martes, agosto 28, 2007

¿Dónde está el chiste de los Simpsons?
Héctor Mendoza

El chiste de los Simpsons funciona solo como parte no tanto como un todo. Como muchos otros fans de los Simpsons fui a ver la película (The Simpsons Movie, 2007) con reservas ¿realmente es necesaria una película de una serie de televisión que solo terminará como un capítulo largo? Saltando el problema principal de que lo Simpsons ya no son como en los “viejos buenos tiempos” el problema de la película de la Simpsons es que ofrece lo que no se debería de ofrecer, el objeto de deseo de los fans.


Juguemos al “¿qué tal si…?” ¿Qué tal si los Simpsons hubieran sido llevados al cine con actores y no en animación tradicional? ¿Qué tal si hubieran sido llevados en imágenes generadas por computadora? Los primeros que hubieran alzado las voces hubieran sido los fans puristas que devorarían la película buscando el menor error de adaptación. ¿Qué genera el desencanto, la flojera casi rayando a la indiferencia, de ver la película de los Simpsons? Justamente que recibamos lo que buscábamos. Al recibir ese objeto que pedimos lo que perdemos es el objeto sublime que tanto clamamos, el velo, el carácter fálico, el objeto como evanescente. La prueba esta en los regalos. Cuando recibimos como regalo algo que sabemos que es porque nosotros mismos lo pedimos existe una pequeña decepción, el encuentro con un objeto anal. Recordemos las pequeñas peleas entre compañeros de trabajo que resultan de un convivio de intercambio de regalos. Cada persona apunta en una lista su nombre y deciden, después de un sorteo, regalar a otro compañero un regalo se encuentra en un rango de dinero establecido (por ejemplo: 200 a 300 pesos). El problema viene cuando, después de empezar a dar los regalos y, obviamente, esperar el que le toca a uno mismo, cada quien se pone mezquino, inspeccionando inmediatamente si el regalo recibido realmente vale lo acordado. La parte divertida y que sostiene ese intercambio, es el momento de misterio donde no sé quién me iba a regalar o la cara de aquel que le voy a regalar (¿quién estuvo pensando en mi?). Recordemos la definición de Lacan "El amor es dar lo que no se tiene a alguien que no quiere eso" (Seminario 12. Clase 12. 17-03-65). Así, en el juego de los regalos amorosos, un regalo es más romántico en tanto más inútil es para el otro[1].

Muchos de mis amigos que han visto la película concuerdan en un punto “No es la gran cosa pero tiene sus momentos”[2]. Esos momentos son los importantes. La primera escena es magistral cuando Homero hace el chiste de burlarse de los espectadores. La familia Simpson esta en el cine viendo una película de “Tomy y Daly” (Itchy and Scratchy), Homero se empieza a quejar de la película diciendo “¿Por qué voy a pagar por ver algo que lo puedo ver gratis en la tele?” La risa solo se produce en los espectadores al escuchar en boca de Homero las mismas dudas que produce la misma película. Un segundo momento es cuando Bart está escribiendo los “no debo…” de castigo en el pizarrón de la escuela solo que en esta ocasión escribe “No bajaré ilegalmente esta película”. Ese humor es el que hizo famosos a los Simpson y que se tambalea en la película por no arriesgar demasiado. Este demasiado era hacer una película que no pareciera película. El problema es cuando se comprometen a la historia de l filme y no a los chistes de los Simpsons. Al momento que Springfield no se relaciona con ningún estado de USA es el reflejo de la familia del capitalismo. Pensemos en uno de los primeros capítulos de los Simpson donde Homero, un padre torpe pero todavía no reducido al retrasado y desecho que ha terminado, trata de tener una mejor familia sometiéndola a un terapia anunciada en la televisión que lo lleva a esa frase impactante “¿Cuándo aprenderé? La respuesta a los problemas no se encuentra en el fondo de una botella, sino ¡en la televisión!”

Los Simpsons han perdido su chiste cuando dejaron de ser una familia parodia y se convirtieron en La Familia Simpson, con una mitología que respetar, etc. ¿Por qué no jugar más cuando sabemos que han pasado más de 13 años y Bart sigue siendo niño? ¿Por qué un final de salvación de un pueblo y no una parodia de distintas películas? Un dato puede mostrarnos como llegamos a nuevos momentos en los Simpson. En uno de los últimos especiales de noche de Brujas aparece una parodia de “La guerra de los mundos” tanto de la obra de Wells como el programa de Orson Welles. Al final del episodio los aliens atacan y vemos a Springfield en ruinas. Vemos a los dos aliens discutiendo “Tal vez no fue tan buena idea liberar a los humanos”. En varios sitios de Internet circulo una versión original, sin censura por parte de la Fox. En esta versión sin censura escuchamos que el dialogo entre los aliens continua después de la frase anterior “si, nos va mal como en Irak”. Las voces pensantes se alzaron diciendo, ¡Censura por la FOX! Me parece que aquí se da la misma sensación de los cinéfilos, me cuento entre ellos solo que más como cinero que como cinéfilo, cuando corren a ver en el dvd las escenas borradas. Lo que se descubre es la gran sorpresa de ¡entender porqué las borraron! Por que no servían. Pasan de oro puro a mierda. Es decir, el triunfo de los Simpson es justamente que en la impureza de la parodia, con y a través de la censura como lo descubre Freud en su artículo “sobre el psicoanálisis silvestre”, que se puede hacer mejor crítica de la situación de la “liberación de Irak”.

Como este escrito me empujó un comentario en este blog, espero más comentarios para continuarlo, es decir, como dijo Maggie “¡Secuela!”.

[1] El ejemplo que conocemos parecido a los ejemplos de Freud en “Psicopatología de la vida cotidiana” es el de un hombre que busca desesperadamente un regalo para una chica y finalmente se decide por un disco. Después de envolver el regalo piensa en otro disco, por lo que decide regalar los dos. Finalmente hace el regalo para llevarse una sorpresa. La chica le agradece el regalo pero le hace saber que el segundo disco ya lo tenía. El hombre se pregunta a sí mismo ¿qué me hizo pensar que podía ser un regalo adecuado si justamente sabía del disco por ella? La respuesta esta en el propio gesto que establece a ese disco en algo más que un disco, incluso podemos suponer que la chica no lo usa.
[2] Mi hermano lo dijo muy bien “Debió terminarse cuando aparece la frase continuará”.

domingo, agosto 19, 2007

El giro de los 360 grados
Héctor Mendoza

“Sirvienta: ¡Ahí están mmm y mmm!
Jorge Bueno: ¡¿Y quién es mmm y mmm?!
Sirvienta: Pos esa gente que no se puede prenunciar en esta casa.”
Dos tipos de cuidado. Dir. Ismael Rodríguez.

Un mecanismo inquietante es el de la represión. En estos tiempos hablar de la represión parece estar reprimido. Pensamos en tiempos donde la más sencilla regla como el uso de los billetes tiene que pensarse en términos de abuso y violencia, el paradigma de la victima. ¿No estaremos provocando más victimas?

Un comercial parte de una campaña del Banco de México es una muestra de cómo se habla ahora. En la radio se escucha una voz masculina que dice “Yo soy José María y he sufrido abuso. La gente me maltrata, me daña. Yo Soy José María Morelos, el del billete de 50”. Después escuchamos otra voz que nos recomienda “No abuses de los billetes. No los rayes, no los rompas, no los engrapes”. Podemos entender que a la institución del Banco de México le interese que no se dañen los billetes debido al gasto que eso genera a la nación y que la forma de “darle voz a la queja” del billete es solo una estrategia novedosa, es justamente por esto que la podemos tomar como una formación del inconsciente. Esta campaña nos habla de una forma de ejercer el poder y los sujetos a los que se dirigen. ¿Estaremos en la propia generación de víctimas?, es decir, ¿No será que se provoca justamente eso que se intenta evitar? Por otro lado, si genera un problema de gasto a la nación ¿por qué no tomar una medida diferente? Podemos pensar en una campaña donde se mencione que los billetes dañados generan ese gasto y que no se aceptarán como objeto intercambio en los bancos, es decir, resaltar su carácter de obsoletos, de pérdidas. En lugar de esto tenemos que pensar en los billetes como personas y genera una ética del buen trato a los billetes donde podemos terminar diciendo lastimeramente “¡ellos también tiene derechos!” Lo anterior nos lleva al denominado Superego postmoderno del que habla Slavoj Žižek:

“Esta reflexivización deteriora la noción del sujeto pos–moderno libre de elegir y reformar su identidad. El concepto psicoanalítico que denomina el corto-circuito entre la represión y lo que se reprime es: superego. Como Lacan enfatizó una y otra vez el principal contenido del mandato del superego es: ¡Goza! Un padre trabaja duro para organizar una excursión de domingo que se posterga una y otra vez. Cuando finalmente se lleva a cabo, está harto de todo y les grita a los chicos: ¡Ahora mejor que se diviertan! El superego trabaja de una manera diferente a la ley simbólica. La figura paterna que es simplemente ‘represiva’; a modo de autoridad simbólica les dice a los chicos: ‘Tienen que ir al cumpleaños de la abuela y portarse bien aunque se aburran a muerte, no me importa lo que quieran, tienen que ir’. La figura del superego, en contraste, le dice a los chicos: ‘Aunque saben cuánto la abuela quiere verlos, sólo tienen que ir si realmente quieren, si no quieren ir, se pueden quedar en casa’. La trampa que realiza el superego es que parece que le ofrece a los chicos una elección, cuando cualquier chico sabe que no se le ha dado ninguna elección, en absoluto. Peor que eso, está recibiendo una orden y se lo dicen con una sonrisa al mismo tiempo. No solamente: ‘Tú debes visitar a tu abuela, no importa lo que quieras ’. Pero: ‘Tú debes visitar a tu abuela y tienes que estar contento por eso’ El superego ordena gozar haciendo lo que tienes que hacer. ¿Qué pasa después de todo si el chico toma esto como si fuera una verdadera elección y dice: ‘no’? El padre lo va a hacer sentir horriblemente mal: ‘¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Qué hizo tu abuela para que no quieras verla? ‘Tú puedes cumplir con tu deber porque debes’, es como Kant formuló el imperativo categórico.”[1]

Lo interesante de este ejemplo de Zizek, además de la cotidianidad, es la construcción de un cierto objeto amenazante en la aparente libre elección. Lacan ya había reconocido esa relación entre eso que reprime y el objeto reprimido siguiendo los pasos de Freud.

“Lo que cae bajo la acción de la represión retorna, pues la represión y el retorno de lo reprimido no son sino el derecho y el revés de una misma cosa. Lo reprimido siempre está ahí, y se expresa de modo perfectamente articulado en los síntomas y en multitud de otros fenómenos. En cambio, lo que cae bajo la acción de la Verwerfung tiene un destino totalmente diferente.” [2]

Aquí Lacan es muy preciso cuando este retorno de lo reprimido opera sobre su propia consistencia. La propia estructura, el mismo sistema de represión genera el quantum de peligrosidad de eso que reprime.

“La sublimación se nos representa esencialmente como diferente justamente de esta suerte de economía de sustitución, que es aquella donde habitualmente se satisface la pulsión en tanto es reprimida. El síntoma es el retorno por vía de sustitución significante de lo que está al cabo de la Trieb, de la pulsión, como su fin. Y es aquí donde la noción y la función del significante adquiere todo su peso y su alcance: es imposible distinguir de otro modo lo que Freud considera como el retorno de lo reprimido, de lo que lo distingue como modo de satisfacción posible de la pulsión, es decir, esta paradoja de que la pulsión pueda encontrar su fin en un lugar diferente del que es su fin, y sin que se trate allí, de esta sustitución significante que es la que constituye la estructura sobredeterminada, la ambigüedad, la doble causalidad fundamental de lo que llamamos el compromiso simbólico.”[3]

Los ejemplos amables que se nos ocurren son de dos historias que han sido llevadas, para no perder la costumbre, al cine. Aparentemente estamos frente a dos historias que no tendrían punto de semejanza cuando consideramos “La Aldea” (M. Night Shyamalan's The Village, 2004) y la serie creada por J. K. Rowling “Harry Potter”. Sin embargo el objeto de conflicto es llamado de la forma más tradicional, ya sea “aquellos de los que no hablamos” (Those We Don't Speak Of) en la Aldea o “aquel que no debemos nombrar” (He Who Must Not Be Named) en Harry Potter. Si empezamos con la preguntas ingenuas se impone la obvia ¿Por qué no se habla de ellos? Las respuestas son varias. En la Aldea conocemos al final una solución paranoica, se trata de una suerte de engaño por parte de los patriarcas, mantenerlos en la ignorancia y controlarlos. Una cosa es bien sabida en la clínica “piensa mal y acertarás” a lo que podemos agregar “por eso no hay que pensar mal”. Así, no hay posibilidad de clínica psicoanalítica, de trabajo desde la palabra si de entrada se sospecha “mala leche” en la palabra de aquel que habla. Si se considera el daño, la mala jugada es considerar un metalenguaje, una clase de Otro del Otro. La lección psicoanalítica es que busquemos, si nos están mintiendo, en la misma mentira.

En el caso de la Aldea vayamos a las razones “manifiestas” de la comunidad para “no hablar de ellos”. Ante esto la respuesta sencilla puede ser “para que no cunda el pánico”, “para no estar preocupados” y “para no alterar el orden público”. ¿No estamos de repente con la misma “verdad incómoda” de los patriarcas? El estilo de M. Night Shyamalan se ha distinguido por lo que llaman los críticos de cine el “giro de tuerca”. ¿En qué consiste este giro? Aparentemente es un giro de “180 grados” y cambiamos de rumbo completamente. Sin embargo, el verdadero giro es de “360 grados” ya que lo único que hace es revelar que todo el misterio siempre ha estado en la exacta posición donde estamos, lo que nos revela es lo excesivamente presente que estuvo el objeto de nuestros deseos dramáticos.[4] El gran secreto de los patriarcas de la Aldea es que ellos se conocieron en un grupo de apoyo a familiares de victimas de violencia que idean una manera para “vivir mejor”, en un “mundo sin violencia”. La idea es recluirse en una especie de mundo idílico de la “edad de la inocencia”, muy al estilo de las sociedades que se caricaturizan los días de acción de gracias, con el pequeño inconveniente (objeto i minúsculo) que lo único que puede cohesionar este mundo “libre de violencia” es generar la amenaza constante de criaturas a las que se teme, es decir, construir el propio objeto de angustia que los mantiene como víctimas.

Llegamos a un objeto, un lugar prohibido y lleno de misterio. ¿Qué mejor introducción para hablar del ominoso Real lacaniano? Recordemos la definición clásica de Real como “aquello que resiste la simbolización”. ¿Qué puede ser eso que no puede ser “pintado por el color de la simbolización”, lo más ridículo sería pensar en una cosa gris que se le “resbala la pintura” sin considerar a la pintura misma. Así, el Real es campo generado por el propio vacío que permite la simbolización, que la causa.

Podemos vincularlo con objeto que son más en ellos mismos que ellos mismos. Pensamos en el objeto a minúscula, que muchas veces se piensa como un objeto de deseo y no en la causa del mismo. Ya Lacan había advertido de la problemática de pensar en las causas y los efectos muy al estilo del obsesivo. Más que un lugar de partida y un objetivo en el horizonte donde el síntoma es el trayecto, el objeto causa de deseo es el trayecto mismo, de ahí que se desnudez sin el velo fálico solo pueda producir angustia y horror.

He de confesar que uno de mis placeres culpables fue ver por algún tiempo el programa matinal “Viva la mañana”, en especial su sección estrella que es “La mesa de Adame”. Me deleito y recuerdo mis tiempos de adolescente cuando veía el programa de Nino Canun “Y... ¿usted que opina?”. En “Viva la mañana” los presentes en la mesa se prestan al juego del tema empezando por el conductor y productor de la emisión, el “en otro tiempo” galán de telenovelas, Alfredo Adame. Ante estos programas que se presenta de un modo informal y se prestan a los temas considerados alternos o no serios, ¿no nos encontraremos ante el reverso de la ideología actual? ¿No será justamente ahí donde vemos los elementos de la fantasía que le da forma a la vida cotidiana? ¿No será “viva la mañana” el placer culpable, el síntoma, de la televisión matutina mexicana? ¿Estará en el reverso de la programación de people and arts y discovery channel “la mesa de Adame” como el hijo no reconocido?

En época de vacaciones escolares los temas recurrentes son los fantasmas y los ovnis, además de sus variantes, las casas embrujadas, los duendes, las hadas, los ángeles, los juguetes embrujados, las posesiones, los mensajes de los extraterrestres, las profecía, etc. Incluso el señor Adame, advertido de esto, presenta el tema diciendo “Y aprovechando que los niños están todavía de vacaciones y porque lo pidieron, vamos a seguir hablando de los últimos videos de fantasmas”.

Hasta aquí podemos lanzar la hipótesis de que estos programas y estos temas suplen las leyendas e historias que los amigos o los parientes “del rancho” nos recordaban. La tradición del pensamiento mágico tenía la función de hacer comunidad. Puede haber gente que me interpele aquí y diga “¿A poco no crees que haya cosas como espíritus y ovnis que se salen de la explicación de la ciencia?” Lo que me llama la atención de estos programas es que fallan en el momento que, por la modalidad de panel, se produce la ilusión que el diálogo de las distintas partes llevará a aclarar el punto. Ese, “hablando se entiende la gente” no le da lugar al malentendido lo cual trae que se vuelva una lucha de poder de convencimiento. Por otro lado, otra ingenuidad, es creer que los discursos de los chamanes, ufólogos, angelólogos, santeros y demás expertos en lo paranormal están fuera de la ciencia. De hecho todos se auto-nombran investigadores. Por lo anterior, un personaje que me resulta de interés, por su constancia y papel es el Escéptico. La mesa cambia de panelistas dependiendo del tema que, aunque abarque lo paranormal, no todos son expertos de las diversas vertientes de ese hecho sin explicación científica. El que no cambia, el experto en todos los temas, es el escéptico. ¿En qué es experto? En la introducir la duda-queja-burla al decir cosas tales como “¡Pero no se ve nada en ese videillo! ¡Es pura sugestión! ¡Está comprobado que eso fue un fraude!” Su función es el de esa crítica incómoda que lo constituye como necesario y objeto de las llamadas del amable público. Tal como si el escéptico como representante de la ciencia dura y políticamente correcta se dijera “¡Qué hemos creado!”

Cerremos con un último ejemplo proveniente de lugares familiares, nuestras escuelas y un fenómeno que se ha considerado actual problema de salud: el Bullyng. Transcribimos la primera parte del artículo de portada de la publicación local “La Rocka”:

“Bullying
INFeliz regreso a clases
El término en inglés “bullying” está de moda: se refiere al hostigamiento que sufren niños, adolescentes y jóvenes por parte de sus compañeros de clase. El “bullying” parece muy normal porque la crueldad entre los condiscípulos ha existido desde que se inventaron las clases, pero hoy se sabe que tiene consecuencias serias, y a veces muy graves. Asistir a la escuela se convierte en un infierno cuando se debe estudiar entre burlas; apodos, insultos y amenazas; o también golpes, robos y hasta agresiones sexuales. “La violencia en las escuelas aumenta alarmantemente”, apunta la ONU en un comunicado emitido en junio pasado destacando que, en esta nueva problemática de salud pública, todos hemos sido víctimas o victimarios.”
[5]

Lo primero que debemos resaltar es que estamos frente a un fenómeno que ya es una problemática de salud pública por lo que debemos rechazarlo o minimizarlo solo como casos aislados. Incluso el que comience diciendo como parte de la moda nos remite al lugar simbólico de existencia del “se dice”. Dentro de la publicación se desarrolla la nota de esta manera por Mario Nuñez:

“Aunque la crueldad entre los compañeros de clase existe desde que se inventaron las escuelas, este año la palabra en inglés “bullying” está de moda gracias al Internet que sobrepasa las aulas y exhibe el hostigamiento entre niños y adolescentes en ojos de todos. Ante la avalancha de sitios cargados con textos y videos hechos para molestar al prójimo, Nuevo León empieza a reaccionar sobre el tema que los países desarrollados abordan desde los años 70. Diez de cada 100 estudiantes de preparatoria sufren agresiones en Monterrey, revela un estudio. Mientras la Secretaria de Educación anuncia que este ciclo escolar arranca su recolección de estadísticas sobre una situación que considera bajo control en Latinoamérica la UNICEF y hasta MTV manifiestan su preocupación ante los públicos masivos. “La violencia en las escuelas aumenta alarmantemente” apunta la ONU en un comunicado emitido en junio pasado destacando que, en esta nueva problemática de salud, todos hemos sido victimas y victimarios.”[6]

La primera interpretación tendrá que recaer en la repetición ¿Qué nos dice el hecho de reconocer que “la crueldad entre los compañeros de clase existe desde que se inventaron las escuelas[7]”? Si el hecho del hostigamiento y la crueldad es parte de la convivencia en la escuela ¿qué ha cambiado entonces que se pasó de la raya? Por un lado están esas buenas estrategias en torno al control de la ira y el manejo de la frustración. Siguiendo lo expuesto arriba, existe el riesgo de provocar lo mismo que se intenta detener o, peor aún, que explote en la cara el objeto pulsional de la víctima.

El Bullying es parte de una nueva forma de establecimiento de las relaciones eróticas en la escuela. Maestros y alumnos se presentan bajo una nueva manera de interacción. Antes de culpar a alguna de las partes debemos tomar al “Bull” por las astas y ver porqué pica. La posibilidad de eludir el problema de la víctima y el victimario es reconocer qué objeto los constituye, cual es el acto que los hace ser lo uno o lo otro. A la manera psicoanalítica que reconoce el fenómeno de la transferencia ¿qué se establece, mantiene y sostiene entre los personajes del Bullying?, es decir, ¿Dónde está el tercer elemento que constituye la relación entre esos dos? Así como en el caso de los billetes ultrajados, el Banco de México no asume su posición de regulador del goce que el objeto pulsional convoca, esa violencia en las aulas ¿no exhibe al tercer implicado?

[1] Slavoj Zizek "Tu Puedes": Slavoj Zizek escribe sobre el superego posmoderno. Extraído de LRB, Vol.21 N. 6, 18 de marzo de 1999. Traducción para Antroposmoderno de: Michael McDuffie Correción: Josefina Monteys New York. Agosto de 2000.

[2] Jacques Lacan. Seminario 3. Las psicosis. Clase 1. Introducción a la cuestión de las psicosis. 16/11/1955.

[3] Jacques Lacan. Seminario 7. La ética del psicoanálisis. Clase 8. El objeto y la cosa. 20/01/1960.

[4] El efecto de sorpresa de los 360 grados devela el objeto causa. En Sexto sentido, aquel que le puede ayudar a enfrentar a los fantasmas se trasforma cuando por fin voltea a ver lo único que no veía, el objeto mismo que ve, él mismo. La frase del final de El Protegido “Me llamaban el Señor Vidrio” revela lo que los espectadores ya veíamos, que todas las escenas con ese personaje empiezan al inverso ya sea por un espejo o de cabeza. En Señales, el giro es voltear a ver que no viven cerca de unas señales sino que viven entre las mismas señales (el agua, el bat, el asma, etc.) Dejemos para después a la Dama en el agua.

[5] La Rocka, Agosto 2007, Segunda quincena No. 59. Año V, Monterrey, Nuevo León. Portada.

[6] La Rocka, Agosto 2007, Segunda quincena No. 59. Año V, Monterrey, Nuevo León. Págs. 16 a 18.

[7] Esa frase “desde que existen las escuelas” ¿nos invita a empezar el análisis del fenómeno en el libro “Vigilar y castigar” donde el nacimiento de la prisión coincide con el de la escuela?

miércoles, agosto 08, 2007


TRANSFORMERS
Más de lo que ves

Por Héctor Mendoza

Ella: “Has de pensar que soy muy superficial”
El: “No, creo que eres más de que está a simple vista” (“You are more than meets the eye”)

Transformers (2007) Michael Bay.

En la recién estrenada película de Michael Bay “Transformers” encontramos una singularidad, su objeto de inspiración. No aparece en los créditos “Basada en el comic creado por…” o “Basada en las caricaturas de…” Ni “la novela” o siquiera “los personajes creados por…” sino “basado en los juguetes de Hasbro”. La historia de estos robots extraterrestres que luchan en la Tierra con la habilidad de trasformarse en vehículos y objetos para disfrazarse tiene la particularidad de una inversión a la fórmula clásica, en lugar de existir una historia (comic, caricatura, etc) y luego los juguetes promocionales, primero existieron los juguetes (podemos decir los personajes físicos) y luego el conflicto entre los Autobots y los Decepticons (la historia fantástica). Aprendamos la lección para el psicoanálisis que brinda este origen excepcional, ¿qué acaso no nos avienta a la cara el origen de las fantasías? Lo mismo sucede cuando de una historia sin historia, de una película donde se buscan los efectos especiales se necesita crear un universo que lo sostenga sin ser una película completamente generada por computadora.

Ahora bien, veamos lo que esta detrás de esta típica “guerra entre el bien y el mal” buscando, como indica el psicoanálisis, justamente adelante. ¿No es acaso la película típica de niños de más de 18 al más puro estilo del club de Tobi? Transformers pertenece a ese género fantástico-palomero donde la chica le dice a su novio-esposo-hombre “¡Ve a verla tu con tus amigos porque a mi no me llama la atención!” Michael Bay, conocedor del género, añade una serie historias que sostienen la “guerra de los Transformers”. Detengámonos en eso que es más de lo que vemos, ¿Dónde? Justamente en lo que vemos, las historias alternas, y propongamos la tesis de que cada una de estas historias alternas; el chico que tiene su primer auto, los militares, sus amigos y familias, los hackers; son las manifestaciones en la realidad que son sostenidas por la fantasía de los Transformers al ser manifestaciones de la masculinidad, en especial de un término freudiano: la castración.

Vayamos a la historia principal, aquella que sirve para que el espectador se identifique; ya que como no es fácil identificarse con un robot alien; se necesita un alien cercano, en este caso el chico adolescente que vive en los espectadores. ¿No estamos frente al cliché de niño que juega con sus carritos? El joven protagonista tiene un plan, busca una chica pero, para tener una chica, primero debe tener un auto, como lo sabe todo aquel que va a las carreras o exhibiciones de autos; habrá máquinas y mujeres. Obviamente estamos en la ideología masculina machista pero no deja de resultar interesante en el sentido de abrirnos la posibilidad de saber sobre el tema que la constituye, la castración simbólica.

¿Cómo surge la castración? Para empezar debemos reconocer la propuesta lacaniana cuando nos habla de que la llamada primera relación de objeto que establece el niño, Niño y Madre, esta no esta constituida por dos elementos sino por tres; Niño, Madre y entre ellos el Falo. Esto toma otro carácter cuando aparece el padre en escena el complejo de Edipo propiamente dicho donde el padre se vuelve el portador del falo. Mientras antes se podía ser el falo, con el padre en escena, el falo se convierte en algo que se tiene o se porta y por ende, en algo que se puede no tener o perder.

El acierto de la película Transformers es el devolver un cierto rito de iniciación en algunos sectores de la población, el primer auto del joven adolescente. Uno de los chistes de la película se los lleva el padre del joven. Cuando lo lleva a comprar ese primer auto, símbolo de la ansiada independencia con respecto al seno materno, el padre recuerda que tiene que ser prácticamente una chatarra, aún y cuando el padre tenga el dinero suficiente para comprarle algo mejor. ¿No estamos acaso frente a una presentación de la castración simbólica y solución del sepultamiento del Edipo en este acto ritual de la adquisición del primer auto? Así, este auto viejo y destartalado transforma al héroe de la película.

La película nos presenta diversos personajes con los que el espectador que se conecta con esta premisa básica de castración simbólica masculina se puede identificar. La segunda historia importante es la de los militares. ¿Qué constituye en un filme del terreno militar? Michael Bay lo muestra hasta el cansancio: el respeto a los códigos. Esto lo vemos desde los uniformes, los procedimientos tácticos, los rangos y más performativamente el habla en clave “Lancen la lluvia” “sierra tango lo tenemos en 10 menos 15” “Afirmativo, águila a nido, tenemos visual” “(Secretario de defensa) Afirmativo código verde, (Coronel) código verde, (Oficial) código verde”. Así nos encontramos la máxima expresión de la castración simbólica, donde alguien ES solo por el protocolo.

Así lo comenta Slavoj Zizek en el apartado “On simbolic castration” en el DVD de la película de Astra Taylor “ZIZEK!” (2005)

“Para Lacan, el falo es el significante de la castración, literalmente. Así, tener el falo es, en la lógica simbólica, estar castrado. ¿A qué se refiere con esto Lacan?… De una manera más radical, cuando Lacan habla de significantes, el falo como significante, se refiere a algo diferente. Imagine un rey, o un juez, ¿cómo funcionan? El juez corrupto o rey que es un gordo estúpido si lo abstraemos de su poder lo que encontramos es que un tipo estupido ordinario. En el momento que el este rey, juez, o cualquier otra figura de autoridad, un maestro o lo que sea; en el momento que el porta la insignia de poder, el cetro, la corona, etc., es ahí donde reside su transformación en una figura de poder. De repente hay un aura de poder. Aquí es donde podemos ver de una manera sencilla cómo, para Lacan, el poder fálico y castración son corolarios, se correlacionan. Aquí ¿Dónde está la dimensión de la castración? Precisamente en este espacio (“gap”, vacío, falta) radical entre tu como simple individuo y este elemento que no eres tu, sino algo adjunto (“atach”, sujeto, atribuido) a ti, externo, que te confiere poder. No eres tu el que tiene poder, es el símbolo, el significante para ser más precisos. El cetro, la corona, etc., es lo que te hace ser poderoso. Así que, para ejercer el poder, se tiene que aceptar esta alienación, que no eres tú el poder sino que está allá, en eso; en un elemento que originalmente no eres tú, que circula a tú alrededor, que se te puede quitar, etc. Aquí llegamos a la conclusión loca, pero, me parece, correcta de Lacan, y es que en la economía sexual simbólica, el falo funciona exactamente de la misma manera. La mejor manera de imaginar el falo no es, si eres un hombre, la parte central más intima de tu cuerpo, “donde en el momento del orgasmo realmente eres”, no. Es algo que metafóricamente, y literalmente, esta pegado a tu cuerpo, es algo que es un exceso, que no “cuadra” (“not fit”, no embona, no queda bien) en tu cuerpo. Imaginen el falo como una especie de cetro real, algo que esta adherido a ti pero que es originalmente un órgano sin el cuerpo. El estado original de falo es este momento externo cuando se encuentra separado de ti mismo, estás alienado a él pero, al mismo tiempo, puedes ejercer poder sexual solo a condición de aceptar esta separación."


Una escena de la película nos viene a la mente. Después de ser capturados por una fracción secreta del gobierno, son rescatados el joven protagonista y su “interés amoroso” por el líder de los Autobots, el imponente Optimus Prime, lo que provoca que uno de los captores se queje con el joven diciendo algo como “¡te aprovechas porque esta tu amigo robot!, ¿verdad?” Los Transformers funcionan como estos significantes fálicos insignias de poder y simultáneamente de castración. Obviamente que el escenario del héroe esta presente pero ¿qué es “el camino del héroe” sino el sepultamiento del Edipo que se logra vía el reconocimiento de la castración simbólica y su corolario la introyección de la ley?

Pensemos incluso en los personajes “de relleno”, esos personajes que son importantes justamente por su carácter de no importancia. Tenemos el cómico hacker, único capaz de penetrar y descubrir el plan de los Decepticons. Ese “solo hay un hombre capaz de hacerlo” es al mismo tiempo una especie de nerd aniñado que riñe con su abuela, es adicto a los video juegos, cobarde y vulgar. ¿Hay una ironía aquí? Si, que ese personaje es un chiste que desnuda una verdad, ¿Cómo se logra un ser súper-experto, una autoridad, en el mundo cibernético sino es con alguien adicto a los videojuegos que se refugie cuyos dominios sean lo cibernético como efecto de su inmadurez e imposibilidad de relacionarse en el defectuoso mundo no cibernético? Es interesante cuando se plantea la idea de algún superdotado, léase, alguien que posee excesivamente el falo, por lo general en su figura o en su presencia hay una carencia física, excesivamente notable, efecto de su sobre-poder. Es la lógica del héroe trágico. Recordemos dos figuras ficticias el profesor Charles Xavier de los comics X-Men y el Doctor House que da nombre a la serie televisiva. ¿Qué comparten ellos? Dos rasgos, por lado su sapiencia, su exagerado saber/poder y por el otro su discapacidad (rehusamos el término capacidad diferente o especial al ser una suerte de desmentida de la castración perversa).

Aquí llegamos al acierto final de la película Transformers, la única manera de vencer al líder de los malos, poderoso y despiadado, es dándole excesivamente ese objeto de poder al punto de la muerte.

Terminemos con los verdaderos héroes de la historia tanto así que las escenas finales les competen, los padres del protagonista. La escena es por demás predecible y justamente por eso es efectiva. El protagonista y su chica buscan los lentes de su antepasado para los Autbots (¿McGuffin Hitchcockiano?) en el cuarto de su casa. Lo enormes robots están esperando en el patio trasero y los padres del joven sospechan que algo anda mal. Se crea la típica escena de comedia de situación, a saber, entrada y salida de personajes que se ocultan y la aparición de situaciones de disimulación. En cierto momento los padres entran al cuarto de su hijo y le preguntan “¿Qué pasa? ¿Por qué estás sudando?” El chico preocupado por la posibilidad de que los padres descubran a los robots responde en un ardid de disimulación “No pasa nada, soy un adolescente por eso estoy sudoroso y huelo mal”. Los padres detectan, al recibir la respuesta correcta por parte de su hijo, ahora ya saben que algo esta mal. La madre le pregunta “¿Te estabas masturbando?” Ahora no solo el hijo esta apenado porque en el cuarto, escuchando todo, se encuentra la chica que le gusta, sino que el propio padre se angustia y reclama a su mujer a lo que ella responde “No tiene nada de malo ¡Bueno! Podemos decir “tu tiempo especial” o “tu tiempo feliz”. Finalmente la atractiva jovencita se muestra ante los padres que suponen que ella es el “objeto” que oculta su hijo. Muy a la Freud cuando comenta sobre la queja de un tipo a otro “¿Por qué me dices que vas a Yugoslavia para que crea que vas a otro lado cuando en realidad vas a Yugoslavia?, podríamos decirle a los padres “No se confundan “creyendo” que es la chica el objeto que oculta su hijo para que después descubran que son los robots ya que justamente ES LA CHICA ese objeto”. Cerremos este escrito con una última pregunta ¿qué nos dice el filme sobre la lógica de la masturbación en el adolescente y su paralelo con esos carritos con los que juega en términos de la castración simbólica y la independencia?