 Tras ese primer momento de reconciliación con su padre - donde el reconocimiento paterno ("eres uno de los dioses") podría haber cerrado heridas - la canción toma un giro revelador. Mientras Williams entona las últimas estrofas, la cámara descubre entre el público a sus alter egos, esos fantasmas de inseguridad que lo observan con mirada superyóica. La película nos muestra entonces el verdadero encuentro final: reconciliarse no solo con la expectativa del padre, sino a mirada internalizada que siguen dictando qué significa "triunfar".

Williams canta con una mezcla de vulnerabilidad y firmeza: "He amado, reído y llorado / he tenido fracasos, mi parte de derrota... / Y llega a retar preguntando a los dobles que lo desaprueban "¿Qué es un hombre? ¿Qué posee en verdad? ¿Si no es a sí mismo? Entonces no tiene nada/ Decir lo que realmente siente, no palabras de quien se arrodilla sumiso/La historia dirá que soporté los golpes, y lo hice a mi manera.” Ante esto eso dobles comienza a sonreír. La secuencia culmina con un plano simbólico: el Robbie adulto mirando a su yo de 12 años - ese niño que cantaba por puro placer con su padre, jugaba libre con su madre y aprendió de su abuela que era amado en sus rarezas. Williams agradece a su madre por siempre estar a su lado y a su abuela por seguirlo amando y hacer que quiera seguir siendo ese niño que quería entretenerla.

Al final, el héroe celebridad celebra el arte y el amor y no la fama o el éxito. Se revela como un actor subversivo del culto al éxito al no demostrar el rendimiento sino la pasión por crear. Y más aún, la forma singular de Robbie Wiliams demuestra que el artista entretiene desde el juego y el humor, la única estrategia que vence al superyó según Freud al no proteger de forma sagrada la imagen del yo sino reconocerla como algo raro, divertido y mono.